miércoles, 14 de marzo de 2012

Tapas, pulgas y pinchos



Cuando los personajes de un cuadro se confunden con los personajes dibujados en el fondo de ese cuadro es el momento perfecto para darle título a un sueño. La gente que pasea sus gozos y sus fantasías por los adoquines de la calle encuentra su reflejo perfecto en los azulejos de las paredes que surge sorpresivamente como el gran espejo del que emana lo mejor y lo peor de lo que somos. Deseo y soledad, arte y desasosiego, alegría y melancolía. Todo junto, todo a la vez a las puertas de un bar. La línea que separa el vino y el frío, la música y el silencio, la algarabía y la rutina. Quien no haya entrado nunca a un bar en busca de una respuesta, no sabe lo que se pierde en la inmensidad de la aventura de la vida. Y es lo que encuentras en los cuadros de Tito: pequeñas preguntas sin importancia. ¿Es más auténtico el beso de la calle o el beso del dibujo?. ¿El hombre guía al perro o el perro guía al hombre?. ¿Da más miedo el marinero contento o el guardia civil de cartón?. ¿Produce más respeto la virgen del cuadro o la folklórica desnuda?. ¿No hay otro cuadro por crear en lo que ocurre en los balcones de arriba?. Picardía, frescura, alegría, inquietud, misterio, humor y sorpresa.



"España Cañí, Madrid", de Tito Lucaveche (desde Marbella para el mundo), y otras historias de la cotidianidad se presentan en la IX Muestra de Arte Naïf Europeo de la Galería Éboli.

1 comentario:

  1. Ves lo sabía, es lo que debemos recuperar, pero nos lo están poniendo muy difícil.

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