"Placencia bullía abarrotada de gentes diversas venidas de todas partes, que se agolpaban en las calles y plazas que servían de mercado, de talleres, de matadero... A pesar de ello, en el burgo solía reinar el orden, pues don Bricio cuidó de que hubiera guardia permanente dentro de las murallas provisionales construidas con adobe, mientras se iban componiendo las de piedra, más laboriosas. Pero, extramuros, en las afueras, iba creciendo otra ciudad menos consistente formada por tiendas de campaña, chozas, barracones y cabañas, para albergar a tal cantidad de gente como llegaba continuamente. Este arrabal se extendía hasta la orilla misma del río, entre arboledas, en los prados e incluso adentrándose en el bosque. En él tenían su vivienda los peones de la hueste; muchos fijodalgos aventureros con sus servidumbres de escuderos, criados hambrientos y buscavidas; moros y hebreos, mercaderes, rameras y gentes de mal vivir, mendigos, rateros y vagabundos."
El Alma de la Ciudad, Jesús Sánchez Adalid.
Al poco de caer en manos musulmanas la ciudad de Plasencia, Alfonso VIII decide reforzar la muralla de la ciudad a finales del s.XII en un tiempo de 9 meses y con la ayuda de 10.000 hombres. La muralla es de mampostería y tiene las siguientes puertas: Berrozana, Coria, Trujillo, Talavera, Clavero, Sol y Carros.
Es un muro de doble sillería defensiva, con un foso entre medias y una serie de torreones circulares llamados cubos, de los cuales todavía quedan 21. Desde la torre Lucía, sede del Centro de Interpretación de la Ciudad, se puede disfrutar de una agradable vista del conjunto urbano.
De las pocas que aún quedan en pie, me gustan las murallas, ojo sólo como elemento arquitectónico e histórico.
ResponderEliminarSi yo fuera gente de mal vivir me quejaría un siglo de estos que siempre les ponen al lado de murcianos, moros, hebreos...
ResponderEliminarEl Alma de la Ciudad parece que estaba Extramuros ...a juzgar por el texto.
ResponderEliminarya te lo dije, no sabía que Plasencia había sido tan importante.
un abrazo.