domingo, 9 de octubre de 2022

El castillo


En el año 1929 el arqueólogo Blas Taracena señaló las posiciones de una serie de castros en la serranía soriana que debieron existir entre los siglos VI y IV a.C. y que los vinculó a las tribus celtibéricas de los pelendones. Eran terrenos en lugares elevados (más de 1000 metros de altura), en posiciones estratégicas y con elementos defensivos. En la zona de El Valle marcó los siguientes "castillos o castillejos": Hinojosa de la Sierra, Langosto, El Royo y Valdeavellano de Tera. 

El Castillo de Hinojosa de la Sierra (foto) fue un poblado fortificado localizado sobre un alto rocoso en la sierra de Carcaña. El castro, de planta oval, tiene una superficie de 5800 metros cuadrados, rodeado de una muralla que, en ciertas zonas, tiene la típica disposición de piedras hincadas para contribuir a los elementos de barrera de protección. La cultura castreña soriana, situada en las zonas altas donde nace el Duero, permitió el nacimiento en siglos posteriores de ciudades más importantes y más influyentes, como la mítica Numancia.