En la ladera del Mirón, cerca de la muralla y del Duero, hay una casa particular que tiene una peculiar estructura en sus paredes. Se trata de la que en otra época fue la iglesia de San Agustín el Viejo (para diferenciarla del convento de San Agustín, que se construiría posteriormente muy cerca, al lado del puente). Estas tapias fueron en el s.XII una iglesia del románico rural de repoblación y constituirían un edificio con ábside semicircular, presbiterio y nave. Estamos hablando de una de las primeras iglesias sorianas, justo al otro lado del río de lo que ahora es San Juan de Duero (que antes de ser monasterio también fue iglesia). Parece ser que en el s.XVII la imagen titular se trasladaría a otra iglesia, la de la Santísima Trinidad (que tampoco existe ahora) y dejaría de tener culto y, con el paso del tiempo, amenazando ruina, sus muros serían aprovechados para un edificio privado. En los alrededores de San Agustín, dentro de la muralla, se apiñaban las casas del burgo medieval, pero con el paso del tiempo la ciudad fue creciendo en la ladera de enfrente, la del Castillo. Hoy, lo que vemos de la Soria del s.XII en estos parajes es nada: la más absoluta desolación.
La mano del hombre, la desidia y el paso del tiempo que no perdona.
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