Monasterio es un pequeño pueblo de las Serranía de Guadalajara que cuenta con una veintena de habitantes y un delicioso restaurante llamado El Campanario, donde sirven unos platos para chuparse los dedos. El noroeste de la provincia ofrece paisajes al abrigo de la sierra de Ayllón donde predominan hayas y robles, encinas y sabinas, jaras y brezos. Pueblos con tejas de pizarra y paredes de piedra. Riachuelos circundan los paisajes de alrededor. A la entrada de Monasterio (no hay rastro de monasterio alguno por allí, la verdad) hay una fuente y un lavadero. El pueblo se encuentra a unos 6 kilómetros de Cogolludo, una vez que has cogido una carretera estrecha y llena de curvas (que es lo normal cuando quieres ir a parar a un lugar que aparece como escondido entre unas sierras).
Porque desde las ventanas de El Campanario, mientras comíamos, veíamos las montañas. Nos sirvieron de entrantes unas migas con uvas, un revuelto de champiñón, gulas y gambas con su huevo frito encima, y un plato de asadura. Y es que el plato estrella de la velada era una ración de cabrito asado al horno de leña. En el postre, una estupenda ración de flan de huevo.
Luego nos dimos un paseo por los alrededores, que estaban alfombrados con las hojas del otoño que desdeñaban los chopos, los sauces y los fresnos. Paseos de tardes oscuras en la inmensidad de los pueblecitos silenciosos.
La felicidad es eso....
ResponderEliminardebe ser un lugar para la inspiración. que te hace escribir así en el último parrafo.
ResponderEliminarun abrazo.