jueves, 7 de diciembre de 2017
El gemido del viento
"Sobre el Duero, que pasa lamiendo las carcomidas y oscuras piedras de las murallas de Soria, hay un puente que conduce de la ciudad al antiguo convento de los Templarios, cuyas posesiones se extendían a lo largo de la opuesta margen del río.
En la época a que nos referimos, los caballeros de la Orden habían ya abandonado sus históricas fortalezas; pero aún quedaban en pie los restos de los anchos torreones de sus muros; aún se veían, como en parte se ven hoy, cubiertos de hiedra y campanillas blancas, los macizos arcos de sus claustros, las prolongadas galerías ojivales de sus patios de armas en las que suspiraba el viento con un gemido, agitando las altas yerbas."
El rayo de luna, Gustavo Adolfo Bécquer, 1862.
(Foto: Monasterio de San Polo).
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A menudo me encontraba con Gustavo Adolfo -muy del gusto de mi madre- por mi casa. Caballeros templarios y torreones seguro que fueron muy del gusto de mi mente infantil tan novelera.
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