En el año 133 a.C. los habitantes del pueblo celtíbero de Numancia prefirieron suicidarse antes que entregarse como esclavos a Roma. Durantes meses, habian estado rodeados por las tropas de Escipión (que prefirió la táctica del bloqueo antes que el ataque) en un círculo formado por siete campamentos donde se construyeron murallas con estacas para cerrar el paso al exterior. Desde entonces, Numancia es el símbolo de la resistencia y de la actitud de no inclinarse ante los deseos del poderoso.
En 1853 el ingeniero y arqueólogo Eduardo Saavedra realiza una serie de excavaciones que permiten situar el emplazamiento de la mítica Numancia en un cerro cercano a la localidad soriana de Garray. En 1905 el alemán Adolf Schulten realizó una campaña y contribuyó a sacar a la luz muchas incógnitas.
Lo que se visita actualmente es: reconstrucción de tramos de muralla, señalización del muro del cerco de Escipión mediante unos postes blancos que se observan a lo lejos, restos de un caldarium de unos baños romanos, restos de un desagüe, aljibe circular con canalillo, aljibe rectangular con escalera, reconstruccción de una casa de época romana, reconstrucción de una casa celtibérica, restos de trazado urbano del barrio sur, casa con patio porticado y restos de molinos de mano para trabajar el grano. También hay un monumento conmemorativo en honor de los héroes inaugurado por Alfonso XIII en 1905 (un pedestal cuadrado de piedra y un obelisco con los nombres de los jefes numantinos: Ambon, Leucon, Litennon, Megara y Retógenes).
Así pues, Numancia son dos ciudades superpuestas: una de época celtibérica y otra de época romana acomodada a la estructura de la anterior.
En Numancia estuve a punto de sucumbir pero no tanto ante su belleza como por el calorazo que pasé bajo un sol de justicia y ni un árbol donde guarecerse. No se como pudieron resistir allí dentro los numantinos.
ResponderEliminarY yo por el frío, creo que nunca había pasado tanto frío como ahí, así que dos experiencias contrapuesta.
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