viernes, 14 de abril de 2023

Minas de espejuelo


En Saceda del Río (Cuenca), a 12 kilómetros de Huete (municipio del que depende) se encuentran las minas de lapis specularis, un preciado material que se utilizaba en el Imperio Romano y que permitió que, por ejemplo, Segóbriga fuera una ciudad rica y próspera, ya que estas formaciones rocosas fueron un motor económico importante. Este mineral, conocido popularmente como espejuelo, resulta ser un yeso cristalizado en láminas, transparente y brillante, lo que podríamos llamar el antecesor del cristal y que permitió ser utilizado para cubrir huecos y ventanas en los edificios. En la visita guiada a las Cuevas del Sanabrio te enseñan la de los Cuchillos (por el efecto que producen sus formas) y la de Máximo Parrilla (llamada así porque fue allí donde se refugió un hombre en la posguerra civil española).

Plinio el Viejo relató el lugar y las riquezas que produjo este tesoro en galerías excavadas por los romanos. Esta piedra especular, encajada en marcos de madera o metal, iluminaba y protegía las estancias y, a la vez actuaba como elemento mágico de la vida con un valor simbólico. Su apogeo fue en los s.I y II d.C., cayendo después en declive. 

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