martes, 19 de abril de 2016
Sor María de Ágreda
María Coronel y Arana nació en Ágreda (Soria) en 1602. Sin salir nunca de su convento, esta monja concepcionista tuvo dos influencias importantísimas en la época que vivió: mantuvo correspondencia privada durante 22 años con el rey Felipe IV y su mensaje cristiano fue presencia milagrosa en América.
Hija de familia hidalga, acomododa y devota de la Virgen, débil de salud y exaltada de espíritu, tanto ella como sus tres hermanos pronto entraron en conventos (de hecho el de María estaba en su propia casa). Antes de cumplir los 25 años ya es nombrada abadesa y en 1633 la comunidad se traslada a un nuevo convento (que es el que se puede visitar hoy en Ágreda). El 10 de julio de 1643, el rey Felipe IV, de camino a sus quehaceres en Cataluña, pasa por el convento, conversa con la abadesa y queda prendado de su personalidad rogándole le escriba para darle consejos sobre los más diversos temas. Estas cartas fueron escritas hasta la muerte de la monja (el rey le sobreviría solo 4 meses). Sor María de Jesús de Ágreda escribió numerosos ensayos y el más importante "La Mística Ciudad de Dios " (que hablaba sobre la inmaculada concepción) fue reescrito porque la primera vez le dijo su confesor que lo quemara. Fray Alonso de Benavides (padre custodio de la provincia de Nuevo México) redactó un informe sobre las conversiones de los indígenas ante la visión de una mujer con un manto azul (cuando se entrevistó cara a cara con María no le quedó ninguna duda de que era ella a quien veían los indios: es el poder de la bilocación, poder estar en dos sitios a la vez). Los tribunales de la inquisión de la época sobreseyeron el caso. Sor María de Jesús falleció en Ágreda en 1665.
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Papá ponme un convento en el ala Este. Qué suerte. Y por si fuera poco tiene el poder de la bilocación lo que la permite no salir de casa para nada. Quién me iba a decir que la primera Hikikomori era soriana.
ResponderEliminarDe la historia de esta monja leí hace años una novela de Javier Sierra, "La dama azul", que me dejó alucinada. Sin ser una seguidora de tal tipo de literatua, de hecho suelo huir de los Dan Brown y compañía, el caso es que me dejó marcada en la memoria el relato vital de esta monja que era capaz de estar en su convento de Ágreda y en las Indias al mismo tiempo.
ResponderEliminarUn saludo