miércoles, 14 de octubre de 2015
Sigiriya
Sigiriya es una roca enorme en cuya parte superior se encuentran las ruinas de lo que fue un palacio del s.V, según capricho del rey Kasyapa. Este rey había matado a su padre, Dhatusena (el del Buda de Aukana), y arrebató el título que le correspondía a su hermano, que huyó a la India y luego volvió con un ejército para reclamar sus derechos con la sorpresa de ver en un sitio tan inhóspito el lugar que debía recuperar. Después de los jardines, hay que escalar la roca: se sube por una escalera a las famosas Damas de Sigiriya, unos frescos del s.V que representan a mujeres en pareja o solas que, según una versión, son cortesanas y, según otra, diosas. También está el Muro de los Grafitis, donde desde tiempos inmemoriables la gente dejaba frases escritas. A medio camino está la Puerta del León, por las garras esculpidas que es lo único que queda de lo que debió ser un león entero
Tras la muerte de Kasyapa, que perdió en la batalla contra su hermano, fue durante varios siglos un monasterio. Al llegar a la cima hay murallas, cisternas, un trono real (en el que está prohibido sentarse) y los restos de paredes de los edificios.
La comida típica de Sri Lanka es el rice and curry. Consiste en una porción de arroz acompañada de varias cucharadas de distintos guisos a elegir: dhal (lentejas), pol sambol (coco rallado), verduras, mallung (hojas picadas), algo de pollo, cerdo o pescado en salsa, un toque de mango chutney (mermelada) y papadams (tiras de pan crujiente) para acompañar. Todo picante.
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Y yo a Zaragoza y Sitges. Menos mal que he tenido mi ración de exotismo en las pelis coreanas.
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