Lo mejor de Habarana fue el estupendo masaje ayurvédico que nos dieron en un centro especializado en este tipo de tareas: te impregnan de aceite arriba y abajo, aplicando con las manos las terapias de relajamiento y sanación (mezclando movimientos armónicos e intensos) y, luego, te dejan un rato en una sauna de calor y, seguidamente, en una caja donde te encierran y donde solo se asoma la cabeza que te la cubren con una toalla. Después de una ducha fría, el cuerpo sale flotando. El ayurveda es una terapia hindú que tiene cinco mil años y que significa vida y ciencia.
Habarana es un lugar tranquilo, lleno de bosques y praderas (con monos merodeando por cualquier lado), punto de referencia equidistante a las distintas ciudades patrimonio cultural de Sri Lanka. Es una zona donde sacan a pasear a los turistas en elefante. En la foto, el Lago de Habarana.
El batik es una técnica de teñido de tejidos que consiste en aplicar capas de cera y, una vez endurecida, crear líneas craqueladas que forman figuras y diseños. No hay que venir de Sri Lanka sin una camisa elaborada con esta técnica.
Me llaman mucho la atención los nombres de estos exóticos lugares. Habarana que me recuerda a La Habana, Peradeniya que podría ser una aldea de Guadalajara, o ese Kandy entre marca de dulces de aeropuerto y nombre de peluquería de barrio.
ResponderEliminarA veces, leyéndote me acuerdo de Tahilandia, otras de La India.
Pues eso sí es que dar envidia. Me pido un masaje así, desde luego.
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