miércoles, 4 de octubre de 2017
Casa Camacho
"Un bar antiguo con el mostrador de cinc y azulejos andaluces en las paredes, frecuentado por gente del barrio", dice Juan Madrid de Casa Camacho en su novela "Los hombres mojados no temen la lluvia" (2013). Situada en la calle San Andrés, 4, se fundó en 1929 como almacén de aguardiente. En la posguerra, un tal Camacho que llevaba el negocio, contaba sus experiencias como miliciano republicano. Desde 1980 la regentan tres hermanos de Sanabria (Zamora), que mantienen el espíritu de taberna que tuvo toda su vida. La saturadora para hacer sifón de grifo, con agua y anhídrido carbónico, es fiel reflejo de una época antigua que aún permanece. Fue en los ochenta (el barrio de Malasaña vivía su esplendor de ardor juvenil) cuando inventaron el yayo: vermú, ginebra y gaseosa (la bebida estrella del local).
Tienen bonito en escabeche, pepinillo con anchoa, berenjena de Almagro y anchoa en salazón. Y aceitunas de Campo Real. Conservas, encurtidos, chacinas y ahumados completan la oferta grastronómica. Pero lo que tiene Casa Camacho son sus parroquianos, que van cambiando a lo largo del día así como el tono de las conversaciones. Las botellas en lo alto de la pared están allí desde el primer día que las pusieron.
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