Mendo y Menda

En Castelo Mendo cuentan la leyenda de Mendo y Menda, un amor imposible, difícil de llevar. En una casa manierista del s.XVI, que fue ayuntamiento (Domus Municipalis), tribunal y cárcel (actualmente oficina de turismo y museo etnográfico) hay en la fachada una gárgola que representa un rostro masculino: Mendo, un hombre de clase alta que se compró la última casa de la zona noble y cuyas ventanas ya daban a la zona más humilde de la población donde vivía su amada. Era Menda, una mujer de clase social más  baja y cuyo rostro femenino está dibujado en una de las piedras (foto) de la casa de enfrente. La casa de Mendo está construida sobre la muralla que envolvía a la parte más rica de la población (entorno a la iglesia de Santa María del Castillo), la de Menda estaba en la zona del pueblo llano (cerca de la iglesia de San Pedro).  Los habitantes de una zona llevaban un estilo de vida diferenciado de los del otro lado. Es la historia que eterniza la pasión de dos seres condenados a amarse a distancia, un amor secreto, vivido en silencio.

En el Café Venceslau pedimos un café abatanado, que es un café doble, no tan intenso como el que estamos acostumbrados a tomar por aquí. En las paredes de esta típica taberna había colgadas las populares bufandas de equipos de fútbol portugueses. 

Museo Judaico

Belmonte (Portugal) tiene una de las juderías mejor conservadas de la Península Ibérica. Desde el s.XVI hasta nuestros días, a pesar del edicto de expulsión del rey Manuel I, esta comunidad ha vivido durante 500 años manteniendo sus costumbres adaptándolas a las exigencias cristianas (sefardíes). No ha sido hasta 1989 cuando han podido crear formalmente la Comunidad Judía de Belmonte. En los umbrales de las casas de granito de las callejuelas donde se refugiaron durante siglos, se pueden apreciar las marcas de los que tuvieron que vivir en secreto. La sinagoga Bet Eliahu está abierta desde 1996. El Museo Judío de Belmonte (inaugurado en 2005) muestra la historia de los judíos portugueses, sus rituales y ceremonias, mediante una espléndida colección de objetos, libros y fotografías. 

En la imagen, el shofar, instrumento de viento sagrado para producir sonidos mediante el soplo. Está confeccionado con el cuerno de un animal como la cabra o el carnero. También vimos las lámparas para el óleo llamadas hanukkah o los utensilios para hacer el pan de sus fiestas. 

Vida rupestre

Todo el recorrido por Monsanto estaba lleno de cuestas y de piedras enormes que estaban integradas en las construcciones utilizadas como viviendas o almacenes. Este encantador pueblo portugués es la consecuencia de un inselberg (montaña isla) que ha dejado formaciones de granito a 762 metros de altitud. Los habitantes desde tiempos inmemoriales aprovecharon las rocas para edificar unas casas casi rupestres. Es el hombre abrazado a la piedra, que ha dado lugar a numerosas leyendas y relatos. 

En Monsanto vivió el escritor Fernando Namora cuando ejercía como médico y también adquirió una casa José Afonso (renovador de la música popular portuguesa, autor de la mítica Grândola Vila Morena). Es un pueblo de templarios. Subiendo al castillo está la capilla de San Miguel, ruina consolidada, que en los alrededores tiene tumbas antropomórficas. En el s.XII Alfonso Henriques donó el pueblo a la Orden comandada por Gualdim Pais. Cuando estuvimos nosotros, hubo varias performances con gente vestida de esa época que montaron tenderetes y tiendas. 

Penha Garcia

Cuando terminamos nuestro recorrido por los pueblos de Portugal que teníamos previsto visitar, justo antes de entrar en España, nos detuvimos en Penha Garcia, que tiene unos recorridos para pasear en la garganta estrecha y profunda del río Ponsul. En ese entorno se observan, en las piedras, las huellas de trilobites (antrópodos extintos, fósiles del Paleozoico, que desparecieron hace 250 millones de años). Además, el encargado de cuidar esa zona, Domingo, te enseña un molino movido por agua y casas de pizarra con aperos de labranza, además de su pequeño museo de fósiles. El paseo comienza en el castillo de Sancho I, levantado para proteger la villa por su posición estratégica, pasa por la presa de Pego y te devuelve al centro urbano donde hay un tanque para rememorar  las guerra portuguesa de Ultramar.

Pero lo mejor de Penha Garcia es el restaurante O Javali, donde comimos (dos personas) bacalao a la dorada, ensalada, vino blanco, agua y tarta de piña por 30 euros. También tienen una playa fluvial (piscina de agua natural) con una impresionante cascada. 

Freineda

 

En los años 1811 y 1813, Lord Wellington estableció su cuartel central en Freineda. Era el Comandante y Jefe del Ejército Luso-Británico que haría frente a los franceses en los días de invasión de la Península Ibérica, con éxito. Freineda está cerca de Ciudad Rodrigo y de Almeida y el militar inglés eligió una casa solariega barroca frente a la iglesia (la mejor del pueblo) para instalarse allí. El inmueble tiene dos partes, una de dos alturas con columnas y porche (foto) y otra de una sola planta con escudo y puerta enmarcada. Este famoso militar llegó a ser Primer Ministro del Reino Unido y en España fue el héroe de la batalla de Arapiles.

Freineda tendrá hoy, como entonces, unos doscientos habitantes y, sobre todo, un maravilloso restaurante llamado justamente Wellington, donde tuvimos una degustación exquisita de bacalao a la brasa sobre base de verduras, pluma ibérica con patatas fritas, postres de diseño y media botella de vino blanco Montes Claros, de Alentejo. Con aperitivo de cortesía y agua, el precio total fue de 58 euros. 

Piedras visigodas

La iglesia de Santa María, de Idanha-a-Velha fue una catedral visigoda. Tiene su origen en los principios del cristianismo, pero en el período manuelino (s.XVI) sufrió fuertes modificaciones. En el Concilio de Lugo del año 569, en la época del rey suevo Teodomiro, es citada como sede episcopal. El edificio se data en el 585. Este lugar fue una ciudad romana llamada Egitania y por cualquier lado que te muevas ves tiradas en el suelo piedras romanas y visigodas (sillares con epigrafías). De hecho, los templarios utilizaron las piedras romanas para levantar el templo. A lo largo de la historia ha sido mezquita e iglesia. Actualmente esta desacralizada (se utiliza para eventos) y se puede pasear libremente por su nave sostenida por gruesas columnas. El portal que se observa en la foto es gótico. El artesonado del techo es del s.XX y en sus paredes se pueden contemplar pinturas románicas. Tiene nave central (más alta y ancha) y dos laterales.

Caminando por las calles de Idanha-a.Velha, rodeados de piedras antiguas, daba la sensación de haber retrocedido varios siglos en el tiempo.
 

Bandarra

António Gonalves Annes, conocido popularmente como Bandarra, nació en Trancoso en 1500. Una vez perdida la fortuna familiar tuvo que trabajar como zapatero. Tenía conocimientos del Antiguo Testamento y de Astrología, lo que le permitió buscarse la vida como profeta, interpretando acontecimientos que iban a suceder. En Lisboa se relacionó con místicos y teólogos y esto no fue bien visto por la Inquisición, que le llevó a un proceso en 1541 donde fue condenado a vivir a Aldeia Velha (a 10 kilómetros de su pueblo natal), donde fallecería en 1556. Aunque no era judío, sus libros fueron prohibidos. En su obra "Paráfrase e concordancia de algunas profecías", augura el regreso del rey Don Sebastián, tras su desaparición en la batalla de Alcazarquivir en 1578 (que provocó que Portugal quedase durante 70 años al dominio de España).

En Trancoso está la Casa do Bandarra, un centro de interpretación de la vida y obra del curioso personaje con objetos, películas y audios con sus textos. 

Iglesia de Santiago

La iglesia de Santiago, en Belmonte (Portugal), es un edificio religioso (hoy musealizado) que tiene su origen en el s.XIII cuando doña Maria Gil Cabral levantó allí una capilla para dedicársela a Nuestra Señora de la Piedad. Dos siglos después, los padres de Pedro Álvares Cabral (descubridor de Brasil), construyen al lado otra que, finalmente, resultaría ser el panteón familiar. Los dos edificios constituyen un área monumental muy curiosa, con sus cornisas con canecillos temáticos. Bajo un baldaquino de piedra hay una imagen de la virgen sosteniendo a su hijo, también de piedra granítica, del s.XIV. En la capilla mayor hay un fresco con las imágenes de Santiago, Nuestra Señora de la Esperanza y San Pedro. Esta iglesia se encuentra a las faldas del castillo, en pleno casco histórico. Desde aquí se llega enseguida al barrio judío.

Belmonte se encuentra a tiro de piedra de la Sierra de la Estrella. En Cabralina (tienda, alimentación y bar) nos pusieron una tabla de quesos y embutidos con fruta y mermelada acompañada de cerveza artesana y vino blanco (22,50 euros).

Una batalla

El 7 de julio de 1664 se libró la batalla de Castelo Rodrigo entre portugueses y españoles. El duque de Osuna, Gaspar Téllez-Girón, entró con 4000 soldados y puso cerco a la villa. Solo 150 hombres vigilaban el castillo, pero el comandante Pedro Jacques de Magalhâes (gobernados militar de la Beira) acudió con la fuerza que pudo encontrar, 2500 soldados, que hicieron frente al invasor y lograron vencerlo. Estas tierras habían sido del reino de León hasta 1297 que, por el Tratado de Alcañices,  pasaron a Portugal. A lo largo de la historia fueron terrenos muy disputados. Las murallas que envolvían Castelo Rodrigo (foto) tenían 13 torreones y 3 puertas (del Sol, de Poniente y de la Traición). Este episodio fue el principio del final de la guerra.

Entre 1640 y 1668 España y Portugal estuvieron en conflicto, en la llamada Guerra de la Restauración. En el Centro de Interpretación de la Batalla de Castelo Rodrigo, situado en un antiguo edificio restaurado de la cercana localidad de Figueira de Castelo Rodrigo te explican éste y otros episodios de estos periodos convulsos de la historia. 

Idanha-a-Velha

Idanha-a-Velha resulta ser la ciudad romana de Egitania, imprescindible paso en la calzada que iba desde Emérita (Mérida) hasta Bracara (Braga). Es una ciudad amurallada con 4 entradas que ha sido romana, sueva y visigoda. Su castillo fue fundado por don Gualdim Pais, maestre de la Orden del Temple, al que Sancho I le concede fuero en 1229. La torre templaria tiene una base de piedras romanas en lo que debió ser un altar al dios Jupiter (sillares almohadillados). En el concilio de Lugo del 569 convocado por el rey suevo Teodomiro, es nombrada sede episcopal, lo que elevaría a catedral la iglesia de Santa María. En los alrededores de la misma hay numerosas piedras con inscripciones y también, ya ordenadas y seleccionadas, un archivo epigráfico en una estructura contemporánea. Hay un puente medieval (no está claro que sea romano) y una Puerta Norte espectacular. Sobre el río Pónsul hay unas curiosas piedras que lo cruzan.

Un hombre nos abrió la puerta de su portal y nos vendió un queso de oveja y una bolsa de galletas. La oficina de turismo la gestionan dos chicos muy simpáticos y se encuentra en la almazara de varas (antiguo molino de aceite). A nada que pasees por sus calles, ves estelas romanas como apoyo de tiestos. Idanha-a-Velha fue la última de las 12 Aldeias Históricas de Portugal que visitamos. Un viaje por los tiempos pasados y por los paisajes de frontera. 

Castelo Novo

En plena Sierra de Garduña, en un entorno a la manera de un anfiteatro natural, se escalona el caserío granítico de Castelo Novo. Su castillo, del s.XII, se derrumbó con el terremoto de 1755 y hoy es ruina consolidada. En el perímetro de la muralla, una de las torres principales tiene la función de mostrar su reloj a toda la población. La picota (s.XVI), el antiguo ayuntamiento y la fuente de Joao V (s.XVIII) presentan un conjunto muy elegante en el Largo da Bica. Hay un lagar excavado en la roca que posiblemente sea del s.VII, compuesto de dos pilas, la mayor para el pisado de la uva y la pequeña para recoger el mosto. Tienen palacios en sus calles y una playa fluvial en el río. 

En O Lagarto nos prepararon una chuleta de ternera (de guarnición cebada y setas) y unos lagartos de cerdo (acompañados de patatas fritas y espárragos), con agua, vino Esteva (Douro) y en el postre, baba de camelho. Nos cobraron 49 euros. 

Monsanto

Enormes piedras de granito permanecen impertérritas desde siglos inmemoriables a medida que uno avanza por las calles de Monsanto. Entre ellas o apoyadas en ellas, están las casas. Cuando subes las cuestas, en la cima, se encuentra el lugar más antiguo, donde los templarios construyeron una muralla y, dentro, una torre del homenaje (s.XII). Posteriormente se le añade otra torre y dos recintos envolventes. Antes de subir al castillo está la capilla de San Miguel (ruina consolidada). Fue a partir del s.XV cuando creció la población a medida que se baja del castillo. Nuevas cercas han dejado como testimonio las puertas del Espíritu Santo y la de San Antonio. En su arquitectura destacan la torre de Lucano o del Reloj y la Iglesia de San Salvador  con un bello rosetón en la fachada principal (s.XVIII).

En O Carlos (que está antes de subir al caso histórico), comimos un bacalao de la casa y unos lagartos de cerdo, acompañados de vino blanco y agua, más tarta de galletas en el postre, por un precio total de 48 euros. 

Sortelha

Un castillo del s.XIII vigila el anillo defensivo (con cuatro puertas) de Sortelha. Mandado construir por Sancho I, la construcción se asienta sobre una roca y mantiene, espectacular, la torre del homenaje. En el reinado de Manuel I (1510) se le otorga un fuero para estimular su repoblación. Se entra por la Puerta de la Villa y se sale por la Puerta Nueva, con vistas a la Sierra de Estrella, donde se encuentran el antiguo Hospital de la Misericordia, la iglesia de Santa Rita y la Capilla de Santiago. Desde esta zona se puede contemplar la peculiar formación granítica conocida como Cabeza de la Vieja. En Sortelha hay una iglesia renacentista (Ntra. Sra. de las Nieves, con un banco de piedra esculpido en una pared roquera) y una torre campanera al lado. 

En el bar Campanario (decorado con platos en sus paredes) tomamos un café y nos compramos una bolsa de higos secos. En la Casa del escribano de la Cámara hay una tienda de artesanía. Una señora estaba creando un cesto con bracejo (planta silvestre de la zona) y nos vendió una copa de licor de ginja por un euro.

Piódao

Escondido en la Sierra de Açor, Piódao está edificado sobre bancales que son escalones de una ladera que moldea el terreno. Su arquitectura de pizarra y sus puertas pintadas de azul confieren personalidad a un lugar que no se parece en nada a lo que hay alrededor. En el s.XIII la historia hace referencia a un Casal Piodam edificado entorno a un monasterio cisterciense del que no hay vestigios pero que tendría alguna relación con la iglesia de Santa María, en origen s.XVII pero con profunda remodelación en los años 1898-1900 gracias a la iniciativa y al esfuerzo personal del canónigo Manuel Fernandes Nogueira, con frontón neobarroco y cuatro contrafuertes cilíndricos coronados por chapiteles cónicos. A él está dedicada la plaza (foto, reformada una vez se derribó el colegioque preparaba alumnos para entrar en el seminario), donde está el Núcleo Museológico, con objetos de la cultura popular, incluido el aerodinamo (que transforma la energía del viento en motor para sacar agua o producir electricidad).

En la playa fluvial del arroyo Piódao hay una zona de baños estupenda y en O´Fontinha probamos un guiso de verduras, una chanfaina (carne de cabra con patatas cocidas), tarta de requesón de la Sierra de Estrella, aperitivos de mantequilla y patés, agua y vino, a un precio total de 44 euros.

Belmonte

En Belmonte te veden una entrada para que puedas visitar 6 puntos turísticos de interés: el Museo del Aceite (un molino de finales del s.XIX), el Ecomuseo del Zêzere (flora y fauna del río que nace en la Sierra de la Estrella y desemboca en el Tajo), el Museo del Descubrimiento del Nuevo Mundo (en Belmonte nació Pedro Àlvares Cabral, descubridor de Brasil en 1500), el Museo Judaico de Belmonte (la presencia de la comunidad judía fue muy importante aquí durante siglos), la Iglesia de Santiago y Panteón de los Cabral (s.XIII con pinturas murales y una Piedad del s.XIV) y, finalmente, el Castillo.

El Castillo de Belmonte perteneció a la estructura de Sancho I en el s.XII. Un siglo después se construye la torre y el castillo. En el s.XV Alfonso V dona el castillo a Fernao Cabral y se convierte en una elegante residencia (con su ventana manuelina). En el s.XIX se construye un anexo con balcones sostenidos por arcadas y en 1992 se crea en su interior un anfiteatro para disfrute del público. En la Torre hay un pequeño museo arqueológico. En Fio de Azeite disfrutamos de una espectacular parrillada de ternera, cerdo, pollo, langostinos, patatas fritas, ensalada y tres salsas. Con vino blanco de la casa, agua y postres (pannacota con frutos rojos), el precio total fue 52 euros.

Linhares da Beria

En el corazón de la Sierra de la Estrella se encuentra Linhares da Beira. En 1169 Alfonso I le otorgó la primera carta foral y en el reinado de Dionisio I (finales s.XIII) se levantó su imponente castillo: dos recintos amurallados, uno para refugiar a la población y otro para fortalecer la estructura militar. Tiene 2 torres (la del Homenaje y la del Reloj, con campana), 4 puertas y 2 cisternas. El paisaje desde el castillo es espectacular. En el callejeo del pueblo se descubren numerosas ventanas manuelinas, la mesa del Foro romano (estructura de piedra con bancos donde se tomaban decisiones), la Casa del judío, la Picota del s.XVI, la Antigua Casa de la Cámara y la Capilla de Nosso Senhor dos Passos (oficina de turismo) con inscripciones hebreas en la fachada.

En el Café da Maria tomamos un vino blanco y un sande (bocadillo) de queso y chorizo, además de una ración de almendras naturales que tenían un sabor exquisito. 

Trancoso

De nuestro recorrido por el centro de Portugal, Trancoso fue el pueblo que tenía más habitantes, unos 8.400. Sin embargo, el verdadero interés estaba en su caso histórico al que se accede por varias puertas medievales, siendo las Puertas del Rey la entrada más espectacular, ya que está frente a una amplia explanada. En Trancoso hay dos puntos culturales de interés: Casa do Bandarra (memoria del profeta, zapatero y poeta del s.XVI) y el Centro de Interpretación Isaac Cardoso (que da fe de la presencia judaica en la localidad y que toma el nombre del filósofo, médico y escritor del s.XVII). El castillo de Trancoso es una construcción con torres almenadas levantado entre los s.X y XII.

En O Museu (que fue la casa del Padre Costa, condenado por la Inquisición por tener 299 hijos) probamos un queso de oveja con mermelada, un jabalí a la parrilla con patatas y verduras, una ternera guisada, una sardina dulce en el postre (especialidad local) y un arroz con leche. Con bebida nos costó 50 euros. También compramos vino. La Casa do Gato Preto tiene en su fachada la escultura de un felino (se cree que es el símbolo del León de Judá) y extramuros vimos una Necrópolis de sepulturas rupestres.

Marialva

En lo alto de Marialva hay una colina donde están los restos de su castillo y la Ciudadela que lo rodeaba. El ambiente de su trazado urbano aún permanece (picota, antiguo ayuntamiento, antigua cárcel) y un paseo por sus callejuelas que se abren paso entre las rocas y los olivos, te transporta a los aires medievales. Aquí vivieron aravos, pueblo lusitano, hasta que los romanos se quedaron con todo. La Torre del homenaje se mantiene valiente y atrevida aun con el paso de los siglos. La iglesia de Santiago (con su bello retablo de madera) y la Capilla del Señor de los Pasos, dejan constancia de los nuevos aires cristianos del lugar. Fuera de las murallas (con sus elegantes puertas) está la Villa, que tiene casas y palacios con esculturas y balcones de aire elegante. 

Tomamos un café en Pé de Cabra, donde el chico que atendía el local nos enseñó su colección de monedas. La leyenda de la doncella de los pies de cabra hace alusión al curioso amor de un hidalgo y de María Alva y de la manera en que que el hombre descubrió el número que calzaba la mujer para regalarle unos zapatos: dejando sus huellas sobre un montón de harina. Este experimento demostró que sus pies eran los de una cabra y, descubierto el secreto al entregarle el regalo, ella se arrojó desde la torre del castillo. 

Almeida

Visto desde el aire, parecería que Almeida es una estrella de doce puntas. Eso se debe a la construcción de sus fosos, murallas, baluartes y revellines que dan a este pueblo la imagen de una fortaleza perfecta. Es una arquitectura militar surgida como resultado de la modernización de Portugal tras la guerra de la Restauración (1641) y que transformó el lugar en una verdadera máquina defensiva. Hubo un importante castillo, pero saltó por los aires en 1810 con la invasión francesa. Las puertas dobles de San Francisco (foto) y San Antonio son la manera de entrar a Almeida, donde destacan las construcciones llamadas Casamatas (20 salas subterráneas en el subsuelo de un baluarte que hoy es el Museo Histórico-Militar), el Cuartel de las Escuadras y la Torre del Reloj. También visitamos el Solar Sao Joao, palacio mandado construir en 1726 por el Coronel de Infantería José Delgado Freire, típica casa representativa de la hidalguía militar, con objetos de la vida cotidiana congelados en el tiempo.

En Talmeyda sirven un delicioso bacalhau com natas acompañado de vino verde. Durante la Edad Media Almeida fue plaza española (mejor dicho, del reino de León), pero con el Tratado de Alcañiz de 1297 pasó a Portugal.

Castelo Rodrigo

Castelo Rodrigo tiene un palacio edificado en 1590 que era la residencia de D. Cristóbal de Moura (embajador de Felipe II, virrey de Portugal, incendiado por el pueblo en la Guerra de la Restauración de un siglo después, por ser visto como un símbolo del dominio español). Ocupa el espacio donde antes hubo una espectacular alcazaba. En la foto, la puerta de entrada con el escudo de armas. En Castelo Rodrigo hay murallas, tres puertas de entrada, una picota quinientista, una iglesia medieval (de Rocamador), inscripciones hebreas en dinteles de puertas, una cisterna con entradas en arco apuntado y en arco en herradura. Es un pueblo de almendros y de higueras. La Torre del Reloj mide el tiempo de sus casi 500 habitantes. 

En Cantinho Café te hacen unas tostas espectaculares con embutidos, queso o  verduras. Se pueden acompañar de una amplia selección de cervezas artesanas y tienen una tarta de limón y nueces casera que es una verdadera delicia. El hombre y la mujer que lo regentan eran personas muy amables.

Castelo Mendo

Castelo Mendo fue la primera de las 12 Aldeias Históricas de Portugal que visitamos en nuestro fascinante viaje por los distritos del este central del país vecino (vamos, la continuación de nuestra Extremadura). Se trata de un proyecto turístico para dar a conocer una serie de pueblos que fueron en la Edad Media un importante punto estratégico al encontrarse en los límites fronterizos entre reinos que continuamente se vigilaban.

Castelo Mendo tiene hoy menos de cien habitantes y el acceso se hace por la Puerta de la Villa (foto) que está custodiada por dos verracos. Tiene tres iglesias y según se va subiendo por sus empinadas calles con palacetes de escudos y ventanas manuelinas, se llega a la de Santa María que es ruina consolidada y que ocupa los terrenos donde primitivamente estuvo el castillo. En un lateral de la Casa de la Cámara (hoy oficina de turismo y museo etnográfico) está esculpida la cabeza de Mendo que mira hacia una casa mucho más humilde donde sobre una piedra de la fachada se adivinan los rasgos de Menda, dos miradas enamoradas a distancia. La ciudadela de Castelo Mendo está abrazada por una muralla de finales del s.XIII y todavía se pueden contemplar sus cinco puertas. En una tienda regentada por una señora mayor, se puede degustar por un euro una copita de ginjinha (licor de guindas).