Entre Battambang y Phnom Penh, tuvimos un viaje muy entretenido. Visitamos una fábrica de ladrillos, nos montamos en una plataforma de madera impulsada por un motor y paseamos por las dependencias de un lugar mágico recién salido de una película de dibujos animados. El Monasterio Mounside. Fe y colorido. Espiritualidad y alegría. Eternidad y magia.
Camboya es un país eminentemente budista. El hinduismo (que fue vital para la formación del antiguo imperio jemer) casi ha desaparecido. La renuncia al deseo -ilusiones sin importancia- y la corrección en la vida son los ejes sobre los que se articula la religión. Los dioses y los seres objeto de culto tienen una representación a medio camino entre la fantasía (diablos, bestias) y las escenas costumbristas (gente reunida en una habitación), para recrear un mundo entre divino y humano, que es el que nos sostiene.
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