martes, 26 de agosto de 2014

Interior día


Construída a finales del s.XII, la iglesia de San Juan de Rabanera de Soria es una de las joyas del románico con que cuenta la ciudad. Tiene planta de cruz latina y cabecera con amplio presbiterio y ábside semicircular con tres ventanas de gran tamaño que irradian luz al interior. Los arcos son muy apuntados y en la zona del altar soportan una bóveda gallonada (nervaduras de medio punto que recuerdan los gajos de una naranja). En la zona del presbiterio los arcos son de medio cañón. Los de la nave son ya reformas de siglos posteriores. Toda la construcción es de finales del románico y las formas ya apuntan a un gótico con toques orientales.

Se da la cirunstancia de que en 1908 se cambia la puerta de esta iglesia (estaba originalmente entrando a la derecha de como se entra ahora) y se coloca la portada de la de San Nicolás, cuyas ruinas actualmente han sido consolidadas. La puerta primera (ahora tapiada) tiene cuatro arquivoltas con temas florales, tanto el tímpano como en los capiteles. El Cristo románico que preside la iglesia es conocido como del Olvido y procede del monasterio templario de San Polo, cuya leyenda habla de que unos prisioneros cristianos lo habían dibujado en la pared de un granero donde los tenían presos los árabes y con el tiempo se convirtió en una imagen igual al dibujo y que no permitía que el almacén estuviese vacío.

En la repoblación medieval de la ciudad de Soria, la iglesia de San Juan fue construída y sufragada por los vecinos del pueblo de Rabanera.

domingo, 24 de agosto de 2014

Peñaranda de Bracamonte


Peñaranda de Bracamonte se encuentra en el sureste de la provincia de Salamanca y un paseo por sus tres plazas seguidas nos permite darnos una idea de su agradable patrimonio artístico. En la plaza de Agustín Martínez Soler están la Fuente de los Cuatro Caños (s.XVIII) y la iglesia de San Miguel Arcángel (s.XV y posteriores) destruída por un incendio en 1971 y reconstruído su interior y el cimborrio. Su fachada es de piedra granítica de sillería, excepto la torre que es de ladrillo visto. En la plaza de la Constitución se pueden observar edificios con miradores y soportales en su planta baja, además del ayuntamiento que es del s.XVII con fachada de ladrillo y pórtico con cuatro arcos con pilares de granito. En la plaza de España destaca su Templete (conocido como quiosco de la música, originario de 1924 pero reformado en 1988).

El personaje más ilustre de Peñaranda es Gaspar de Bracamonte Guzmán y Pacheco de Mendoza, III conde consorte de Peñaranda al casarse con su sobrina María, hija de su hermano Baltasar, que era el II conde. Gaspar fue virrey de Nápoles y ministro de Felipe IV en asuntos diplomáticos de Alemania. También de aquí era el editor y mecenas cultural Germán Sánchez Ruipérez y por eso tiene la sede de su fundación.

En el bar La Posada te puedes tomar una caña y te ofrecen una tapa de farinato, que es un embutido que se unta en una rebanada de pan. Ni que decir tiene que las carnicerías y charcuterías de Peñaranda son también patrimonio artístico.

sábado, 23 de agosto de 2014

Zamora


La catedral de Zamora (foto), en la parte más alta de la ciudad, es una construcción del s.XII con múltiples reformas posteriores. Su elemento exterior más llamativo es el cimborrio (elemento arquitectónico con ventanas que da luz al crucero del interior). La torre-campanario es del XIII, mide 50 metros de altura y ha tenido históricamente carácter defensivo. Dentro hay tres naves con cuatro tramos y una espectacular cúpula en la que se observan las ventanas del cimborrio. El claustro es del XVI y lleva al Museo Catedralicio donde además de arte religioso se encuentran unos espectaculares tapices flamencos del s.XV donde se narra la guerra de Troya. La iglesia de la Magdalena y la de Santiago del Burgo son otras visitas obligadas.

En la Plaza Mayor están el ayuntamiento nuevo y el viejo y, en la Plaza de Viriato, una escultura recuerda al héroe de las luchas contra los romanos en el s.II a.C. El Museo de Zamora (aprovechando parte del Palacio del Cordón, del s.XVI), el Puente de Piedra, la muralla y sus puertas y las ruinas del castillo (originario del 890) son entornos muy agradables de recorrer.

En los alrededores de la calle de Santa Clara, tres templos imprescindibles: El Lobo (pinchos morunos, los que pican y los que no), Caballero (patatas mixtas -salsa brava y ali-oli-) y Bambú (perdices -sardinas rebozadas- y tiberios -mejillones en salsa picante-).

jueves, 21 de agosto de 2014

Momentos y personas


San Antonio, San Juan y San Pedro. Los santos populares portugueses cuyas fiestas tuvimos la suerte de percibir de alguna manera en los olores, los sabores, los colores y las conversaciones de la gente de la calle en nuestra visita al país del bacalao y de la ternera, del vino verde y del oporto, de las tartas de galleta y de los postres de huevo. Portugal del imperio romano y de las iglesias barrocas. De las cuestas de Oporto y de la ciudadela de la fortaleza de Braganza. De los campos de viñas al lado del Duero y de los grabados de animales en las rocas del valle del Côa. Portugal de los castillos medievales y de los museos de pintura y escultura. Los cafés y las cervezas. Las aceitunas y la mantequilla. La escalera de madera de la librería Lello y los retablos dorados de la iglesia de San Francisco de Guimaraes. Las guirnaldas de las calles comerciales de Viana do Castelo y el mercadillo al lado del río en Amarante.

"El valor de los sentimientos no depende del tiempo que duran, sino de la intensidad con que ocurren. Por eso hay momentos irrepetibles y personas inolvidables".
Fernando Pessoa.

Momento: En Vila Nova de Gaia, frente a Oporto, al lado del Duero, empiezan a desfilar grupos de vecinos de los pueblos de alrededor llevando en sus ropas, en sus adornos, en sus canciones y en su manera de moverse al son de la música, una alegría natural que no habíamos visto en mucho tiempo. Persona: La chica que nos llevó en el jeep a la Canada do Inferno a descubrir los grabados del paleolítico tenía una profesionalidad, un entusiasmo, una sencillez y un encanto sincero que nos dimos cuenta que ese viaje dentro del viaje había sido un auténtico regalo.

martes, 19 de agosto de 2014

Vila Nova de Foz Côa


En nuestro viaje por las cinco provincias del norte de Portugal hicimos un pequeño epílogo (nos pillaba de regreso) entrando en la sexta: Guarda. Allí nos esperaba el Sitio de Arte Rupestre Prehistórico del Valle del Côa, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998. De esta forma, visitamos la ciudad de Vila Nova de Foz Côa: una Catedral del s.XVI con una fachada manuelina de granito (foto) con arquivoltas y escudos y decoración vegetal coronada por tres campanas. En el interior, tres naves con techo de madera pintada sostenido por columnas con capiteles tallados. En la plaza de la Catedral, el Ayuntamiento y un pelourinho (picota), símbolo del poder de la justicia muy habitual en otras ciudades portuguesas. La Rua da Varanda tiene pared que era la antigua muralla medieval. Una señora nos abrió la puerta de una capilla donde estaba la imagen del Senhor dos Passos. Vila Nova de Foz Côa es una ciudad rica en almendros, olivos y viñas. En el restaurante AldeiaDouro degustamos un exquisito bacalao con miga de pan sobre puré de patata y garbanzos en aceite de ajo confitado, acompañado de un Palato de Côa, vino blanco Douro.

A las afueras, el impresionante Museo de Côa inaugurado en 2010 (en las confluencias de los ríos Côa y Duero), con seis salas que explican un arte de hace 25.000 años: dibujos en las superficies verticales de las rocas a lo largo del valle del Còa usando la técnica del grabado. Generalmente figuras de animales de unos 40 centímetros con técnicas de punteado o de rayado de la época del paleolítico y de la edad de hierro, obras que se pueden visitar con guía concertando previamente la excursión. Nosotros visitamos Canada do Inferno, una impresionante galería de arte al aire libre.

sábado, 16 de agosto de 2014

Vila Real


Unos días después de San Juan, los tilos de Vila Real desprendían un olor perfumado. Esa fue la primera impresión que nos causó nuestra entrada a esta ciudad que tiene tres edificios religiosos de interés: la Catedral (de estilo gótico tardío, con reformas desde su iglesia inicial de los dominicos del s.XV), la Capilla Nueva (conocida también como Clérigos) y la iglesia de San Pedro. Dos museos contribuyen a que te vayas de allí con una idea de donde has estado: el Museo de Vila Velha (con piezas arqueológicas y, en esos momentos, con una exposición de pintura de Nadir Afonso) y el Museo de Numismática (con una amplísima colección de monedas). En Casa Lapao puedes probar los deliciosos dulces de allí: nosotros nos decidimos por las tigelinhas de laranja, aunque la chica que nos atendió tuvo la gentileza de darnos a probar las cristas de galo. En Terra de Montanha te sientan para cenar dentro de unas cubas enormes de vino. Un salpicao (fiambre), un bacalao de la casa (presentado en un cuenco, desmenuzado y oculto bajo una cumbre de puré de patata) y unos papos de anjo (dulce almibarado de huevo), con un vino Esteva (Douro), sale por unos 21 euros.

A 2 km. se en cuentra la fascinante mansión Casa de Mateus, construcción barroca del s.XVIII, mandada edificar por António José Botelho Mourao y que sustituía a una anterior y donde te enseñan la casa, la capilla, los jardines y la bodega. En Casa Conde, al otro lado de la carretera, nos prepararon una deliciosa ternera a la que acompañamos con una botella de vino Mateus, rosado, burbujeante, fresco y afrutado (como no podía ser de otra forma).

viernes, 15 de agosto de 2014

Amarante


A principios del s.XIII el dominico Gonzalo después de viajar por Roma y Tierra Santa, se establece en un convento a las orillas del Támega después de echar a su sobrino con el que no se llevaba bien. Dedica su vida a la oración y a los pobres y en 1540 el rey Juan III funda el espectacular monasterio de San Gonzalo, con dos fachadas renacentistas y una barroca, y con las esculturas de los reyes de Portugal a modo de escaparate. Un claustro y la capillita donde está enterrado el santo completan la visita. El puente que cruza el río también lleva el nombre de San Gonzalo (símbolo de resistencia del general Silveira a las tropas napoleónicas en 1809)). Al lado, el Museo Municipal Amadeo de Souza-Cardoso (pintor precursor de las vanguardias del s.XX, desafortunadamente fallecido a los 30 años), completa un conjunto muy agradable de recorrer, ya que son las propias dependencias del monasterio, incluído el segundo claustro.

En Quelha puedes pedirte un bife de ternera, un dulce de calabaza y un vino verde por 10 euros. La iglesia de San Domingos (barroca del s.XVIII con decoración de tallas doradas) y el Solar de Magalhâes (palacio señoral del s.XVI destruído por los dichosos franceses y conservado como tal) completan el paseo por esta encantadora ciudad, de la que no puedes marcharte sin entrar a la Confitería Do Ponte y pedir lérias y foguetes y los dulces en forma de pene que, para no alterar las conciencias, están dedicados al famoso san Gonzalo.



lunes, 11 de agosto de 2014

Viana do Castelo


Antes de entrar a Viana do Castelo, resulta muy agradable subir hasta el Monte de Santa Lucía para visitar el templo del Sagrado Corazón (s.XX) y contemplar desde allí las vistas de la ciudad. La catedral es del s.XV y tiene en su portada seis esculturas de apóstoles, presentando un aspecto macizo, con dos impresionantes torres a los lados. La Casa de los Nichos es de la misma época y tiene esculturas góticas en la fachada (funciona como museo arqueológico). La iglesia de la Misericordia (foto) es del s.XVI y tiene influencias italianas y flamencas en su fachada con varandas. Dentro son maravillosos los frescos del techo pintados por Manuel Gomes.

En Maria de Perre te ofrecen unos entrantes (pasteles de carne y croquetas de bacalao), una lubina (Viana mira al Atlántico), un vino verde Muralhas de Monçao y, de postre, una rabanada (una especie de torrija con frutos secos picados encima). Todo por 20 euros. La iglesia de San Domingo, del s.XVI, tiene unos bellos altares de talla dorada y el Fuerte o castillo de Sao Tiago de Barra fue edificado en tiempos del Manuel I (el de los elementos arquitectónicos manuelinos). No hay que irse de Viana sin entrar en la confitería Natário y pedir una bola de Berlim acompañada de una copita de Oporto.

domingo, 10 de agosto de 2014

Braga


En vísperas de San Juan, la ciudad de Braga se engalana de guirnaldas y farolillos además de colocar luces por la noche en la fachada de la Arcada, frente a la Plaza de la República (justo donde está el histórico Café Vianna, de 1858)). La antigua Bracara Augusta (fundada por Augusto en el año 16 a.C) de los romanos muestra orgullosa su esplendoroso pasado: las Termas Romanas (s.II), la Fuente del Ídolo (santuario rupestre del s.I) y todo lo que está dentro del Museo Diego de Sousa. La catedral es del s.XI (lo poco que queda) y con una visita guiada puedes ver una serie de capillas (la de San Geraldo tiene la tumba de un arzobispo), subir al coro y visitar el museo (donde ver los zapatos con tacón del citado arzobispo que era muy bajito).

Las calles de la ciudad se enmarcan en el Arco de la Porta Nova. Los Jardines de Santa Bárbara, detrás del antiguo Palacio Episcopal, es uno de los rincones más bucólicos. No hay que perderse una visita a Frigideiras do Cantinho, que es una casa de hojaldres de carne picada del s.XVIII, restaurada de tal forma que encontraron restos de un domus romano en su subsuelo, que se puede ver mientras comes. En Bem Me Quer tienes un exquisito cabrito al horno y en el postre, el suculento pudin Abade de Priscos. A 5 kilómetros de Braga está el santuario de Bom Jesus, que es una excursión agradable y con una gran escalinata para subir y bajar.

sábado, 9 de agosto de 2014

Guimaraes


En Guimaraes es donde nació Portugal, dicen allí. Y es que fue el lugar de donde procede Alfonso I, el primer rey de Portugal tras las batallas y el tratado de Zamora de 1143. La Plaza Largo de Oliveira (con su baldaquino gótico, frente a la iglesia de Ntra.Sra. de la Oliveira, antiguo monasterio); el Palacio de los Duques de Braganza (del s.XV, con sus colecciones de armas y muebles y sus majestuosos salones) y el Castillo son algunos de los rincones que hay que saborear de esta bella ciudad. En el Largo de Toural puedes sentarte en el Café Milenario para contemplar el paso de la gente y, luego, entrar al primer piso del restaurante Café Oriental y disfrutar de un bacalao acompañado de una botella de vino verde Melodia.

La iglesia de San Francisco (gótica, s.XV, con fabulosos retablos dorados y una sacristía con artesonado), el Museo Alberto Sampaio, el Museo Arqueológico Martins Sarmiento (con el bello claustro de la iglesia de Santo Domingo del s.XIV), y la Plataforma das Artes e Criatividade (arte contemporáneo incluyendo la colección del pintor José de Guimaraes) son algunos de los puntos de interés que no hay que perderse.

Desde 2001, el centro histórico de Guimaraes ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

viernes, 8 de agosto de 2014

Chaves


Nada más llegar a Chaves, lo primero que hicimos es entrar a una cafetería para probar sus deliciosos pasteis (hojaldre relleno de carne picada). Luego nos acercamos hasta su castillo, en cuya torre del homenaje (foto) tienen un encantador museo militar y, arriba del todo, unas vistas espectaculares de la ciudad. En la Plaza de Camoes se encuentran el ayuntamiento, la iglesia de Santa María (del s.XVI pero de origen románico) y, en un palacio, el Museo de la Región Flaviense, ya que el nombre romano de Chaves es Aquae Flaviae, cuyo origen se aprecia  en el fastuoso puente construído en la época de Trajano sobre las aguas del Támega. El fuerte de San Francisco (hoy hotel) es una fortaleza situada en lo alto de la ciudad. En Casa Costa tienen una zona al aire libre donde poder degustar un espectacular bacalao servido con patatas y ensalada.

Cruzando el puente llegas a la iglesia de San Juan de Dios, que tiene una bella portada barroca y una única nave de planta octogonal. Es un barrio de tiendas y plazoletas, de animada vida comercial. Chaves es históricamente ciudad de baños termales. Pero dio la casualidad de que tanto las termas romanas como el balneario, estaban cerrados por restauración.

jueves, 7 de agosto de 2014

Braganza


Nuestra ruta por el norte de Portugal en forma de C, entrando por Zamora y saliendo por Salamanca, nos deparó la primera sorpresa nada más pararnos: la fascinante ciudad de Braganza. Tiene Castillo (torre del homenaje de 33 metros de altura) con ciudadela (casas y calles conservando un aspecto medieval impecable), con un Domus Municipalis (edificio románico mitad cisterna y mitad sala de reuniones) y con una iglesia, llamada de Santa María, que tiene un delicioso techo pintado representando escenas de la Asunción de la Virgen. Braganza cuenta con la iglesia de San Vicente (la leyenda dice que fue donde se casaron en secreto el rey Pedro I y la noble Inés de Castro, pronto mandada asesinar) y con la iglesia de La Sé, antiguo convento de jesuítas (a la derecha de la foto).

Pero si algo llama la atención en Braganza es la cantidad de museos que tiene: 7 llegamos a visitar. El de Máscaras y Trajes, el Militar, el de Arte Contemporáneo Graça Morais, el Centro Ciencia Viva, la Casa de la Seda, el Abade de Baçal y el Centro de Fotografía Georges Dussaud (francés que inmortalizó la zona de Trás-os-Montes en maravillosas instantáneas). Para comer, desde luego el Solar Bragançano, que resulta ser una casa con habitaciones y jardín donde por 19 euros te sirven, por ejemplo, un caldo verde, una ternera a la mirandesa, un pudin del Abade de Baçal (sacerdote, arqueólogo e historiador local) y una estupenda botella de vino verde. 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Vila Nova de Gaia


Lo mejor de Oporto es que, a nada que cruces el puente de Luis I, te encuentras con otra ciudad maravillosa para tu disfrute: Vila Nova de Gaia, que te ofrece entretenerte con su ambiente ribereño del Duero (bares y restaurantes) y algo estupendo: las vistas de Oporto desde enfrente. Aquí es donde están las famosas bodegas de vinos de oporto, ese destino que es inevitable conocer para tener que contar algo. Nosotros visitamos las bodegas de Ramos Pinto (fundada por Adriano Ramos Pinto en 1880). Por 5 euros te explican la historia de la bodega conociendo su museo, sus pasillos con toneles, te muestran un audiovisual y, finalmente, te ofrecen una copa de oporto blanco y otra de tinto. Las callejuelas en cuesta de Vila Nova te ofrecen un entorno simpático, pero posiblemente lo más bonito sea el Monasterio de la Sierra del Pilar, fundado en el s.XVI por los agustinos. La iglesia tiene una cúpula circular y, como quiera que está en lo alto de un monte, más bien parece una fortaleza militar: justo lo que es, ya que pertenece al Regimiento de Artillería y hay que pedir permiso a los militares para su visita (por otra parte permitida por formar parte del Patrimonio de la Humanidad). En la foto su delicioso claustro circular.


domingo, 3 de agosto de 2014

Sonidos y paisajes




"Como aquellas viejas casonas nuestras que, limpias de telarañas, hacen enrojecer de vergüenza a cualquier rascacielos de hormigón edificado a su lado, Oporto solo necesita que se le limpie el polvo para competir con cualquier otro lugar al que se le quiera comparar".

(Miguel Torga, Portugal, 1950)

La ciudad de las cuestas, de las casas forradas de azulejos, de los cafés y las librerías de hace un siglo, de las tiendas de alimentación donde parece que el tiempo se ha detenido, la ciudad que continuamente se mira al Duero, como dándole gracias de que esté ahí, es un festival de olores y sabores. De sonidos y paisajes. Sardinas asadas y golpes de martelinhos (martillo de plástico), francesinhas (sandwich de carne) y techos forrados en pan de oro, vidas de santos en blanco y azul a cuadraditos y un oporto con un dulce de convento, fuegos artificiales y puentes de hierro que se mueven al cruzar, tripas (callos con judías blancas) y aroma de manjericos (albahaca), la Casa da Música (2005) y la Casa do Infante (1354). La ciudad de las tabernas de la Ribeira y de los edificios elegantes de la Avenida de los Aliados. De museos de arte contemporáneo y de puertas viejas pintadas por artistas callejeros. Puerto y metrópoli, río y mar, arriba y abajo, Oporto es ciudad de mil caras y todas trasmiten encanto y gracia.




sábado, 2 de agosto de 2014

Capilla de las Almas


La Capilla de las Almas de Oporto es una de las sorpresas que te depara el paseo por la calle comercial de Santa Caterina, a la altura de Fernándes Tomás. Se trata de una iglesita neoclásica del s.XVIII pero decorada desde 1929 con 15.947 azulejos obra del ceramista Eduardo Leite y que representan en sus temas centrales nueve escenas de la vida y obras de los dos santos allí homenajeados: Santa Catalina y San Francisco. Santa Catalina de Alejandría, virgen egipcia de sangre real martirizada en el Monte Sinaí es la titular de la iglesia, y como quiera que también allí está la sede de la Venerable Hermandad de las Almas y Llagas de San Francisco, también hay tema que tratar.

Una vidriera de la fachada principal ilumina el interior, en cuyo retablo mayor destaca un cuadro de Joaquim Rafael que representa la Ascensión del Señor. En los alrededores de Santa Caterina abundan comercios antiguos, tiendas de otros tiempos, a raíz de la fuerza comercial que impone el fascinante Mercado del Bolháo. Tiendas de conservas y licores, cestas y semillas, legumbres y embutidos y, por supuesto, elegantes pastelerías (hay que entrar a la Confeitaria do Bolháo, fundada en 1896 en la calle Formosa, para sentarse en sus salones bellamente decorados con espejos y estucos coloreados).

viernes, 1 de agosto de 2014

Museo Soares dos Reis


El Museo Nacional de Soares dos Reis de Oporto (calle D.Manuel II) es el más importante de la ciudad y permite conocer através de sus cuadros y esculturas la historia y la sensibilidad artística de los grandes maestros portugueses. Es el museo más antiguo del país, ya que data de 1833, en la época de la confiscación de los bienes de los conventos, de hecho su primera sede fue el Convento de Santo Antonio da Cidade (hoy Biblioteca Pública Municipal). En 1942 se trasladan los fondos a este palacete de 1795 que tenía como dueños a la familia Moraes e Castro y que popularmente fue conocido como Palacio dos Carrancas y que en el s.XIX había sido Palacio Real por los importantes personajes que vivieron o pasaron por allí.

Cerámica, escultura, grabados, joyas, muebles, cristal y tejidos además de estupendos cuadros de Aurelia de Sousa, Henrique Pousao o Joao Antonio Correia componen la colección que aquí exhiben. Ya desde 1911, cuando estaba en la otra sede, el museo se llama Soares dos Reis en homenaje a su más ilustre artista.

Antonio Soares dos Reis (1847-1889) nació y murió en Vila Nova de Gaia, la ciudad que está al otro lado del Duero frente a Oporto. Es el escultor de los detalles minuciosos en las ropas y el cuerpo de los retratados. Autor de, por ejemplo, la estatua de D.Alfonso Henriques que se encuentra en Guimaraes. Con 42 años se pegó dos tiros en la cabeza en su taller de Vila Nova porque le era insoportable vivir. "Pido perdón a quien ofendí injustamente, pero no perdono a quien me hizo mal", dejó escrito en la pared. En el momento de su muerte estaba trabajando por encargo de la Asociación Comercial de Oporto en el busto de Fontes Pereira de Melo (foto) importante político de Obras Públicas e impulsor del ferrocarril, el telégrafo y las carreteras en Portugal.