martes, 30 de abril de 2019

Argamasilla de Alba


En Argamasilla de Alba (Ciudad Real) se cree que fue donde Cervantes empezó a escribir El Quijote. Aquí se visita la Cueva de Medrano (edificio del s.XVI donde el escritor estuvo preso), la iglesia de San Juan Bautista (s.XVI, con un cuadro exvoto de don Rodrigo de Pacheco, inspiración literaria del famoso hidalgo y con una parte inconclusa entre dos torres proyectadas, tarea que no se realizó por falta de dinero), la Botica de los Académicos (lugar donde los intelectuales de Argamasilla celebraban jornadas literarias, como la histórica de 1905, auspiciada por Azorín), el Pósito de la Tercia (s.XV, construído a instancia de doña Ana de Mondéjar y que en origen tenía la función de guardar el grano de la cosecha, hoy museo de Ángel Dotor Municio, escritor e historiador de arte) y el Canal del Gran Prior (infraestructura del río Guadiana Alto, construído por Fray Fernando Rodríguez en el s.XIV). En la Glorieta (foto), entre la iglesia y el ayuntamiento hay estatuas de Cayetano Hilario con personajes de El Quijote. Hicimos la visita guiada y nos explicaron todo con inmejorables detalles.

En La Rotita degustamos un menú de 20 euros consistente en: ensalada al centro, revuelto de setas y alcachofas con jamón (primeros), secreto ibérico y pechuga de pollo (segundos), arroz con leche y fresas con nata (postres) más botella de tempranillo de Tomelloso (Veredilla, bodega San José), agua y café. No nos vinimos de Argamasilla sin comprar una cuña de queso manchego de oveja en Hermanos Ramírez.

lunes, 29 de abril de 2019

Mota del Cuervo


En Mota del Cuero (Cuenca) hay siete hermosos molinos en lo alto de un cerro. Es una de las imágenes más fascinantes de La Mancha, tierra de quijotes y sanchos. De forma cilíndrica, tienen tres plantas (cuadra, primera planta y planta superior). Una escalera de caracol llega hasta arriba, donde está la maquinaria y las ventanillas a través de las que entra el viento. Estas ventanas son la pista de qué tipo de viento viene, para así trabajar los mecanismos que puedan convertir el trigo en harina (uno de ellos realiza todavía esta actividad como exhibición). Tres son los molinos que si visitan, uno de ellos es una oficina de información y arriba se ve la maquinaria que convierte el cereal en pan. El otro es una tienda de artesanía (alfarería de barro típica de la zona) y el otro (el llamado Irak) un estupendo museo etnográfico con utensilios y objetos que han dejado de utilizarse ya en el s.XXI. Concretamente la colección de objetos donada por Teresa Cano Lillo. Hay un dormitorio con capilla (arriba), una cocina comedor (en medio) y un porche (al entrar).

Abajo, Mota del Cuervo, con construcciones del s.XV, iglesia, convento y ermitas. Las hojuelas son unas pastas típicas de aquí: una masa frita muy fina de delicioso sabor.


jueves, 25 de abril de 2019

Castillo de Belmonte


El castillo de Belmonte (Cuenca) fue construído entre los años 1456 y 1468 (ya existía fortaleza anterior) por iniciativa de Juan Pacheco, primer Marqués de Villena (defensor de Juana la Beltraneja como sucesora de Castilla, en vez de su tía Isabel la Católica). En el 1857, la dueña del lugar entonces, Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia, realiza importantes  tareas de restauración. Su actual propietario, el Duque de Peñaranda, ha llevado a cabo obras de conservación y, con entrada, puede visitarse. La planta es en forma de triángulo, con cuerpos de habitaciones en dos lados y la torre del homenaje en el tercero, apareciendo en plano como una estrella de seis puntas. Techumbres mudéjares, bestiario medieval esculpido en piedra, chimeneas de mármol, mazmorras y una hermosa escalera de madera, componen algunos elementos que sorprenden del castillo.

El castillo de Belmonte aparece de fondo en el torneo medieval rodado en la película El Cid (Anthony Mann, 1961). Sus muralles llegan hasta Belmonte, donde aún hay tres puertas de entrada.

lunes, 22 de abril de 2019

Belmonte


Belmonte (Cuenca) se distingue desde los llanos de La Mancha por sus dos grandes monumentos: el castillo y la Colegiata de San Bartolomé (foto) obra auspiciada por Juan Pacheco, Marqués de Villena, allá por el s.XV, de estilo gótico. Se encuenta en el barrio alto, intramuros, al lado del Palacio de Don Juan Manuel (hoy hotel). En su interior destaca el coro, tallado en el s.XV para la catedral de Cuenca pero trasladado aquí en el XVIII. Su órgano es de 1718. Cerca de la colegiata está el Palacio de Buenavista (igualmente hotel) de fachada blanca y rejería de forja. Belmonte tenía en su trazado de muralla cinco puertas: se conservan en perfecto estado tres: Almudí, La Estrella y Chinchilla (y restos de las de San Juan y Nueva).
La ermita de Nuestra Señora de Gracia completa el interesante recorrido monumental por Belmonte, repleto de palacetes del XV, como la llamada Casa Bellomonte.

En La Muralla degustamos un menú de gachas con panceta y setas (compartido), cordero manchego frito con ajos y chipirones a la plancha con habitas, tinta y alioli, leche frita flambeada con helado de canela y torrija con helado de turrón, más botella de tinto Castibell, agua y café por 32,45 por persona.

lunes, 8 de abril de 2019

Casa Amadeo Los Caracoles


Amadeo Lázaro cumple este año 90 y prácticamente toda la vida la ha pasado al otro lado de la barra del bar, desde que llegó con 10 a Madrid desde Adrada de Haza (Burgos). Tabernero desde 1942, aprendió experiencia en El 15 de Cascorro (aguardiente por la mañana, vino y bacalao por la tarde) y decide quedarse con el negocio. Después de 38 años se traslada justo enfrente y abre Casa Amadeo Los Caracoles, con su receta estrella que, evolucionada, tiene el origen en la que pusieron de moda su madre y su hermana cuando trabajaban con él en la otra taberna (entonces solo ajo, perejil y cebolla).

Situada en Plaza Cascorro, 18 Casa Amadeo Los Caracoles ofrece sus genuinos guisos: caracoles en salsa, callos, oreja adobada, zarajos de Cuenca, chorizo cocido, lacón en salsa, manitas, codillos y cangrejos de río. Sus azulejos originales de los años setenta del siglo pasado dan un aire campechano al local que, en las jornadas domingueras de mercadillo, está a rebosar. Tienen vermú de grifo Zarro.  "Mojen pan ahí, por favor, no me sean paganos" dice Amadeo cuando te pone más salsa en el plato de caracoles. Poeta y filósofo, todo un espíritu tabernario de un Madrid auténtico.

martes, 2 de abril de 2019

Cuatro tumbas


La iglesia de San Martín de la Cuesta (Soria) despareció para la historia en el s.XVIII y se encontró en 2016 en unas excavaciones que se hicieron en terrenos cercanos a la carretera de las Siete Curvas del Castillo. Se trataba de una pequeña iglesia románica del s.XII de la que se sabía que debía estar a las faldas de la fortaleza soriana. Una vez encontradas las piedras en escalinata que reconocían que allí hubo un templo con un altar, se prosiguieron los estudios arqueológicos con la sorpresa de encontrar una pequeña necrópolis pegada al templo. Se trata de cuatro sepulcros excavados en el propio terreno y con lajas que señalan la función mortuoria.

El proyecto arqueológico de San Martín de la Cuesta se ha centrado en estos tres puntos: la planta de la iglesia, el ábside y la necrópolis. De este modo se han creado muros de gaviones escalonados y cubiertos con tarima de madera (en lo que se sería la parte del coro), se ha construído un muro de hormigón de cal rehundido respecto a la base histórica del terreno y, finalmente, se ha limpiado el entorno de la piedra de cimentación del templo en la zona del ábside (en el mismo borde de la carretera).

En el censo de 1270 de Alfonso X, esta iglesia era una de las 35 parroquias que había en la ciudad.