En La Mancha, al haber pocos ríos que sirvieran como fuente de energía para los mecanismos de un molino, se recurrió tradicionalmente a la fuerza del viento para convertir el grano en harina. Una vez orientada la cúpula y colocadas las aspas frente al aire más propicio, se cubren éstas con lonas. Las aspas transmiten el moviento al eje y éste por una serie de mecanismos de engranaje a dos piedras o muelas que trituran el trigo. En el Cerro Calderico de Consuegra (Toledo) hay doce molinos (de los trece molinos que originariamente ocupaban la zona) y uno de ellos conserva la maquinaria y funciona como en pleno s.XVI. Este cerro es lo que llaman crestería rocosa y se alza majestuosamente en medio de la llanura manchega. Es un paisaje que también lo ocupa el castillo de La Muela, de origen musulmán y modificado en el s. XII por la Orden de San Juan de Jerusalén. Actualmente esta muy bien restaurado y ocasionalmente lo aprovechan para representaciones teatrales medievales. En el s.VI a.C. ya había por esta zona pueblos íberos.
Era un chaval cuando visité algunos molinos manchegos (no se si estos). Luego los he visto muchas veces a lo lejos. Ya va siendo hora de hacerles otra visita.
ResponderEliminarY de la utilidad nació una de las estampas más significativas de La Mancha.
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