En 1880 la gente no sabía leer y por eso se pintaban las puertas de los locales con colores vivos para indicar de qué se trataba. Desde entonces, la puerta del bar de vinos situado en la calle Sagasta, 2 es de rojo chillón para que sirviera de reclamo a caminantes.
Regentado por Araceli y Alfonso, y ya en la cuarta generación familiar, a la antigua taberna le colocaron más plantas en el edificio en 1914. Te puedes tomar por 1,80 euros una cerveza, un vino o un vermouth (artesano, de Ciudad Real, con un toque de canela) acompañado de un pincho de queso cabrales o sobrasada. También tienen raciones de sardinas en aceite, mejillones, anchoas o berberechos. El 2 de Sagasta es el imperio de las frascas de Valdepeñas y de la bandejita de variantes (aceituna, pepinillo, cebolleta y pimiento rojo). De las fotos antiguas colocadas en la pared mostrando un tiempo pasado en el que ir de vinos era toda una señora ceremonia.
Alfonso tiene cuadros que él pinta (o pintaba) colocados en la pared de su local entre ramas de laurel. Hay jarras de cerveza y un reloj muy antiguo parado. Tienen una caja registradora cuya tecla de más valor es de 2 pesetas y la de menos valor de 5 céntimos. Con la mayor de las sonrisas y el gesto de la bondad, Araceli seguirá transmitiendo el orgullo y la pasión del mostrador de sus bisabuelos en un negocio que más que una mina de euros, es todo un acto de amor.
He pasado por su puerta 2 0 3 millones de veces. Todavía no hay semana que no lo haga. Creo recordar que entré una vez a finales de los 70.
ResponderEliminarLa verdad es que no se por qué no lo he hecho mas a menudo porque me gustan este tipo de establecimientos. El lunes lo arreglo.
cierto que se ha perdido mucho de ritual, pero por aquí (en algunas cuadrillas) el ir de vinos todavía se vive como una ceremonia.
ResponderEliminarsin embargo, hemos perdido el respeto a fachadas como esta de la foto (apenas nos quedan), que debían considerarse patrimonio de la ciudad.
Me ha sorprendido eso de los colores, lo desconocía.
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