viernes, 1 de noviembre de 2013
Sepúlveda
Parada y fonda en Sepúlveda. Situada sobre una peña y utilizando el río Duratón como línea fronteriza, esta localidad segoviana tiene un casco histórico muy agradable de recorrer. La iglesia de El Salvador, románica del s.XI (por el año 1093 que aparece inscrito en el ábside) tiene una sola nave y un bello pórtico con arcos agrupados por parejas. Esta galería, orientada al sur, tiene 8 arcos de medio punto (los de la parte occidental desaparecieron). En el ábside (seccionado por columnas entre las cuales hay 3 ventanas) destacan sus canecillos con figuras de animales, personajes o motivos vegetales. La torre de El Salvador está separada de la iglesia, aunque un pasadizo interior las comunica, y es de planta cuadrada con tres cuerpos (torre que hace de campanario y de posición defensiva). En la Plaza Mayor no se puede dejar de comprar las exquisitas rosquillas de Castrillo en la Pastelería La Peña.
En La Cocina de Paulino degustamos lo que da el campo por esta época: boletus y setas de cardo. Seguimos con judías de La Granja con chorizo, oreja y pie, para entrar en el delicioso lechazo asado con ensalada (decir Sepúlveda es decir cordero). Terminanos con un ponche segoviano (pastel de mazapán) y lo acompañamos todo con vino ribera del Duero Prado Rey. Precio por persona: 34,50 euros.
Por los alrededores de la iglesia de San Bartolomé, el diablo pasea la noche anterior a la festividad del santo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ay ese corderito. Te recomiendo el ponche de la pastelería de San Cristobal (otro pueblo segoviano). El ponche y todo lo demás. La señora es ademas un encanto.
ResponderEliminar