Ciudad de unos 56.000 habitantes, cuenta con un una basílica de estilo clasicista que resulta ser la segunda más grande de Hungría y que fue construída entre 1831 y 1836. También tiene el minarete turco (40 metros de altura) más septentrional de toda Europa. En la maravillosa Plaza Dobó se encuentra la antigua iglesia minorita hoy dedicada a San Antonio de Padua. Hay una iglesia serbia y un liceo construído por el conde Estherházy en estilo barroco a finales del siglo XVIII. Pero lo más espectacular de Eger es su castillo, foco histórico de lucha contra el imperio otromano, con su famosa batalla de 1552 que inspiró a Géza Gárdonyi su novela Las estrellas de Eger (gloriosa victoria de 1.500 húngaros frente a 60.000 turcos). En el castillo hay restos de una antigua iglesia románica, un museo de historia de la ciudad en su palacio gótico llamado Casa del Obispo y murallas y torres desde donde se ven unas vistas imponentes de toda la ciudad. También es muy interesante la hermosa puerta de hierro forjado que da paso al Palacio del Gobierno provincial (el lugar donde estuvo la cárcel y que hoy es el museo del deporte). Pero de Eger, lo mejor son sus vinos y, sobre todo, el Egri Bikavér, un tinto denso al que llaman Sangre de Toro. Cenamos en una bodega donde con cada plato (el principal fue un muslo de oca) nos pusieron un vino diferente.
Esto parece el escenario de un cuento de hadas !!!
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