lunes, 16 de septiembre de 2013
Vejer de la Frontera
Vejer de la Frontera (Cádiz) es un encantador pueblo de casas blancas en un alto muy cerca del mar. En su buena época estuvo amurallado y sus cuatro arcos de entrada y salida son testigos de aquel pasado indudablemente árabe: Puerta Cerrada, la Segur, la Villa y Sancho IV. La iglesia parroquial del Divino Pastor debe su nombre a la fecha en que la ciudad fue conquistada por Fernando III el Santo: el 6 de agosto de 1250. Es un conjunto arquitectónico de dos épocas: una gótico-mudéjar y otra gótico tardío. Está formada por tres naves separadas por pilares y tiene cinco capillas. En el convento de las Concepcionistas está el Museo de Costumbres y Tradiciones (donde muestran el traje típico que llaman de "la cobijada", porque tapa totalmente a las mujeres). Hay un castillo disimulado entre el caserío que lo rodea y unos molinos de viento en un parque.
En La Casa del Califa, puedes tomarte un té moruno y en la entrañable y bella Plaza de España, es muy recomendable el restaurante Trafalgar, donde tienes para degustar cosas tan ricas como croquetas de calamares en su tinta, chipirones a la plancha con piriñaca, atún andalusí con cus-cus o cazón en adobo de Cádiz. Nos ofrecieron de aperitivo una curiosa fritura de mondas de patatas. No pudes marcharte de aquí sin comprar las famosas tortas vejeriegas en la pastelería La Exquisita, hechas a base de harina, manteca y canela.
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Hace un siglo que viajé por esos pueblos y los tengo un poco mezclados en mi cabeza. Creo que aquí fué donde un niño muy simpático se me ofreció de cicerone para "enzeñarme la caza d´Antonio el bailarin".
ResponderEliminarEstuve el verano pasado, aunque también mezclo en mi recuerdo Arcos, Vejer... todos ellos preciosos pueblos.
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