lunes, 23 de marzo de 2015
Bodegas Rosell
Bodegas Rosell abrió sus puertas en la calle General Lacy, 14 (Madrid, cerca de la estación de Atocha) en el año 1920. En principio fue un despacho de vinos a granel, convirtiéndose después, con la agradable invitación de sus azulejos de Talavera en la fachada (pintados por el ceramista sevillano Alfonso Romero), en una encantadora taberna de las de vender chatos de vinos de Valdepeñas. La especialidad de la casa es el bacalao (brandada, croquetas, rebozado, al horno). Una tapa de bacalao Rosell (2,90 euros) acompañada de un vaso de vermú Miró (de grifo, con guinda verde) es una delicia de los sentidos (vista, gusto, tacto, olfato) que a uno le hacen reconciliarse con la vida. Revueltos, quesos, embutidos, tortilla de patatas, ensaladas, conservas y verduras animan una carta amplia y variada perfectamente servida (esos camareros profesionales que te hacen sentir importante).
Instrumentos musicales y pasión por el flamenco (posters de Camarón) desfilan por las paredes de Bodegas Rosell. Unas doscientas referencias de vino aparecen en la lista que tienen. Dos enormes tinajas en los rincones del local homenajean y recuerdan los orígenes. Lugares así tendrían que ser pequeño patrimonio de la humanidad, porque te transmiten la magia de los tiempos reposados y del gozo de lo cotidiano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encanta Madrid, es una ciudad con una gran oferta artística y cultural. Cosmopolita pero con raigambre, tal vez, gracias a esas tabernas como la que hoy nos enseñas y que le confieren esa peculiaridad tan entrañable. No conozco Bodegas Rosell pero espero conocer esa taberna.
ResponderEliminarLa conocí hace solo uns años. Unos amigos que viven por la zona celebraron un no se qué allí. Me sorprendió un sitio así en ese apartado rincón. Qué dure.
ResponderEliminar