miércoles, 14 de abril de 2021

Agua bendita y tambores




El lugar con más encanto que recordamos de Salvador de Bahía es el llamado Largo de Pelourinho (oficialmente plaza de José de Alencar, escritor). Es donde estaba la picota, frente al edificio de venta de esclavos (hoy Fundación Jorge Amado). Aquí esta (centro de la foto) la iglesia de Nossa Senhora do Rosário dos Pretos (comenzada a edificar en 1685), donde te mojan con un buen chorro de agua bendita y a la que iban los esclavos negros en el Brasil colonial para pedir favores. Hoy día hay un ambiente de cánticos y gritos que le da un aire diferente al espíritu religioso. En una capilla situada en la puerta de al lado, llena de gente, había un fervor de adoración extraordinario.  

Américo Vespucio descubrió este lugar el 1 de noviembre de 1501 y le puso el nombre de San Salvador de Bahía de Todos los Santos. La ciudad fue fundada en 1549 por Tomé de Souza. Las casas multicolores, las tiendas y los restaurantes hacen que, con la llegada de la noche, sea el momento ideal para el desfile de comparsas de tambores. 

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