Jaipur es la ciudad de los edificios de arenisca roja. Las vacas pasean tan tranquilas por sus calles. Una se me dirigió hacia mí y le tuve que hacer un requiebro. Caminar por las calles de Jaipur mezclados con el tráfico, los rickshaws y la gente, es toda una experiencia. Entramos por callejuelas en las que había tiendas de tejidos, imprentas, papelerías, especias, puestos de bolas de azúcar, pequeños electrodomésticos, máquinas de coser, pañuelos de seda, pulseras y colgantes. El corazón de la ciudad es la llamada Ciudad Rosa (por el color de sus casas). Aquí están el Observatorio Astronómico y el Palacio de la Ciudad.
Cenamos en Laxmi Mishtahn Bhandar. Allí probamos Mix grill sizzler (cordero y pollo a la parrilla) y Zeera aloo (patatas especiadas). Todo ello acompañado de un lassi (batido de leche con cardamomo y pistachos). A la salida del restaurante, vendían dulces y caímos en la tentación de comprar alguna que otra delicia. Está situado en Johari Bazar y data de 1954. También vimos curiosos paseantes portando unos raros objetos colgados de un palo.
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