En abril de 1907 Antonio Machado es nombrado catedrático de Lengua Francesa en el Instituto General y Técnico de Soria. A finales de mes, el poeta se traslada a la pequeña ciudad castellana (unos 7.000 habitantes) para tomar posesión de su puesto presentándose al director del centro, Gregorio Martínez Martínez y firmando un documento por el que se dice que su sueldo será de 3.000 pesetas. Machado ha llegado desde Madrid en tren, a la estación de San Francisco (hoy desaparecida). El poeta se hospeda en una pensión que hay en el número 54 del Collado, esquina Instituto, y que llevan Isidoro Martínez Ruiz y Regina Cuevas Acebes. Aquí tomaría contacto con la realidad local y conoció, entre otras personas a José María Palacio Girón, funcionario de Montes y redactor de Tierra Soriana, con quien mantuvo una estrecha amistad. Soria era una ciudad "encantada entre sus piedras venerables" donde se publicaban varios periódicos bisemanales, había un casino para señoritos (Numancia), otro para la gente corriente (La Amistad) y varios cafés y confiterias para todos. Sería en el mes de octubre cuando empezara su trabajo como profesor. Tenía 32 años e impartiría docencia a estudiantes de Bachillerato que tenían entre 13 y 15 años (dos clases de 7 y 8 alumnos). Antonio Machado tiene tiempo para pasear por el río Duero, escribir y acudir al casino La Amistad (el de la gente corriente) para tomar café y leer los periódicos. Se le recuerda como "bueno, noble y recto, y por si esto no bastara ejemplo de sencillez y humildad" (era benévolo en las calificaciones y casi todos aprobaban). Su idea del trabajo:
Despacito y buena letra
que el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas.
(Nuevas Canciones)
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito
el pan que me alimenta y el lecho donde yago.
(Campos de Castilla)
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
(Soledades)
Qué maravilla de entrada y qué buena foto. A mí me hubiera gustado mucho haber tenido la oportunidad de conocer a don Antonio. Un café con él hubiera sido una tarde para recordar toda la vida.
ResponderEliminarEs imposible separar Soria de Machado y viceversa.
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