La catedral de Jaén sorprende en su fachada (dos torres que la enmarcan) y en la distribución interior, con un espectacular coro frente a la capilla mayor, una esbelta cúpula del crucero, una bella sala capitular y una hermosa sacristía. Es una obra renacentista (s. XVI) creada por Andrés de Vandelvira. La fachada es barroca (s.XVII) y es templo cristiano desde que sustituyó a la mezquita del siglo XIII una vez conquistada la ciudad a los moros por Fernando III el Santo. Conserva la reliquia del Santo Rostro, pero solo se puede ver los viernes en la anexa capilla del Sagrario. Cuando te metes por la calle Maestra y doblas por el Arco del Consuelo te encuentras con la Taberna La Manchega, que data de 1886. Comimos carne con tomate, flamenquín, vino, natillas y café por 9 euros. Lo hicimos en las cuevas que tiene en el sótano, una vez te abren la portezuela de madera de la barra y te hacen bajar por las escaleras. La iglesia de San Ildefonso es gótica y tiene tres fachadas (gótica, renacentista y neoclásica) y allí está Virgen de la Capilla, muy querida en la ciudad. El castillo de Jaén está en lo alto de un cerro: consta del alcázar viejo, el alcázar nuevo y el abrehuí. Fue alcazaba en época califal hasta que fue conquistada en 1246, concretamente el día de Santa Catalina. El hospital de San Juan de Dios (s.XV) tiene un bello patio y una capilla que la usan como salón de actos de las distintas actividades que allí se realizan. Nos gustaron mucho la Fuente de los Caños y el Pilar del Arrabalejo (otra fuente, ambas de mediados del s.XVI). Paseamos por la judería de Jaén, que es un laberinto de calles en cuesta en torno a la calle Santa Cruz, la viva huella de los doce siglos de presencia hebrea en la ciudad. La iglesia de la Magdalena es del s.XVI pero construída sobre una antigua mezquita, lo que se observa en los arcos de herradura de su interior y en el patio con un estanque (que se alimentaba de las aguas del conocido Raudal de la Magdalena, donde ocurrió la leyenda del Lagarto, enorme, que asustaba a la gente que iba a por agua). Compramos dulces en el convento de las Bernardas y nos tomamos una caña en el bar Fígaro, en la calle Pescadería. Por supuesto compramos aceitunas en Casa Paco.
Una vez pare en Jaen y en lo que me duchaba se me hizo de noche. Ya es hora de que vuelva.
ResponderEliminarTambién he vuelto a Madrid después de mi escapadita navideña a Barcelona y he vuelto a este blog para desearte un feliz año nuevo.
Un abrazo.
Nunca he estado en Jaén, he dado vueltas por España, pero siempre quedan cosas por conocer.
ResponderEliminarAprovecho para desearte un muy feliz año.