jueves, 30 de abril de 2020

Sí y no


"A caballo en el quicio del mundo
un jugador soñaba al sí y al no

Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores

Bandadas de flores

Flores de sí

Flores de no

Cuchillos en el aire
que le rasgan las carnes
forman un puente



No

Cabalgaba el soñador

Pájaros arlequines

cantan el sí

cantan el no "

Gerardo Diego
(Columpio, del libro Imagen)

Crear un mundo propio dentro del ya establecido, es una tarea de titanes. Cosas que vienen, cosas que van. Las circunstancias nos impiden volar en libertad, porque el propio impulso del tiempo te lleva lejos, pero te vuelve a traer pronto al mismo sitio. Nada cambia demasiado.



miércoles, 29 de abril de 2020

Paredes


"Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.

Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.

Se le caerán un día
límites. ¡Que divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!

Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados."

Vicente Aleixandre
(Juventud, del libro Ámbito)


El tiempo pasa. Cuando se vive en una habitación cerrada, por muchas ganas que se tengan de hacer cosas, si las oportunidades pasan, a la hora de salir fuera ya es demasiado tarde. Los días de luz, a nada que te des cuenta, se han convertido ya en días oscuros.



martes, 28 de abril de 2020

Caballito


"Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado,
¡el caballito voló!
Quedose el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor.
Y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tu eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!"

Antonio Machado
(Campos de Castilla)

Las distintas etapas de la vida nos conducen hacia los deseos y los sueños a los que hay que enfrentarse con imaginación e ingenio. El tiempo pasa y, cuando nos queremos dar cuenta, seguimos siendo niños adultos que no han encontrado respuesta a la mayoría de las preguntas.


lunes, 27 de abril de 2020

Yo no soy yo


"Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasa por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera."

Juan Ramón Jiménez
(Eternidades)


Todos somos dos: cuerpo y alma. Lo que se ve de nosotros y lo que nosotros proyectamos en los demás. Lo que hacemos y lo que decimos (queda constancia) y lo que soñamos y pensamos (las vibraciones del espíritu). Incluso dentro de lo real y lo imaginado, somos a ratos buenos y a ratos malos (queriendo o sin querer). Somos un todo, y como tal tenemos que aceptarnos.

domingo, 26 de abril de 2020

Caminante


"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar."

Antonio Machado
(Proverbios y cantares)

La vida es un cuaderno en blanco en el que cada uno va escribiendo lo que le acontece, lo que le sale al paso, las circunstancias que le tocan. Uno tiene que ir tirando hacia adelante, dejando el pasado y proyectándose en el futuro a medida que va viviendo, buscando un horizonte que dé sentido a todo esto.

sábado, 25 de abril de 2020

Lista de planes


Lista de planes para cuando acabe todo esto:

Disfrutar de la vida (sabiendo que estar sano es una suerte), Acordarme de los muertos (y del dolor de las familias en las que queda un vacío enorme), Pensar que todo es relativo (hoy estás bien y mañana fatal), Cuidar las relaciones personales (daré cariño a quien verdaderamente lo sienta), Huir de la hipocresía (me rodearé de gente solo cuando me sienta cómodo y diré siempre lo que piense), Pasear por la naturaleza (las praderas, los riachuelos, los bosques, las montañas), Buscar la paz (la armonía y la tranquilidad dentro de mí), Viajar a lugares mágicos (una iglesia románica, unas ruinas visigodas, un acantilado vertiginoso, un castillo en lo alto), Brindar con una copa de vino (en un bar donde escuche a gente a mi alrededor que también es feliz), No tener prisa (hay tiempo para todo), Leer libros (pasando las hojas y respirando el olor del papel), Volver al cine (y sumergirme en la magia de una pantalla grande), Trabajar (hasta que mi empresa decida que mi labor profesional está ya desfasada para estos tiempos tecnológicos), Alimentarme bien (productos lo menos elaborados posible), Hacer deporte (correr, correr, correr y respirar al aire libre).

Y sobre todo, no tener miedo, no dejarme influir por las opiniones de los demás, sino dejándome guiar por mi intuición y mi percepción.



jueves, 23 de abril de 2020

Convivencia


Es tiempo de reflexión. Aunque no lo queramos, tiene que serlo, para que todo esto que estamos pasando sirva para algo. Es algo injusto, algo inhumano, algo cruel. Por un lado, la muerte, directamente. Por otro, el miedo, el distanciamiento y la precaución. A todos nos toca nuestro trocito de experiencia. Los ancianos y los niños, son quienes están llevándolo peor. El miedo a cogerlo, unos. La falta de libertad, otros. En medio, la gente trabajadora (unos en los servicios esenciales, otros en el teletrabajo, otros al paro).

El mundo se va a reinventar. Tiene que ser así, para que las normas de convivencia no nos conviertan en locos desorientados. Para que no nos volvamos histéricos cuando alguien se nos acerque y nos diga palabras directamente a nuestra cara. Para que la vida social sea segura y cómoda, evitando altercados innecesarios.

Y que la educación y la sanidad ocupen en un estado el terreno que deben ocupar para que las personas sean inteligentes, sensibles y sanas. Todo lo demás, la hipocresía y el presumir delante de los otros, se tiene que acabar.

miércoles, 22 de abril de 2020

Abrazo


¿Hacia dónde estamos yendo con estos nuevos tiempos que nos toca vivir?. Posiblemente hacia un mundo más digital, más individualista y más encerrado en la soledad tanto pública como privada. El miedo al otro. A quien tengamos a menos de dos metros de distancia.

Estas nuevas relaciones sociales (persona alejada de otra persona) van a definir durante meses y, posiblemente, años, las nuevas formas de estar en sociedad. Los restaurantes pondrán las mesas más separadas, los cines pondrán las butacas no tan juntas (¿y se me tose el de al lado?), ya no se dará la paz en la misa, no te agarrarás a un extraño en las fiestas de los pueblos, circulará menos el dinero metálico y nos lavaremos las manos más.

Y elegiremos a quien abrazar. Porque nos jugamos la vida en ello: ya no nos servirá el aliento de un extraño, sino que buscaremos el verdadero aliento positivo, enriquecedor y revitalizante. Adiós a los encuentros exagerados. Bienvenida la sinceridad en el saludo.

martes, 21 de abril de 2020

Humildad


Plantas del desierto, que no necesitan agua. Así nos hemos convertido las personas de repente, en seres vivos que para que nos dejen tirar hacia adelante apenas necesitamos un trocito de tierra y algo de aire. Somos tierra y aire, ya no necesitamos nada más.

Todo este tiempo de estar entre cuatro paredes nos ha hecho ver que la vida de consumo que tenemos en el estado de bienestar actual es algo innecesario. Que se puede vivir con menos, con lo básico: un supermercado y una farmacia. Todo lo demás, sobra. Es una prueba de humildad enorme: con tal de estar bien de salud, damos por vivido todo lo que deseamos. Es la verdadera revolución: normas básicas de relacionarse las personas. De repente, aplaudir en las ventanas se convierte en el más extraordinario palco de un teatro de ópera. Es ahí donde está la emoción.

Volverán los nuevos tiempos, pero jamás serán ya igual. El que no aprenda la lección lo va a pasar mal en las épocas que llegan, porque ya no habrá tiempo para el despilfarro: o te cuidas, o te mueres.

lunes, 20 de abril de 2020

Estanque



El estanque espera el agua, pero el desfiladero de la montaña no se la trae. Así es nuestro tiempo presente: esperamos una brisa fresca de esperanza y van pasando los días y no llega. No viene el tiempo feliz de la lluvia, del suave viento, de las verdes praderas, de los senderos por entre las sierras y del agradable sol apoyados en una tapia frente a un paisaje infinito.

Este es un tiempo marrón (no llega a ser negro: afortunadamente). El estilo de vida del siglo XXI nos permite estar conectados desde casa a la gente a la que queremos y no nos faltan artículos de alimentación y de consumo que nos entretienen. Vemos películas, leemos libros, hacemos gimnasia, algunos tienen que ir a trabajar (no lo olvidemos) y otros no van a trabajar pero están conectados desde su ordenador para ir moviendo asuntos.

El agua que tiene que llegar es una respuesta. A lo que está pasando. Posiblemente nadie va a formular la pregunta, pero vamos a tener que ser nosotros los que la respondamos.

domingo, 19 de abril de 2020

Caverna



Caverna: cavidad que queda en un órgano como consecuencia de una enfermedad que provoca que se destruyan las células. Efectivamente, hemos vuelto al tiempo de las cavernas. Y es interesante, porque nos estamos reseteando (perdón) como seres humanos. Nada es tan seguro como lo que hay dentro de la cueva, en cuanto sales te pierdes.

Caverna como espacio de protección individual y caverna como destrucción de los órganos vitales del cuerpo. Caverna como cavidad profunda (cuanto más te metes dentro de ti, menos daño pueden hacerte porque no manifiestas tus sentimientos). Estamos volviendo al tiempo de las cavernas.

Y es una cosa buena, pero también una cosa mala. Vivir encerrado es seguro y aséptico. Pero, ¿vale la pena vivir así? Lo bueno de la vida son los viajes, los restaurantes, los cines, los teatros, las verbenas, hacer bromas con los compañeros de trabajo y sudar haciendo deporte. Si nos quitan todo esto, ¿qué nos queda? Como quiera que los españoles nos abrazamos mucho, esto lo van a quitar para que no sea un peligro social. Nos habían vendido un concepto de felicidad y resulta que, sin quererlo, nos estábamos edificando nuestra propia caverna.

sábado, 18 de abril de 2020

Alienación



No tocar, no acercarse, no hablar, no toser, no respirar, no reírse (puedes echar gotículas). Bienvenidos al año 2020. Parece que no iba a llegar nunca ese mundo galáctico en el que todos iríamos tapados de pies a cabeza (vestidos como astronautas) y andaríamos como zombies (cansados y deprimidos) y nos moveríamos en los círculos sociales como robots (respuestas tajantes y concisas). Ese mundo frío y distante en el que cada individuo viviría en soledad y los sentimientos y las emociones brillarían por su ausencia.

Queridos amigos, una buena noticia: el mundo galáctico ha llegado ya. Todo se tiene que hacer por internet, por el móvil y por la televisión. Nada de fiestas en los pueblos, ni de cañas en los bares. Ahora lo que hay que hacer es darle a la tecla y conectarse con el mundo. Eso sí, por favor, elige un buen rincón de tu casa como escenario.

Una sombra negra (oscuridad) amenaza una hermosa montaña (luz). De momentos los niveles de miedo y terror son  mínimos. Árboles y cielo todavía se manifiestan potentes ante lo que parece que va a llegar, un mundo de teletrabajo y alienación. Solo los fuertes van a tirar para adelante. Cuando todo esté oscuro, ¿quién orientará el camino a seguir?.

viernes, 17 de abril de 2020

Silencioso dolor



Parece que todo sigue igual y todo ha cambiado para siempre. Parece que la vida continúa como si tal cosa: los supermercados siguen ofreciendo tal cantidad de productos de alimentación y limpieza que es imposible deprimirse ante lo maravilloso que es traer a casa las bolsas llenas de productos. Pero la tristeza y la soledad de los pocos viajeros de cercanías y metro te hace pensar que vivimos en un mundo apocalíptico en el que chocarte con alguien a la vuelta de un pasillo puede ser mortal.

Hospitales llenos de enfermos que empezaron a toser y ahora se están muriendo. Y todos tienen familias que están viviendo ese dolor en silencio y por teléfono. El mundo digital está haciendo su negocio: no hace falta salir de casa para conseguir tus deseos. En un click ya puedes ser feliz. El virus que a alguien se le escapó (¡uy, perdón!) está consiguiendo replantear las relaciones sociales a marchas forzadas.

Son tiempos de supermercado, de internet y de unidades de cuidados intensivos. Nos están quitando la naturaleza (¿quién puede poner puertas al campo?: el estado de alarma), para castigarnos por lo mal que la tratamos. Es el crimen perfecto: fuera gente mayor que molesta y genera gasto en la administración. Eso sí, médicos y enfermeros están dándolo todo por una lucha con resultado en contra. Tanta confusión, tanto pánico, tanta histeria, además de una crisis económica va a traer una desconfianza social descomunal (a dos metros, al menos). Nada volverá a ser igual.

jueves, 16 de abril de 2020

Sombra negra



Cuando los árboles no dejan ver el bosque, entonces la cosa no va bien. Si uno se detiene en los pequeños detalles, en las obsesiones repetidas, en los mensajes cotidianos, en la información sesgada, posiblemente sea difícil tener una idea general de lo que está pasando.

Los medios de comunicación dicen lo que dicen y transmiten a la ciudadanía un ambiente que cada cual lo hace suyo (pánico, miedo, desconcierto, surrealismo, mentira, exageración, angustia, locura, nerviosismo, depresión, soledad, cachondeo). Las autoridades ponen unas reglas para el bien común y, muchos, se las saltan. Es divertido saltarse las normas (bueno, tal vez lo era antes). Hay un bosque enfrente (amenazado por una sombra negra) pero yo me quedo con mi árbol; más allá no sé mirar, no quiero mirar, no me da la gana mirar. Mi árbol me protege, los demás árboles están lejos y la sombra negra a lo mejor es fruto de la imaginación exagerada.

En el futuro inmediato va a triunfar la individualidad (el árbol) frente a la colectividad (el bosque) porque, la verdad, parece que sobrevuela algo raro no definido que no tengo nada claro si me va a pillar en su radio de acción.

miércoles, 15 de abril de 2020

Derrumbe



Derrumbe: hundimiento de una cosa que está levantada o en equilibrio. Los viejos conceptos sobre la seguridad en la vida se están derrumbando. Lo que creías establecido (salud, relaciones sociales, medicina, libre circulación de personas, consumo, ocio, trabajo, seguridad económica) parece ser que está en una cuerda floja en la que los dos platos de la balanza tienen que pesar lo mismo. Si quieres que uno se mantenga, del otro tienes que quitar.

Si todo esto raro que está pasando ahora se supera, nadie va a quitarle a la gente el miedo a que ocurra otra vez pronto: en unos meses, en unos años, cuando todos seamos ancianos y estemos muy bien instalados en una residencia. Si esto ha venido así a lo tonto (¡desde un mercado de animales en China!), ¿quién nos asegura que no haya una amenaza pronto desde una central nuclear de Rusia o una fábrica química de Brasil?

De repente, un avión y Sídney (la vida era maravillosa) cambia a De repente, tienes fiebre y te mueres (la vida es imprevisible). Muchos sueños se derrumban. Por eso hay que soñar en pequeño: Hoy me levanto y me encuentro bien.

martes, 14 de abril de 2020

Roble



En los desiertos hay robles que no son como los nuestros. Son de otra clase, de otra forma, con otras hojas: están acostumbrados a poca agua, y sobreviven en una tierra que parece arena. ¿Así será nuestro futuro? ¿Seremos los mismos en un desierto de besos, abrazos, conversaciones, apretones en los bares, susurros en las confidencias? Dicen los expertos que durante los próximos meses la gente tendrá miedo a la gente: al cruzarse en una acera, al acercarse alguien para hacer un comentario, la duda ante el saludo, el asiento de al lado en el metro.

Las relaciones sociales cambiarán, es lo que ya nos temíamos y ahora se está cumpliendo: proliferará la amistad digital en vez de quedar en una cafetería a tomar algo. El Gobierno se ha empeñado en enseñarnos lo bien que se está en casa y, a la larga, puede que tengan razón: en la casa no se tose, no se estornuda, no se ríe, no se canta, no se baila, no se huele la piel de un extraño, no se alza la voz, no sale desorbitado el aliento. No hay nada más triste que tomarse una copa de vino de pie en la cocina.

En la calle (esa calle a la que da pánico salir porque en ella están concentrados todos los males del mundo) te juegas la vida. A no ser que tengas suerte: que seas un roble del desierto.

lunes, 13 de abril de 2020

Desfiladero



Luz al final del túnel. Después del tiempo oscuro parece ser que, avanzando por el desfiladero, veremos un cielo azul maravilloso. Parece ser que así será. Lo que no está claro es la distancia que todavía tenemos que recorrer. Según con qué perspectiva se mire, parece cerca. Luego andas y andas y te das cuenta que todavía queda un trecho. Pero verdaderamente anima lo que hay al final (salir a un mundo luminoso después de vivir en las tinieblas).


La actitud ante el cielo azul limpio será muy subjetiva: siempre conoceremos circunstancias cercanas de dolor y tristeza (en algunos casos muy desoladoras) que enturbiarán la felicidad. Pero, ¿no es esto la vida y nadie se preocupa de explicarlo?. La vida es enfermedad, soledad, ira y desconsuelo. Y alguna que otra tarde de sonrisas y paseos por la naturaleza. Todo lo demás, un cuento chino.


Solo queda llorar y rezar. Porque nadie se va a preocupar de explicarnos este cuento chino que estamos viviendo. Solo sobrevivirán los más fuertes (físicamente y mentalmente). Las consecuencias psicológicas de estos días (si tienes la suerte de seguir vivo) van a ser abrumadoras.

domingo, 12 de abril de 2020

Aprender



Los días y el tiempo pasan en el encierro de la individualidad: otra raya más que marcamos en la pared. El contacto físico con las personas se nos está olvidando, las comunicaciones verbales por palabras escritas o pronunciadas continúan, pero los abrazos ya no. Una semana, y otra, y otra. Parece mentira que el tiempo pase tan rápido. Mientras nosotros no nos hemos movido de la espera.


Nosotros los privilegiados, que hemos ocupado el interior de los refugios del campamento. Los otros han tenido que salir a la lucha: protegidos y con miedo, asegurando que no falte de nada en las cómodas casas del siglo XXI. La vida del mundo siempre ha sido así, unos que trabajan para que otros descansen. Pero ahora se está comprobando qué profesiones verdaderamente importan, qué profesiones son perfectamente prescindibles.


Tiempo de reclusión en el que hemos podido pensar en nuestra posición en el mundo. Lo que representamos para los que nos rodean. Nuestros proyectos, nuestras ilusiones, nuestra libertad de hacer lo que queramos. Esta es una situación perfecta para aprender de nosotros mismos.

sábado, 11 de abril de 2020

Marrón y verde



Cuando un árbol en un desierto tiene hojas, solo queda admirar el milagro de la naturaleza de permitir que, con poca lluvia, la vegetación sobreviva. Junto a una roca marrón, un puñado de plantas verdes. Es el ciclo de la vida. ¿Volverá el tiempo verde después de toda esta temporada marrón que estamos viviendo? Los expertos dicen que sí, que se reanudará la vida normal (aun con precauciones) y que volveremos a ser los de siempre: volverán las excursiones, y los bares, y las reuniones familiares, y los vagones de metro repletos de personas. Cuando nos crucemos con alguien en la acera, ¿cómo reaccionaremos?


Estamos perdiendo este mes de abril en un encierro que ni siquiera nos está permitiendo ver caer la lluvia al otro lado de la ventana. Ni en eso el clima ha tenido el detalle. Si por lo menos los días de fuera trajeran agua, la mente estaría entretenida en imaginar unos paisajes frondosos, un aire limpio, unos campos rejuvenecidos.


La Tierra está enfadada con los Humanos y le está dando unos mensajes que, posiblemente, nadie quiera interpretarlos, entretenidos como estamos en esperar una hora en una cola de supermercado con el móvil en la mano buscando esperanzas tristes, milagros absurdos, soluciones emocionales. Todo es marrón y escarpado, una roca imposible de escalar, un camino cuesta arriba que dificulta la respiración.


viernes, 10 de abril de 2020

Cueva



Son días de vivir dentro de la cueva y si, por un casual, tienes que salir a plena luz, la cantidad de horrores que te puedes encontrar allá fuera, no compensa la felicidad que produce la libertad. Todos los males del mundo están viajando en el aire y en las superficies, en las conversaciones y en lo que te depare lo que haya a la vuelta de la esquina. Y en el roce con otro cuerpo humano. De repente, el triángulo misterioso de la cueva es la protección más evidente ante la peligrosa amenaza. Es como cuando de pequeño te refugiabas en las sábanas y mantas de tu cama y te tapabas hasta la cabeza para no querer desprenderte de tu territorio de intimidad.


Y es que si sales, te contagias. Por eso el cobijo de tu intimidad (por muy oscuro que parezca) es la metáfora perfecta para salvarte de lo que, dicen, todavía se mueve por las calles. Y por las estanterías de los supermercados, y por los bancos de las estaciones de metro, y por las baldosas de una acera, y por las teclas de los números de un ascensor, y en el pomo exterior de la puerta de tu casa.

Voy a salir lo menos posible de mi cueva, por si acaso. (¿Hasta cuándo tendremos en el cuerpo metido este miedo: una semana, un mes, un año, toda la vida ya...?)

jueves, 9 de abril de 2020

Oscuridad




Tras la oscuridad se encuentra la luz. Una luz que se necesita como agua de mayo (justamente) para que las ramas secas de los árboles vuelvan a brotar. Es preciso sol, es urgente lluvia, es de primeros auxilios que la gente vuelva a estar alegre. Seguimos esperando que la lista de muertos sin explicación desacelere su ritmo. Seguimos esperando que el tiempo pase para que salir a la calle sea una actividad cotidiana, pero estos días amargos se están haciendo muy largos. Y lo peor de todo es que no podremos olvidar. No podremos olvidar esto que ha pasado y que no se sabe quién nos lo podrá explicar algún día.


Porque en todas las familias hay un ser que se ha ido, una persona que ha estado sufriendo y otras tantas también por no poder verlo. Un adiós sin posibilidad de despedida.


Hay que aguantar, dicen. Pero lo mas inquietante de esta situación que estamos viviendo es que la medicina y la ciencia no saben dar una respuesta. Se nos había olvidado que la vida es eso que te ocurre mientras no estás enfermo. Eso que pasa fuera de los hospitales y de las residencias de ancianos, eso que está más allá de gente trabajando envuelta en plásticos. Aire, sol, lluvia, campos. Tras la oscuridad parece que volverán.


miércoles, 8 de abril de 2020

Herida




Una herida es una lesión producida en el cuerpo como consecuencia de un golpe o roce, muchas veces acompañada de dolor y sangre. Si te das un porrazo, ahí se te queda la marca por un tiempo (generalmente breve, si tienes suerte de que cicatrice pronto). Luego hay otro tipo de heridas menos evidentes: las del alma. No se ven, pero se sienten. Una pena que se queda dentro, una angustia de vivir que te ahoga, que te dificulta el día a día. Heridas que no te dejan ganas de hacer nada. Entonces te abandonas, te arrastras, te dejas llevar por la más absoluta de las tristezas.

Ahora vivimos tiempos de heridas: familiares lejanos, enfermos esperando, muertos que completan estadísticas (nombres y apellidos conocidos con más o menos cercanía). Se viven duelos individuales y pocas explicaciones (dependiendo de si tu patología es compatible o no).

No hay motivos para la alegría: no se puede estar feliz cuando en el recuento de cifras diario puedes estar más o menos cerca de alguien fichado para siempre ya en los datos: todos estamos relacionados con todos. Es el castigo por estar vivo, es lo que pasa con los besos y los abrazos y los apretones y las conversaciones apasionadas. Después de todo esto, habrá que vivir de otra manera. Posiblemente peor. Dicen los que entienden que esto nos hará plantearnos muchas cosas. Pero, ¿la herida de una roca se cura con algo?

martes, 7 de abril de 2020

Incertidumbre




Tierra roja de sangre, de dolor y de muerte. Y mustia vegetación. Muy poca lluvia, muy poco viento fresco y rejuvenecedor. La vida hoy es un desierto de soledad individual y colectiva. Caminamos no se sabe muy bien hacia dónde. Hacia la supervivencia. ¿Estás bien?, te dicen. Lo demás no importa. Hay que esperar a que los alientos envenenados (inconscientemente) ya no se acerquen. Hay que esperar a que pasen los días (al fin y al cabo, es lo que habitualmente se suele hacer: esperar a que acabe la jornada de trabajo, esperar a que llegue el fin de semana, las vacaciones de verano, otro cumpleaños más, una amistad reencontrada o un familiar cercano).

Esperar y, cuando llega el momento y pasa, volver a esperar hasta la próxima ocasión. ¡Hasta pronto!, piensas. Y el ciclo de la vida continúa. Por eso cuando el trabajo, el fin de semana o el abrazo con el familiar cercano no llegan, te sientes desalojado de tu identidad, y te vuelves otro.

Otro que camina arrastrando los pies por la arena, enredándose en los hierbajos o perdiendo el equilibrio en cada paso, porque todo se ha descolocado: todo este desierto nunca terminará. El futuro se antoja desconfiado y volátil. Se pondrán remedios, pero la incertidumbre de los alientos nos acompañaré siempre.


lunes, 6 de abril de 2020

Campamento



Soy yo, y los demás a mi alrededor. Soy un pozo de agua, y lo que me rodea es el campamento que me acompaña. Mi soledad tiene línea directa con la soledad de otros a un metro, a dos o a tres (según las distancias que se tengan que marcar). Mi aliento (mi aire húmedo que viaja) puede contener veneno, o no. Esto nadie me lo había advertido cuando llegué aquí. A este desierto de arena roja y piedras marrones. El aliento de los demás (palabras, sentimientos, amor) puede transmitirme una nube de enfermedad y muerte. La Madre Tierra está enfadada y si alguien abre la boca, puede ocurrir una catástrofe.

Respirar (lo más hermoso de la vida) se ha convertido, de repente, en un artículo de lujo. Lo que pudiera parecer normal, ahora mismo es un tesoro y una suerte. Un beso y un abrazo (la cercanía del otro) es hoy un peligro y un desconcierto en el que concurren todos los miedos del universo.

El proceso natural de la vida muchas veces se altera por un desequilibrio que te trastoca los valores que tenías grabados como evidentes. Todo es relativo. Ya no hay mañana, solo un páramo de angustia y desolación. En el que sobrevivirán los más fuertes. Soy un punto pequeño y muchos círculos a mi alrededor que me definen.

domingo, 5 de abril de 2020

El Tiempo del Sueño




En el principio, no había nada. La vida era una masa embrionaria inmensa. Entonces, los Seres Totémicos Espirituales se pusieron a trabajar. Era el Tiempo del Sueño y por eso, soñando, apareció el fuego, y luego el aire, y luego la lluvia, y después el pez, y la tortuga, y el lagarto, y el águila. El sueño continuó en la zarigüeya, y en el canguro, y en el hombre. Moviendo desde el sueño a las acciones, los ancestros crearon las plantas y las montañas. Todo fue creado desde la misma materia, todo está relacionado: la trayectoria de una hormiga, la caída de la rama de un árbol o la grieta que surge en una roca. Porque todo viene del Alma, algo anterior incluso a la existencia del ser humano.

El hombre comprendió el sueño y empezó, a su vez, a soñar. Y soñó que contaría el secreto a sus descendientes: la Tierra es sagrada y el hombre debe ser su protector. La creación es continua y se da en el presente eterno y en el real: la Tierra está viva porque la eternidad es, justamente, ahora. Vivimos a medio camino de dos corrientes: la actividad diaria y el Tiempo del Sueño (más real que la realidad misma) en el que los valores, los símbolos y las leyes explican lo que somos.

Hay que mantener la Tierra como estaba el primer día. Nuestro bello mundo ha sido creado de acuerdo con el poder, la sabiduría y las intenciones de nuestros antepasados.