Vilafranca es la capital de la comarca del Penedès (Barcelona), la tierra del cava por excelencia. Toda la ciudad (38.000 habitantes) está rodeada de viñas y, en época medieval, fue una importante villa. Aquí moriría en 1285 el rey Pedro III de Aragón, que pasó a la posteridad por expandir su corona por el Mediterráneo (fue rey de Sicilia).
El Palacio Real data de esa época, tiene dos edificios de piedra de diferentes alturas, uno de ellos es una torre con un techo liso y el otro muestra una barbacana de madera. Ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de la historia y actualmente lo están rehabilitando para Museo del Vino. La Basílica de Santa Maria (foto) es un edificio gótico del s.XV construído sobre una capilla románica, su puerta lateral es de finales del s.XIII. Su campanario de 52 metros es de forma octogonal y también se inició a finales del XIII. El campanario es todo un símbolo para la ciudad: en el s.XIV se fundó una beneficencia por la que unos monjes se hacían cargo de tocar las campanas de 27 diferentes maneras según el motivo que se quisiera anunciar.
El Palacio Baltà es una antigua casa señorial gótica del s.XIV. La tribuna de la fachada es un añadido del s.XIX. También son muy interesantes el antiguo convento de Sant Francesc (s.XIII, de la que solo se ha conservado el claustro) y la capilla de Sant Joan (s.XIV, construída por los hospitalarios de San Juan de Jerusalén).
El mareo de siglos obliga a refugiarse en lo mejor de estos sitios: la comida y la bebida. En Cal Figarot (en el local de los castellers, esas torres humanas tan complicadas de realizar) me pedí una espardenya, que consistía en una tosta con pimiento rojo, berenjena, atún y anchoas. En el s.I, Plinio el Viejo, a su paso por estas tierras ya documentó los maravillosos caldos que se producían en estos lugares. Las cavas Mas Tinell serían el ejemplo de un producto agradable al paladar, junto con las catanias Cudié (almendras cubiertas de praliné y cacao en polvo).
como Un país en la mochila, Geografía, Historia y Gastronomía. eres un bon vivant, ya te lo he dicho alguna vez, tú sí que sabes aprovecharte de los pequeños placeres de la vida.
ResponderEliminarun abrazo.
¿Has emprendido la ruta de los vinos?
ResponderEliminarEn Valencia hay una cosa que se llama espardenyá que es un guiso con anguila y otras cosas.
Yo eso de que junten las alpargatas con la comida la verdad lo veo un poco ordinario.
Una ciudad agradable, cómoda y añadiendo alguna cosa, con tú permiso, sus pastelerías son de lo mejor.
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