A medio camino entre Medinaceli y Almazán, un alto en el cerro del Castillo de Barahona (1.137 metros de altitud) para divisar la sierra Cebollera, la de Urbión, el Moncayo, la sierra de Ayllón... Pero no hay ningún castillo allí. Lo que está en ese pequeño cerro es la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, con su enorme torre en la que se pueden apreciar pidras labradas de lo que posiblemente fue una fortaleza en época medieval. Dicen que debajo hay un montón de pasadizos.
Pero el verdadero interés esotérico de Barahona está en su tradición brujeril. Hay documentos de la Inquisición de 1527 (del tribunal de Cuenca) en los que se cita a este pueblo como foco de conjuras y ceremonias oscuras. Una piedra con una cruz y un agujero en mitad de un campo, al que llamán Mojón-Confesionario de las Brujas es la prueba palpable de que allí se hacían experimentos espirituales. También unos pozos llamados Airones, que son hundimientos del terreno donde se recoge la lluvia, están en el punto de mira de los que quieren ver en el paisaje explicaciones del más allá. Junto con las de Trasmoz (Zaragoza) y las de Zumarragurdi (Navarra), son las agrupacíones de brujas más famosas de España. En 1978 aparece la obra de teatro Las brujas de Barahona, de Domingo Miras, en la que se cuenta la historia de Quiteria de Morillas y Juana la Ansarona, que por cierto venían a los aquelarres desde tierras de Guadalajara.
Barahona se puede escribir con hache intercalada o no. Por aquí pasa el Camino del Cid (ruta turística sobre las andanzas el famoso justiciero).
¡Madre mía, pues sí que andaban las brujas! Desde Guadalajara, jaja.. ¿o es que iban en escoba?
ResponderEliminarMe llama la atención la recuperación de todos estos elementos esotéricos, los cuales han estado olvidados durante demasiado tiempo.
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