miércoles, 22 de noviembre de 2023

A la sombra de las muchachas en flor


La segunda parte de En busca del tiempo perdido fue publicada en 1919. En ella, el narrador, un joven de la burguesía parisina que quiere ser escritor nos habla de cómo se enfría la relación con Gilberte, la niña con la que jugaba al marro en los Campos Elíseos pero, a su vez, continúa la admiración que siente por su madre, la Sra. Swann, a la que vigila a distancia en sus salidas por la ciudad. También nos habla de su estancia en Balbec, donde acompañado de su abuela, se instalan en el Grand Hotel para disfrutar del mar y del aire y de alternar con el elegante Marqués de Saint-Loup y su tío el Sr. de Charlus, además de con el pintor Elstir, en cuyos cuadros no hay frontera entre el mar y el cielo. Un lugar donde hay personajes sofisticados de la aristocracia y muchas chicas, entre las que se fija en Albertine.

"...cuerpos hermosos con hermosas piernas, hermosas caderas, rostros sanos y serenos, con expresión de agilidad y astucia. ¿Y acaso no eran nobles y serenos modelos de belleza humana los que veía yo allí, delante del mar, como estatuas expuestos al sol en una ribera de Grecia?"

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