El arte naïf se caracteriza por utilizar la ingenuidad, la inociencia, la pureza feliz de la existencia como temas sobre los que se apoya un mundo entre real e imaginado en el que los personajes habitan unos escenarios limpios, coloridos y equilibrados. Ya sean parques, calles, bosques o inmensas praderas, todo remite a una vida amable y ausente de toda moral o lógica. De repente las vacas vuelan o los árboles son azules. Como en los sueños: en el paisaje aparecen niños en triciclo en bosques nocturnos invadidos por una lluvia de luciérnagas, o de perlas, o de estrellas, o de algo que no importa lo que sea, sino más bien lo que sugiere. Son los espíritus de la noche, que hay que ir a buscarlos al lugar más extraño de nuestra fantasía.
"Préstame tu luz", de la pintora (de El Ferrol) Victoria Ruiz de Cortázar, y cuadros de otros 70 pintores se exponen hasta el 18 de mayo en la Galería Éboli (Plaza de Ramales, s/n, Madrid) en la IX Muestra de Arte Naïf Europeo.
Intentaré darme una vuelta por allí. No está tan de moda el naif como hace unas décadas.
ResponderEliminarEs, un poco, como recuperar la infancia.
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