En el cerro Calderico hay doce molinos, cada uno con su nombre: Bolero, Mambrino, Sancho, Ruinas, Vista alegre, Cardeño, Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán, Rucio, Espartero y Clavileño. Para transformar el trigo en harina se recurre a la fuerza del aire orientando la cúpula y colocando las aspas frente al viento. El movimiento que las aspas transmiten al eje y éste por medio de un mecanismo de engranaje a dos piedras, hace que el trigo se triture. Así desde el siglo XVI. Los doce molinos de Consuegra y, en medio, el castillo de la Muela (de origen árabe, con reformas en el s.XII a cuenta de la Orden de San Juan de Jerusalén y donde murió Diego, el hijo del Cid, ante los almorávides), componen una de las imágenes de Castilla-La Mancha más emblemáticas. Consuegra es tierra de azafrán y tiene una plaza llamada de España con corredores manchegos y dos edificios muy elegantes: el ayuntamiento del s.XVII con su torre del reloj y el edificio escolar San Gumersindo, de estilo mudéjar construído a principios del s.XX. En las calles de Consuegra hay bares y edificios con mucha historia: la Casa de la Tercia (donde se recogían las rentas de las tierras y se repartían los diezmos en tercios) está edificada sobre unas termas romanas y el Alfar conserva dos hornos de alfarería de tipos árabe y romano. Destacan las iglesias de San Juan (s.XVI, al otro lado del río Amarguillo) y Santa María la Mayor, del s.XVIII. En el restaurante Castilla te ponen unas migas al pastor, un cordero a la toledana y unos antojos de Dulcinea, más pan y vino, por el increíble precio de 13 euros.
Gumersindo, caballero del verde gabán, casa de la tercia...qué bonito suena todo.
ResponderEliminar