Cuando disfrutas despacio los cuadros de Evaristo Navarrete se te mete en el cuerpo una sensación de paz, alegría y felicidad. Porque la amabilidad de los temas y la viveza de los colores enmarcan un conjunto de personajes y paisajes que, cuanto menos, te hacen sonreír. Cajas apiladas de coca-colas o desfile de nazarenos dirigidos por un guardia urbano, rebaños de ovejas que se cruzan en un estrecho puente o telas secándose en una calle árabe dan idea de los mundos por los que vuela la imaginación de un pintor que bebe de la norma de lo naïf: la mirada bondadosa hacia la realidad.
38 obras de gran formato, trabajo de los dos últimos años de este pintor nacido en Badajoz y que habitualmente expone y tiene obras en museos de España, Italia, Portugal y Francia, puden contemplarse en la galería Éboli de Madrid (Plaza de Ramales s/n) hasta el 19 de octubre.
La inauguración se celebró el pasado 21 de septiembre y contó con una simpática reunión de fans que envolvieron al pintor de fruteros, monjes, toreros y relojeros. Pero también de exóticos paisajes con abundante vegetación y curiosos animales que aparecen por entre las ramas.En la foto, detalle de uno de sus cuadros.
A ver si esta vez me paso por la galería que, creo recordar, que ya has recomendado otras veces. Aunque soy muy mío para el naif.
ResponderEliminarAmabilidad, es de lo que andamos faltos, una buena opción para huir de la realidad que nos asola.
ResponderEliminarTe veo muy abonado a la galería Éboli.. eligen muy bien las muestras.
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