domingo, 25 de mayo de 2014

Mora de Rubielos


Como todo pueblo que se precie, lo que más destaca en Mora de Rubielos (Teruel) son su iglesia y su castillo. Allí está condensada toda la historia (buena y mala) que le ha ocurrido a la población.

La iglesia de Santa María es un templo gótico del s.XIV. Consta de una única nave (de 19 metros de ancha). Tiene una bella reja de forja del s.XVI. Hasta el s.XIX tuvo el rango de colegiata y durante la guerra civil española sufrió numerosos desperfectos, por lo que sus joyas artísticas son escasas, no así la monumentalidad del edificio. El castillo-palacio de los Fernández de Heredia se alza sobre una mole rocosa y lo que se ve ahora tiene su origen en el s.XIV. Tiene la doble condición de fortaleza (torreones, mazmorras, saeteras, troneras) y residencia (habitaciones entorno a un patio central). Ha sido cárcel hasta hace pocos años y ahora, restaurado y acondicionado (con mucho gusto) como museo etnológico, tiene un programa de actividades culturales para reconciliarlo con los lugareños.

La calle de las Parras tiene interesantes casas palaciegas y también queda un tramo de muralla desde la que se observa un paisaje espectacular. También hay varias puertas o portales de entrada a lo que fue ciudad medieval, destacando la bella plaza de las Monjas. En Fuenjamón te sirven un plato de quesucos de Teruel que está para chuparse los dedos. Nuestra visita coincidió con la noche de Las Hogueras (la madrugada del 2 de mayo), donde en la plaza de la Villa se enciende una enorme fogata mientras los vecinos cantan jotas y comen carne a la brasa (de esa misma fogata).

sábado, 24 de mayo de 2014

Teruel


La ciudad de Teruel ofrece uno de los entornos más amables y entrañables que te puedas imaginar y, además, cuatro joyas arquitectónicas mudéjares declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1986. Las torres de la catedral y de San Pedro (s.XIII) y las torres de San Martín -foto- y el Salvador (s.XIV). El arte mudéjar se desarrolló en las tierras cristianas con influencias y elementos musulmanes, con la peculiaridad de que en el aragonés se incorporaron en los edificios de ladrillo la original cerámica vidriada.

El artesonado de la catedral (techumbre y cimborrio igualmente Patrimonio), el mausoleo de alabastro que recuerda la leyenda de los Amantes, el aljibe árabe, el claustro de la iglesia de San Pedro, el Museo de Teruel, la Escalinata (construída en 1921 para salvar las dos alturas de la ciudad, con decoración de ladrillos y elegantes adornos en forja de estilo modernista) y los Arcos (un acueducto del s.XVI) son visitas obligadas.

De Teruel hay traerse el recuerdo del ambiente de los bares de la Plaza del Torico y comprar, como debe ser, un buen trozo de jamón (denominación de origen).

miércoles, 21 de mayo de 2014

La Cartuja de Jerez


A 4 kilómetros de Jerez de la Frontera, en la ribera del río Guadalete, se encuentra uno de los monumentos más interesantes que nos pudimos encontrar en nuestro viaje por pueblos de Cádiz: la Cartuja. Espectacular edificio gótico y barroco en algunos lugares, renacentista en otros, tiene su origen en el s.XV. La primera portada -renacentista- es de Andrés de Ribera, concebida a la manera de un gran arco triunfal (1571). Un fascinante patio enlosado te acerca a la fachada de la iglesia (foto), obra de Pedro del Piñar, barroca del XVII, dando la idea de estar contemplando un verdadero retablo en piedra.

La dichosa Guerra de la Independencia de 1808 provocó numerosos desastres y saqueos. Actualmente, totalmente restaurada, da cobijo a un pequeño grupo de monjas (Hermanitas de Belén) que dan vida espiritual a tan hermoso lugar. El viernes santo fue una delicia escuchar los rezos y los cantos de las monjas, en un acto abierto al público. En sus patios, árboles con mandarinas iluminan de color las estancias. Claustros y dependencias, lógicamente, permanecen ocultos al visitante.

La belleza de los pueblos más o menos blancos de Cádiz y el recorrido paisajístico por sus caminos y rincones, permanece semanas después en nuestro recuerdo.

lunes, 19 de mayo de 2014

Zahara de la Sierra


Situado en el Parque Natural Sierra de Grazalema, Zahara (flor, en árabe) es otro de los Pueblos Blancos de Cádiz. Esta ciudad fue fundada por los musulmanes en el s.VIII, a las faldas de un risco sobre el que los nazaríes levantaron un castillo en el s.XIII, del cual se observa la imponente torre del homenaje, de planta cuadrada y ángulos redondeados. La iglesia de Santa María de Mesa es barroca (terminada en 1755, hay una talla de la virgen del s.XVI).

Zahara de la Sierra tiene muchas cuestas, por eso cuando llegas arriba el paisaje es espectacular: maravillosas vistas al embalse Zahara-El Gastor, donde hay zonas recreativas para prácticas de deportes. En la llamada Torre del Reloj (que es lo que queda de una antigua ermita, hoy capilla de San Juan de Letrán) hay un bello paseo en el que, al lado de los miradores para observar la naturaleza, tienen azulejos con refranes populares.

martes, 13 de mayo de 2014

Algodonales


Continuando el recorrido por los Pueblos Blancos de Cádiz, nos dimos una vuelta por Algodonales, población rodeada de sierras, por cuyo término discurre el río Guadalete.
Lugar de restos romanos y de huella árabe. Y, sobre todo, con la hermosa iglesia neoclásica de Santa Ana, cuya fachada domina la bella plaza arbolada donde transcurre la vida local.

Terminada en 1784, la iglesia de Santa Ana es obra de José Álvarez, tiene decoraciones barrocas y tres naves longitudinales. El retablo de la capilla mayor, el coro y el órgano son pequeñas joyas para admirar con serenidad. Su portada es obra del arquitecto sevillano Antonio Matías de Figueroa (arco de medio punto y frontón encima y una hornacina que muestra a Santa Ana con la virgen niña) y su esbelta torre, de más de 40 metros, domina todo el pueblo de una forma espectacular. En Algodonales son famosas sus guitarras flamencas y su delicioso gazpacho. Su escudo es una casa ardiendo, para recordar la invasión francesa del 2 de mayo de 1810, acontecimientos que rememoran cada año con un programa de actos envidiable.

lunes, 12 de mayo de 2014

Olvera


Olvera es uno de esos encantadores rincones de la llamada Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz. Su perfil desde la lejanía con el castillo y la iglesia en lo alto es una de las estampas más bellas de la provincia.

La iglesia de Ntra.Sra. de la Encarnación es un edificio neoclásico construído en el s.XVIII sobre lo que fue una mezquita primero y una iglesia gótica después. Tiene una elegante estampa con sus dos torres gemelas en la fachada. El castillo es de origen árabe (foto desde la esplanada de la iglesia), data del s.XII y tiene una curiosa forma triangular por su necesaria adaptación al terreno triangular en el que se aúpa (623 metros de alto). A dos kilómetros se encuentra el santuario de Ntra.Sra. de los Remedios (patrona de Olvera), del s.XVIII sobre los restos de una antigua ermita del XVI.

Recorrer las callejuelas del Barrio de la Villa es retroceder un buen puñado de siglos de la historia (por ejemplo hasta 1327, cuando Alfonso XI conquistó a los moros el lugar). En el bar Nueva Alameda tomamos un exquisito plato de monte en adobo (al estilo de Sierra Morena) y, de postre, gachas. No hay que venirse de Olvera sin comprar aceite, con denominación de origen de la Sierra de Cádiz.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Jerez de la Frontera


El convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera (Cádiz) fue levantado en el s.XIII a partir de la reconquista de la ciudad por el rey Alfonso X. Situado extramuros de la ciudad, su iglesia tiene un hermoso retablo barroco del s.XVII, bóvedas góticas y la imagen de la Virgen de la Consolación y, al lado, un extraordinario claustro del s.XV (foto), de estilo gótico-mudéjar, de uso civil.

Ésta es una de las sorpresas que depara la ciudad de Jerez, a la que por supuesto hay que añadir su impecable catedral (antes mezquita), con un estupendo museo; el alcázar, las iglesias de San Miguel y Santiago (actualmente en rehabilitación), las bodegas de Tío Pepe, y Casa Gabriela, una taberna situada en la Plaza Plateros donde te sirven unas rodajas de berenjena con miel que envuelven a un langostino, que están para chuparse los dedos.