lunes, 17 de febrero de 2020

En un claro de la maleza


"Un anochecer, entre la maleza y las rocas que circundaban el agua de la zona norte del Domain, Voss se había topado con Le Mesurier y, como le parecía que la situación era propicia, le había preguntado:
-Frank, ¿ha encontrado ya ese propósito sobre el que hablamos a bordo del buque?
-Pues no, señor Voss, no -respondió Frank, evasivo, sintiendo cómo se le ponía la piel de gallina.
Y se puso a recoger piedras del suelo.
-Sospecho -añadió- que es algo que no sabré hasta que esté en mi lecho de muerte.
Entonces Voss, que se había sentado en un claro de la maleza bajo unos árboles enormes y despeluzados, sintió una simpatía aún mayor hacia el joven, pues sabía mejor que nadie lo que era luchar contra los propios demonios. Bajo la luz amarillenta del ocaso, los brazos del alemán, que rodeaban sus rodillas, parecían varas de sauce. No necesitaba la carne."

(Voss, Patrick White, 1957)

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