A mitad de camino entre Zaragoza y Madrid se encuentra el pueblo soriano de Santa María de Huerta, famoso fundamentalmente por su extraordinario monasterio cisterciense que empezó a cobrar vida en el s.XII cuando una comunidad de monjes de la abadía de Berdous (Francia) deciden instalarse allí, al lado del río Jalón, afluente del Ebro. Es en el año 1151 cuando el rey Alfonso VII autoriza la fundación del monasterio y cuando, a partir de 1162 empieza a cobrar vida el mundo de soledad y retiro que proclama la orden. En la fachada de la iglesia sorprende su exquisito rosetón y los restos del antiguo nartex o pórtico de entrada (que ya no existe).
El monasterio fue fundado por Martín de Finojosa (primer abad y obispo de Sigüenza), siendo Rodrigo Jiménez de Rada (arzobispo de Toledo) el principal mecenas. Las estatuas de los dos (curiosamente dándose la espalda) se encuentran en mitad del patio herreriano del s.XVI.
Santa María de Huerta tiene una atalaya musulmana (el castillo de Belimbre) y un castro celtibérico (piedras de enormes dimensiones). También tiene el simpático Mesón San Bernardo (a la vera de la estación del tren, en esos tiempos en los que por donde pasaba el tren había vida). Por 15 euros tienes un menú del día que puede ser migas, pollo al ajillo y flan de café, acompañados de una botella de tinto de la casa Faustino García Martínez. San Bernardo es el patrón del monasterio.
Era parada obligatoria hasta que desviaron la carretera. Aún a veces entro cuando paso por allí. Juraría que hasta hice un retiro espiritual, ¿o fué un cursillo? en una especie de parador que allí había.
ResponderEliminarImpresionante austeridad.
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