En 1880 la gente no sabía leer y por eso se pintaban las puertas de los locales con colores vivos para indicar de qué se trataba. Desde entonces, la puerta del bar de vinos situado en la calle Sagasta, 2 es de rojo chillón para que sirviera de reclamo a caminantes.
Regentado por Araceli y Alfonso, y ya en la cuarta generación familiar, a la antigua taberna le colocaron más plantas en el edificio en 1914. Te puedes tomar por 1,80 euros una cerveza, un vino o un vermouth (artesano, de Ciudad Real, con un toque de canela) acompañado de un pincho de queso cabrales o sobrasada. También tienen raciones de sardinas en aceite, mejillones, anchoas o berberechos. El 2 de Sagasta es el imperio de las frascas de Valdepeñas y de la bandejita de variantes (aceituna, pepinillo, cebolleta y pimiento rojo). De las fotos antiguas colocadas en la pared mostrando un tiempo pasado en el que ir de vinos era toda una señora ceremonia.
Alfonso tiene cuadros que él pinta (o pintaba) colocados en la pared de su local entre ramas de laurel. Hay jarras de cerveza y un reloj muy antiguo parado. Tienen una caja registradora cuya tecla de más valor es de 2 pesetas y la de menos valor de 5 céntimos. Con la mayor de las sonrisas y el gesto de la bondad, Araceli seguirá transmitiendo el orgullo y la pasión del mostrador de sus bisabuelos en un negocio que más que una mina de euros, es todo un acto de amor.