
Fundado en Budapest por Henrik Kugler en 1858 en la plaza József nádor, es en el año 1870 cuando decide trasladarse a la céntrica plaza Vörösmarty. Fue el inventor de la confitería lista para llevar y su local el punto de encuentro de numerosas personalidades políticas y artísticas. En París conocería al pastelero suizo Emile Gerbeaud y en 1884 le ofreció ser su socio y además de poner en sus mostradores deliciosas creaciones (bombones de licor o biscuits) le dio el aire decorativo de maderas nobles, mármol, bronce, techos estucados, candelabros, lámparas y sillas rococó estilo Luis XV. A finales del siglo XIX trabajaban allí unas 150 personas y, como había espacio para aparcar los carruajes de caballos, se convirtió en el sitio ideal para reunirse la gente. Además de los clásicos Dobos torta (capas de bizcocho y chocolate finalizando con una lámina de caramelo) o Esterházy torta (capas de clara de huevo, almendras, harina y mantequilla y dibujadas encima líneas de chocolate negro) acompañados de un capuccino o de una copa de vino tokaji (vino blanco dulce), puedes encontrar allí bombones que te los colocan en unas estupendas cajas para llevar. El café Gerbeaud es una experiencia para disfrutarla con calma, un viaje en el tiempo hacia los fastuosos ambientes austrohúngaros, un capricho dulce y romántico.