Eduardo Ungar

Eduardo Ungar nació en 1946 en Buenos Aires, donde vive y desarrolla actualmente su carrera. Es un artista autodidacta que, con el tiempo, se preparó como profesor de dibujo y pintura. Sus inicios fueron mediante la pintura en azulejos, técnica a la que se dedicó unos años. Los quioscos de flores, las salas de tango (foto), los transportes públicos, los puestos callejeros, son la fuente de inspiración de sus cuadros. Sus obras han podido verse en galerías de Tel Aviv, París, Nueva York, Berlín o Lisboa. 

Un puñado de obras de este pintor pueden contemplarse estos días en la muestra Arte Naïf Europeo, de la Galería Éboli de Madrid. Es costumbre que los cuadros del viejo continente tengan un invitado de otras latitudes para complementar la visión que, sobre este estilo de pintura, se tiene hoy. En esta ocasión Argentina, a través de su excelente representante Eduardo Ungar es el país que les acompaña.  

La casualidad

La casualidad, de Elena Narkevich (Bielorrusia), a la derecha de la foto, muestra a una mujer merendando en un lujoso local mientras, a través de la ventana, saluda a un conocido que pasa por allí. Son esos instantes cotidianos donde la pintura naïf adquiere todo su protagonismo: un inocente cruce de miradas puede desembocar en una historia por contar con presentes y pasados de los protagonistas del saludo, pero también del camarero que, pacientemente, asiste a la escena.

Son las propuestas de la exposición Arte Naïf Europeo 2023 que reúne a 41 pintores europeos como perfecto escaparate para mostrarnos sus historias y sus bellas formas (acompañadas de unos colores llenos de vida). Están en la Galería Éboli de la Plaza de Ramales s/n, en los bajos de un histórico edificio que, muy profesionalmente, dirige la también pintora Amalia Fernández de Córdoba.

Estampas de hace un siglo

Los cuadros de Tito Lucaveche (España) cuelgan de las paredes de las antiguas caballerizas del palacio madrileño de Los Guzmanes (principios del s.XVII) o de Domingo Trespalacios (mediado el s.XVIII), según de qué época hablemos. Se trata de la la exposición Arte Naïf Europeo, donde encontramos una muestra de las tendencias actuales de este tipo de pintura. Tito nos presenta dos estampas amables e idílicas. Por un lado el famoso Café Tortoni (1858) de Buenos Aires, donde aparecen en animada tertulia personajes de la vida social y literaria de un momento soñado (Evita, Borges, García Lorca, Gabriela Mistral, Gardel) y, por otro, el restaurante y tienda Lhardy (1839) de la Carrera de San Jerónimo de Madrid en una peculiar estampa de los años 20 con vehículos de aquella época, don Benito Pérez Galdós y una señora que vende violetas.

La pintura naíf juega a eso: saltos en el tiempo y en el espacio donde mirar la vida como algo imaginado o posible. Mirar como contemporáneo lo que sucedió hace un siglo y disfrutar de un cuadro como un escaparate que presenta lo pasado como eterno. 

Primavera azul

Los edificios son azules, las plazas están repletas de árboles y flores y la gente pasea tan feliz que lleva en sus manos espectaculares tartas en bandejas de cristal con base. Así es la pintura de Per-Olof Olsson (Suecia) y, de alguna manera, el mundo de los pintores naïf: gente que pasea y que vive sin prisa, en calma, disfrutando de las cosas cotidianas. En Primavera azul, el cuadro de la derecha, tres parejas miran de frente en una particular competición de quién es el que lleva el pastel más primorosamente diseñado, a la manera de una procesión mostrando con orgullo su particular obra de arte. Además, la vida se ve de color azul: el cielo, los edificios, el suelo. No queda más remedio que vestirse con colores alegres y, no hoy problema, los trajes amarillos y rojos de los personajes de Olsson así lo demuestran. 

41 pintores europeos muestran sus obras (dos cada uno) en la Galería Éboli de Madrid. En 1928 se celebró en París la que esta considerada primera exposición del arte naíf. Allí participaron Henri Rousseau, André Bauchant y Camille Bombois, entro otros. El término naïf quiere decir  "ingenuo" en francés. Rimbaud y Apollinaire ya habían utilizado este término en poesía a finales del s.XIX

Viaje a Madrid

La pintura naïf es aquella que, llamada en sus comienzos primitiva, nos remite a un mundo amable, ordenado, feliz, inocente, donde la vida transcurre en calma y con elementos mágicos y soñadores. Como cada primavera, la Galería Éboli de Madrid ofrece una muestra de la obra de los mejores pintores europeos, proponiendo dos cuadros por artista. De esta forma, con sus diferentes formas y fondos, nos podemos hacer una idea de las posibilidades del mundo naïf. 

Aquí vemos dos cuadros de Sylvie Marcel (Francia). A la izquierda, Viaje a Madrid, donde se fija en la vitalidad de las confluencias de la Gran Vía con la calle Alcalá. Pero Sylvie no ve coches ni gente con prisa. En su cuadro hay personas en bicicleta portando ramos de flores, otros paseando con sus perros, familias andando y señalando las azoteas de los edificios, gente mayor caminando tranquilamente con la ayuda de sus bastones. Un mundo idílico, pero posible, ya casi olvidado. Verdaderamente un viaje a un Madrid soñado. A la derecha, un pueblo en invierno con gente disfrutando de la nieve.

La exposición Arte Naïf Europeo se puede contemplar desde el 21 de abril al 9 de junio de 2023 en una hermosa sala que resulta ser la zona de caballerizas del llamado Palacio de la Cruzada, en la Plaza de Ramales. 

Villa romana de Noheda

El yacimiento romano de Noheda es un hallazgo localizado en el pueblo del mismo nombre en la provincia de Cuenca y se descubrió en 1984 en las habituales tareas de remover las tierras del campo. Las excavaciones comenzaron en 2005 y, finalmente, en 2019 se abrió al público. Lo más destacado de esta villa, de la que de momento se desconoce casi todo, son los fascinantes mosaicos figurativos, con muchos personajes y temas. El mito de Pélope y lo que le pasó cuando pidió la mano de Hipodamía, el Juicio de Paris y los inicios de la guerra de Troya, un cortejo dionisíaco (foto), Pantomimas y Coristas ocupan el gran espacio de 300 metros cuadrados con tres ábsides (sala tricora), de lo que se supone que fue una gran zona de reuniones sociales, la pars urbana, con su fuente en el centro representando al "thiasos" marino (el dios del mar). 

También se han descubierto un gran complejo termal y una pars rústica (que de momento no se pueden contemplar). Se han encontrado teselas, cerámicas y esculturas de mármol. Parece ser que fue una mansión habitada en el s.IV. Noheda es un pequeño pueblo que se encuentra a 18 kilómetros al norte de Cuenca. 

Museo de Fotografía

Antonio Pérez (Sigüenza, Guadalajara, 1934), artista, mecenas, editor y gestor cultural, tiene una Fundación en la que muestra todo lo que ha recopilado y que se puede ver en Cuenca, San Clemente, Huete y Sigüenza. Aquí, en Huete (Cuenca) hay un espléndido Museo de Fotografía.

La sede de su museo está en el Convento de Jesús y María. Entorno a su claustro, en el momento de nuestra visita, vemos en la planta baja la exposición Pérez Galdós, en el Laberinto de España, donde se ofrece un espléndido testimonio de la vida social y cultural del escritor canario, con fondos de archivos de imágenes únicas. También en la planta alta (foto) había una muestra de Ricky Dávila (Bilbao, 1964), fotógrafo de rostros de increíble fuerza. Maravillosamente restaurado y cuidado, el convento es un lugar de indudable interés cultural.

Arte sacro

El Museo de Arte Sacro de Huete (Cuenca) se encuentra en dependencias del antiguo Monasterio de la Merced. El esplendor religioso que tuvo en sus buenas épocas esta ciudad (monasterios, parroquias y ermitas) nos hace imaginar la cantidad de cuadros, esculturas y orfebrería que albergarían sus paredes y vitrinas. El Bautismo de Cristo (atribuido a Antonio Acisclo Palomino, foto) pintado hacia 1700 que cuelga de sus muros es un ejemplo de lo que allí vimos, como también la Cruz procesional de la desaparecida parroquia de San Nicolás de Almazán y una pieza de marfil de un Cristo fabricada en Filipinas. Este museo fue inaugurado en 2014 y en su colección también hay casullas, incensarios y cálices. 

Huete fue primero musulmán pero en 1150 pasó a a manos cristianas con Alfonso VII. En 1164 se produjo una batalla en la que el ejército almohade cercó la población durante 10 días sin lograr entrar en ella, por lo que decidieron abandonar el lugar (unas fuertes tormentas influyeron en ello) el día de las santas Justa y Rufina, que hoy son las patronas de la ciudad. 

Oficios de antaño

El Museo Etnográfico de Huete (Cuenca) ha conseguido agrupar toda una colección de utensilios relacionados con las labores tradicionales y la vida doméstica de la Alcarria conquense. La apicultura, la matanza, la fabricación del chocolate, la tienda de alimentos, la escuela, los trajes de fiesta, el cine, el dormitorio y, lo que vemos en la foto, la cocina. Además en el museo cuentan con una fantástica colección de muñecas antiguas (unas 100) presentadas en una serie de vitrinas muy bien ambientadas y documentadas por la profesora Luisa Abad.

También hay herramientas del campo, útiles del herrero y del carpintero, enciclopedias Álvarez y la vieja maquinaria de la Torre del reloj, del s.XVIII. Este museo se encuentra dentro de las dependencias del antiguo Monasterio de la Merced, muy bien rehabilitado y perfectamente organizado. El museo fue diseñado por alumnos de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha e inaugurado en 2015.

Florencio de la Fuente

Florencio de la Fuente (1926-2012) fue un coleccionista de arte que pasó de una humilde infancia de pastor en su pueblo de Cuenca a mecenas de nuevos artistas, cambio que dio en su vida a raíz de convertirse en secretario del pintor Pedro de Matheu, lo que le dio la oportunidad de relacionarse con ese mundo. Fue amigo de Vázquez Díaz y Benjamín Palencia. Su legado se enmarca en la Fundación creada para cuidar dos museos de arte contemporáneo, uno en Huete (Cuenca) y otro en Requena (Valencia). 

En el momento de nuestra visita el Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente de Huete (situado en el antiguo Monasterio de la Merced) tenían tres exposiciones: Undergold, de Mario Mankey, en la emblemática Sala de Columnas (una reflexión sobre cómo el ser humano se está acercando cada vez más al colapso del equilibrio vital del planeta, foto), Umbral, de Jorge Carrasco (un proyecto fotográfico sobre la desolación de algunos lugares de la Alcarria conquense) y Permanentes 2023 (subjetividad, espacio y memoria) con obras, entre otras, de Concha Romeu, Dora Román y Eva Rodríguez.

Minas de espejuelo

En Saceda del Río (Cuenca), a 12 kilómetros de Huete (municipio del que depende) se encuentran las minas de lapis specularis, un preciado material que se utilizaba en el Imperio Romano y que permitió que, por ejemplo, Segóbriga fuera una ciudad rica y próspera, ya que estas formaciones rocosas fueron un motor económico importante. Este mineral, conocido popularmente como espejuelo, resulta ser un yeso cristalizado en láminas, transparente y brillante, lo que podríamos llamar el antecesor del cristal y que permitió ser utilizado para cubrir huecos y ventanas en los edificios. En la visita guiada a las Cuevas del Sanabrio te enseñan la de los Cuchillos (por el efecto que producen sus formas) y la de Máximo Parrilla (llamada así porque fue allí donde se refugió un hombre en la posguerra civil española).

Plinio el Viejo relató el lugar y las riquezas que produjo este tesoro en galerías excavadas por los romanos. Esta piedra especular, encajada en marcos de madera o metal, iluminaba y protegía las estancias y, a la vez actuaba como elemento mágico de la vida con un valor simbólico. Su apogeo fue en los s.I y II d.C., cayendo después en declive. 

Convento de Jesús y María

Las obras de este convento de Huete (Cuenca) comenzaron en 1554 y está diseñado como si de una caja fuerte se tratara, ya que las armas familiares reflejadas en sus esquinas protegen el perímetro del edificio. Fue fundado por Marcos de Parada y López de Madrid, canónigo de la catedral de Cuenca. Su claustro (foto) con columnas cajeadas -pilastras con rebaje interior- y arcos de medio punto, tiene un diseño excepcional. La portada de la iglesia, con la escena del nacimiento de Jesús en el tímpano, se debe al arquitecto Andrés de Vandelvira. Este lugar también es conocido como El Cristo. 

Actualmente es la sede del Museo de Fotografía Fundación Antonio Pérez. En el momento de nuestra visita había dos interesantes muestras: una de retratos del bilbaíno Ricky Dávila y otra con imágenes de Benito Pérez Galdós testimoniando su presencia en momentos históricos. Coleccionista y mecenas, Antonio Pérez Pérez (1934) tiene cuatro museos en: Cuenca, San Clemente, Huete y Sigüenza. 

Monasterio de la Merced

El Monasterio de Santa María de la Merced de Huete (Cuenca) tiene su origen en el s.XIII. Es ya en el siglo XVII cuando se construyen el claustro y la iglesia en estilo barroco. Es el inmueble más grande de toda la diócesis de Cuenca y una de las señas de identidad de Huete. De su enorme planta cuadrangular, una mitad es edificio religioso y, la otra, edificio civil. Situado en el centro de la localidad, es el lugar donde se encuentran hoy día el Ayuntamiento (a cuyas dependencias se accede por estas impresionantes escaleras de la foto) y tres museos: el Etnográfico, el de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente (donde estuvo el refectorio) y el de Arte Sacro. A lo largo de su historio este lugar ha sido hospital o campo de concentración. 

La opulencia del monasterio se entiende por la implicación que debió tener fray Marcos Salmerón, que aunque nacido en Buendía (Guadalajara) vivió desde niño en Huete, estudió Humanidades en la universidad de Alcalá de Henares y llegó a maestro general de la Orden de la Merced en 1642. 

Torre del reloj

Construida en estilo neoclásico por Francisco de Toledo en 1795 (según diseño de Fernando López), la Torre del reloj es el símbolo más conocido de Huete (Cuenca). Está situada junto a la Puerta de Almazán que, junto a la de Daroca y Medina, es una de las tres entradas (o salidas) que hoy se conservan del recinto medieval (de las diez que hubo en sus buenos tiempos). Está dividida en tres cuerpos y termina en linterna con cuatro ventanas que en su época original albergaba la campana gótica del antiguo reloj. Torre y puerta están hoy en la Plaza de la Constitución, al final de la calle Mayor y al lado del Pósito. La puerta debe su nombre porque lindaba con la parroquia de San Nicolás de Almazán.

Huete tiene unos 1.750 habitantes y un conjunto histórico bastante interesante de monasterios y conventos. En el restaurante La Cibera (muy cerca de la Torre), disfrutamos de unas croquetas de jamón, unos chopitos y unas chuletas de cordero a la brasa. Con arroz con leche, sorbete de mandarina al Cointreau más pan, agua y vino, nos salió a 28,15 euros por persona. Huete está localizado en la Alcarria conquense y tiene en lo alto de un cerro, un castillo y una muralla andalusí. 

Parque Arqueológico de Carranque

En torno a una villa romana de impresionantes mosaicos se han excavado numerosas huellas de lo que fue la presencia de esa civilización en lo que hoy es Carranque (Toledo). Los tres puntos más interesantes del parque arqueológico son la Villa de Materno, el Mausoleo y el Edificio Palacial. 

En 1983 y como consecuencia de labores agrícolas se descubren los restos de una villa romana de hace 1700 años y que perteneció a un tal Materno, ya que este nombre está escrito en uno de sus mosaicos. Aquí vemos un dormitorio con antesala, un salón de recepción con un ábside que siempre tenía agua para crear efecto de movimiento del dios Océano (foto), un comedor rectangular con una parte en estrado y dependencias con hipocausto (calefacción en los suelos). Numerosos mosaicos de temas mitológicos ocupan sus suelos. Cerca de la villa, en el 400 d.C., se construye un Palacio con columnas de mármol que a lo largo de la historia ha evolucionado hacia monasterio y, finalmente, ermita (hasta principios del s.XX, aunque ya solo queda una pared). El Mausoleo es una habitación cuadrada con ábside que, posiblemente, albergara el féretro de su propietario. Todas estas excavaciones no se pudieron visitar hasta 20 años después de su hallazgo. Además, también hay restos de dependencias donde se fabricaba ya en esa época vino y aceite. 

Arco de Ugena

El arco de Ugena era una de las entradas a Illescas (Toledo) cuando era una localidad amurallada. Su nombre se debe al camino que venía (o iba) desde la cercana población de ese nombre (situada a 5 kilómetros). Se cree que data del s.XI, esa época en que Alfonso VI conquistó la ciudad (1085) y la repobló. Pero la huella mudéjar permaneció durante un tiempo en las construcciones más características. Esta puerta era, de alguna forma, una especie de aduana para controlar la entrada de mercancías y permitir el pago de los impuestos que fueran necesarios. Llegó a a haber cinco puertas de entrada: Madrid, Toledo, Talavera, Sol y la que vemos en la foto, que es la única que se conserva.

Illescas debe su nombre en la historia a raíz de que San Ildefonso fundara en el s.VII un monasterio de religiosas y a que, un siglo después, los musulmanes construyeran un alcázar y varias fortificaciones.