"Los habitantes de la aldea de Trasmoz dormían asimismo como lirones, excepto algunas muchachas que velaban cosiendo sus vestidos para el día siguiente. Las campanas de la iglesia dieron al fin el toque de ánimas, y sus golpes lentos y acompasados se perdieron, dilatándose en las ráfagas de aire, para ir a expirar entre las ruinas del castillo. Dorotea, que hasta aquel momento, y una vez adoptada su resolución, había conservado la firmeza y sangre fría suficientes para obedecer las órdenes de la bruja, no pudo por menos de turbarse y fijar los ojos con inquietud en el cañón de la chimenea, por donde había de verla aparecer de un mondo tan extraordinario."
jueves, 14 de marzo de 2013
Las brujas de Trasmoz
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Lo que pueden llegar a fascinarnos estas historias.
ResponderEliminarSupongo que en otras épocas algunas mujeres se defendían dando miedín.
ResponderEliminarhaberlas, haylas...
ResponderEliminarvi la foto, y pensé en Frías.