jueves, 28 de noviembre de 2019

Wanaka


La ciudad de Wanaka debe su nombre al hermoso lago que le baña. Tiene una extensión de 193 kilómetros cuadrados y es el cuarto más grande del país. En maorí quiere decir "el lugar de Anaka", que era como se llamaba un jefe de tribu. Numerosos cafés, restaurantes, galerías de arte y tiendas se encuentran en esta pequeña pero encantadora ciudad, punto de encuentro para actividades relacionadas con el esquí, la pesca o el excursionismo. La población de Wanaka es de cerca de 9.000 habitantes. Por aquí ( en el extremo sur del lago) nace el río Clutha y es la puerta de entrada al Parque Nacional Mount Aspiring. Las calles Ardmore, que bordea el lago, y Dunmore, paralela interior con comercios, son las más populares.

En el restaurante Wineglass del Hotel Edgewater probamos una deliciosa hamburguesa de ternera Wakanui (carne de res alimentada con pasto y grano de la zona cercana a Christchurch) acompañada de una copa de vino blanco chardonnay Delegat, de Wawke´s Bay.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Lago Tekapo


En el centro de la isla sur de Nueva Zelanda, en nuestro recorrido entre Christchurch y Wanaka, contemplamos una serie de maravillosos lagos con fondo de montañas nevadas. El que más nos impresíonó fue el lago Tekapo (en lenguaje maorí, salir corriendo de noche). Tiene una extensión de 83 kilómetros cuadrados y en su orilla se encuentra la iglesia del Buen Pastor (construída en 1935), desde cuyo ventanal, según se mira el altar, hay una maravillosa vista del lago y, al fondo, el Monte Cook. Al lado había una estatua de un perro bordercollie y es un homenaje a los perros que utilizaban los escoceses en el s.XIX, ya que esta zona, Mackenzie Couny, se caracteriza por la cantidad de rebaños de ovejas que aprovechan sus pastos. Se trata de una obra en bronce esculpida por Innes Elliott y mandada pulir a Londres (se colocó en 1968). Estos paisajes son un destino habitual de deportistas y pescadores.

En la ciudad de Omarama, comimos en el restaurante The Wrinkly Rams un delicioso salmón fresco (de la zona) acompañado de una cerveza Vienna lager.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Christchurch


Allá por el año 1850, unos 300 colonizadores ingleses de la Iglesia de Cristo llegaron en 4 navíos hasta estas tierras de Nueva Zelanda (isla del sur). Así nació Christchurch, una ciudad con iglesias y edificios en arquitectura neogótica, victoriana, eduardiana y tudor. Tenían una preciosa catedral que fue destruída por el seísmo de 6,3 grados que asoló la ciudad en el año 2011 (murieron 185 personas). Dos años más tarde se inauguró un proyecto del arquitecto japonés Shigeru Ban, denominado Catedral Transicional (foto), que tiene la característica de estar construída en cartón. Es de culto anglicano y, cuando no hay ceremonias, se presta a actividades civiles, como una fiesta de disfraces para gente joven que era lo que había en el momento de nuestra visita. Además de tubos de cartón, está hecha de madera, acero y plástico. En principio su uso es temporal, para 20 años o así.

En el Jardín Botánico, entramos a comer en Curator´s House (la antigua casa del cuidador del jardín), un restaurante de comida española donde nos ofrecieron chorizo y calamares de entrantes y un fascinante cordero al horno acompañado todo de una copa de vino tinto Providore (pinot noir de la zona Central Otago). En la calle Oxford Street estaban los bares más populares de la ciudad, cerca del Bridge of Remembrance, monumento en homenaje a los héroes de guerra.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Valle volcánico de Waimangu


El Monte Tarawera, un volcán dormido que ha entrado en erupción cinco veces en los últimos 18.000 años, ha producido en esta zona, cerca de Rotorua (Nueva Zelanda), un fantástico paisaje. Fue en el año 1886 cuando se produjo la última erupción en esta zona de verdes colinas, cambiando desde entonces el panorama del valle de Waimangu. Cráteres, piscinas de agua esmeralda, depósitos de erupción, lagos de agua caliente, terrazas de mármol, un enorme geiser activo entre 1900 y 1904, manantiales, estalactitas de sílice, una loma de caolín (perfecto para producir porcelana), franjas en el suelo que indican la historia geológica del lugar... todo ello entre un fascinante bosque de helechos (entre ellos el helecho plateado). Un maravilloso paseo por un lugar lleno de misterio y de belleza.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Te Puia


Te Puia es el lugar de Rotorua donde te enseñan la cultura maorí. Aquí vimos espectaculares géiseres, kiwis (aves) protegidas y danzas de esta ancestral cultura. Los maorís llegaron a Nueva Zelanda desde la Polinesia en el s.X y desde entonces cultivan tradiciones y modos de vida. En Te Puia hay formaciones geotermales, que se manifiestan en fascinantes chorros de agua caliente que salen desde el mismo centro de la tierra y en lagos de barro (por lo visto con propiedades terapeúticas). En algunas zonas hay un intenso olor a azufre. Hay aquí, así mismo, un taller de artesanos de madera, donde esculpen los famosos ídolos de su cultura, como el mâui. Tienen también dos ejemplares de kiwis en un centro de conservación (con poca luz y tras un cristal) y en un edificio de madera labrada, te ofrecen un espectáculo de bailes y canciones de la cultura maorí, lugar al que se accede después de una ceremonia de recibimiento con todo su protocolo respetuoso.

Luego disfrutamos de una cena hangi, que consiste en alimentos cocinados bajo tierra con piedras volcánicas calientes (pollo, cordero y la patata dulce que llaman kumara). En el postre, un trozo de la famosa tarta neozelandesa pavlova (de merengue, homenaje a la bailarina rusa). Te Puia quiere decir el volcán, por las características peculiares de la zona.

martes, 5 de noviembre de 2019

Rotorua


La ciudad de Rotorua (Nueva Zelanda) tiene un indudable interés geológico: aquí hay zona volcánica que produce espectaculares géiseres y maravillosos lagos de los emana vapor de agua.  Está edificada a la vera del lago Rotorua (79 kilómetros cuadrados, el segundo lago más grande de la isla norte del país). La actividad local y comercial se centra en las calles Hinemaru, Fenton y Tutanekai. Es una ciudad de población maorí. El Museo de Rotorua (foto), de estilo tudor, tiene a sus alrededores hermosos jardines muy bien cuidados. Antiguamente fue un balneario (inaugurado en 1908), en las cercanías se puede apreciar un pozo muy antiguo con el peculiar vapor de agua caliente y olor a azufre. Un gran parque de secuoyas gigantes (Whakarewarewa Forest), plantadas a principios del s.XX, constituye una fascinante aventura por el interior de un bosque. Entre los edificios más singulares de la ciudad está la antigua oficina de correos, con una torre con reloj.

En un comercio compramos un tarro de miel de manuka (arbusto de flores blancas), verdadero símbolo de identidad de la zona.