martes, 6 de marzo de 2012

Las eras de Santa Bárbara



En nuestros años de niñez soriana ir a Santa Bárbara era tener un enorme campo abierto donde aprender a montar en bicicleta o asistir a uno de los circos en los que actuaba Mary Santpere. Hoy día esta zona de la ciudad son calles y edificios y milagrosamente salvada por el ingrato abrazo del enorme bloque de la residencia de la Seguridad Social y los pasillos de productos de Mercadona, encontramos la sencilla ermita de 1501 (según consta en alguna parte del retablo) dedicada a Santa Bárbara, un templo rural de dos naves y una espadaña con el añadido de la casa del santero (que vivía allí cuando aquello estaba en las afueras). La leyenda cuenta que por aquellos parajes hubo una batalla en el s.XII entre caballeros del rey castellano Alfonso VII y del aragonés Ramón Berenguer IV para dilucidar si esas tierras eran para uno o para otro (ganó Alfonso). Y la del padre que mató al hijo por haberse escapado de la batalla de Aljubarrota (1385, en Portugal, donde todos los sorianos que participaron murieron -los leales de Aljubarrota- excepto este pobre chico que volvió). Se dice que la iglesia está iluminada por tres ventanas que representan la Santísima Trinidad a la que era muy devota la santa de las tormentas.

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