Silvia Labayru, argentina de familia de militares, ingresó de joven en la organización guerrillera Montoneros para luchar contra la dictadura que se instauró en el país en 1976. Embarazada de cinco meses, fue secuestrada, torturada y violada en las dependencias de la Escuela de Mecánica de la Armada y obligada a realizar labores de espionaje que desembocaron en la desaparición de varias Madres de Plaza de Mayo. Exiliada a España en 1978, este relato es una entrevista de la autora con la protagonista de una vida en la que aparecen la violencia, el sexo, las parejas, los hijos, los perros y los gatos, los viajes, los cambios de domicilio, los amigos, las deslealtades, los despistes y la herencia de los padres.
El 14 de marzo de 1977, pensando que su hija estaba muerta, Jorge Labayru (piloto de la Fuerza Aérea pero dedicado a la aviación civil) recibe una llamada desde las dependencias militares donde la tienen secuestrada, en la que le dicen que le va a hablar. "¡Ustedes montoneros, hijos de puta, son los responsables morales de la muerte de mi hija! ¡Vengan que los voy a cargar a tiros montoneros de mierda! !Soy anticomunista, antiperonista y antimontonero, hijos de puta, hijos de puta". El militar, confuso, cuelga y le dice a Silvia: "¿Entonces es uno de los nuestros?". Esa llamada le salvó la vida.
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