En Mirambel se entra por el Portal de las Monjas (foto) que tiene un hermoso balcón -ya por dentro- en el convento fundado por Felipe II. En la Fonda Guimerá puedes cenar una deliciosa perdiz al horno. El pueblo tiene multitud de casas señoriales (La Casa Castellot y la Casa Aliaga comparten plaza). En Bordón, la iglesia tiene unas pinturas en las paredes y techos que son de una auténtica belleza. La cruz templaria en una de las capillas certifica que aquello tuvo un pasado cuanto menos intenso. En Castellote se visita el Torreón Templario, al lado de una iglesia, que durante muchos años ejerció de cárcel. En Molinos hay restos de alcazaba, una iglesia con huellas cistercienses, judías e islámicas y, muy cerca, sus maravillosas Grutas de Cristal (estalactitas, estalagmitas y estelectitas excéntricas).
Este Aragón de jamón, templarios, cuevas y carlistas verdaderamente sorprende.
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