martes, 21 de agosto de 2012

Museo Toul Slong


Entre 1975 y 1979 dos millones de personas fueron ejecutadas sistemáticamente por el régimen de los Jemeres Rojos que gobernaron repartiendo el terror en Camboya y eliminando a todas las personas sospechosas de no alinearse radicalmente con las doctrinas proclamadas. Si sabias francés, o eras médico, o llevabas gafas (entonces eras un intelectual), tenías todas las papeletas para ser secuestrado y asesinado. En octubre de 1979 con la invasión vietnamita se puso fin a todo ese horror y salió a la luz la prisión secreta S-21, que antes habían sido unas escuelas y donde, tras ejecutar deprisa y corriendo a las últimas víctimas solamente pudieron sobrevivir 7 personas.
Bou Meng fue una de ellas y ahora vende su libro y te cuenta su historia en el patio de aquella prisión de Phnom Penh convertida hoy en Museo. Justicia para el futuro, no solo para las víctimas, proclama en las memorias que muy amablemente te firma. Fotografías de las personas que se fueron, bustos semidestruídos de Pol Pot, y la huella de las celdas unipersonales de ladrillo construídas en mitad de las aulas, son los recuerdos tristes de aquel tiempo que terminó con toda una generación de camboyanos. En mitad del patio, el árbol de la fruta del pobre. Es un fruto sabroso y dulce, aunque si está muy maduro su olor puede llegar a ser muy desagradable.

2 comentarios:

  1. Yo me defiendo en francés, y llevo gafas de cerca, por lo que doy el medio perfil.

    ¡Madre mía! Lo digo por bromear algo, pero me has dejado helado, de verdad. Está claro que el horror visita a todos los países.

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  2. Qué horror. Estas desgracias siempre son mas grandes en Asia.

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