domingo, 27 de abril de 2014
Arcos de la Frontera
Ubicado en un cerro y rodeado por el río Guadalete en plena Sierra de Cádiz, Arcos de la Frontera sorprende por su perfil en la lejanía donde destacan la espectacular iglesia de la Asunción (templo evolucionado desde los restos del s.XIII de la antigua mezquita hasta la torre neoclásica del XVIII) y, en el otro extremo, la iglesia de San Pedro (fachada principal barroca). El palacio del Conde de Águila tiene una de las portadas más antiguas de Andalucía (s.XV). Hay un castillo que fue fortaleza militar; la llamada Puerta Matrera (única que se conserva de la muralla árabe) y un convento de monjas Mercedarias que venden unas exquisitas pastas (compramos las de moscatel y pasas).
En el restaurante Marqués de Torresoto (ubicado en un antiguo palacio del s.XVII) tienen un menú de 18 euros con esta posible combinación: sopa de tomate, entrecot con patatas y ensalada y arroz con leche, acompañado de vino Entrechuelos de la Tierra de Cádiz. En la Plaza del Cabildo puedes asomarte al Mirador de la Peña Nueva. Sus calles empinadas, sus fachadas blancas, sus rincones con macetas, sus portales abiertos, son pequeños recorridos que se han de hacer despacio para empaperse del indiscutible aire moro del lugar.
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La visité hace tanto tiempo que, como en la India o Marruecos, los niños del pueblo te seguían y se ofrecían como guías. Mi guía infantil tenía un acento fortísimo y no le entendía casi nada. Una pena porque cuando conseguía enterarme de lo que contaba, descubría entre aquel montón de zetas y eses cambiadas jugosísimos datos: "esta es la casa de Antonio el bailarin".
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