Santa Bárbara

La cervecería Santa Bárbara se encuentra en la Plaza de Santa Bárbara, 8 y abrió sus puertas en 1966, pero la historia de este negocio tiene su origen en 1815, cuando se concedió la licencia para abrir la fábrica de cervezas Santa Bárbara en Hortaleza, 2. No fue hasta 1900 cuando se abrió el primer despacho de cervezas. En 1947 se abre un local en Alcalá, 149 (en el edificio llamado Casa de las Bolas), que se mantuvo abierto hasta 2016. A finales del franquismo, la de Santa Bárbara, 8 era uno de los locales preferidos para las tertulias de abogados laboralistas, sindicalistas, estudiantes, feministas y actores. Sigue conservando el ambiente de lámparas, sofás, apliques y decoración de su buena época. 

Tienen gambas cocidas de Huelva y torreznos artesanos de Soria. Además, patatas bravas, pimientos de Padrón, morcilla de Burgos, calamares a la andaluza y anchoas del Cantábrico. También tienen su cerveza elaborada por sus propios maestros en las gamas de India pale ale, Czech pilsner y Amber ale. 

Judería de Soria

Parece ser que la judería de Soria estuvo en los alrededores del Castillo. Actualmente están en curso unas excavaciones auspiciadas por el Ayuntamiento de Soria que están sacando a la luz pequeñas pistas sobre los orígenes en el s.XI de la fundación de la ciudad. De momento esta antigua muralla corrobora que no había otra anterior construida y, además, el hallazgo de una lámpara judía confirmaría que éstos ocupaban la zona en esa época. Han aparecido hornos, hogares y pozos (no está claro si domésticos o industriales). Una de las mayores incógnitas de la historia de Soria podría resolverse con estas excavaciones: ¿Fue fundada por Alfonso I el Batallador en 1119 o existía ya un núcleo de población importante de origen musulmán y, por lo tanto, se trató de una refundación?

A mediados del siglo pasado, mientras se hacían unas reformas en la zona se encontró una lápida sepulcral a nombre de Abraham Setabi (pieza que hoy se encuentra en el Museo Numantino) en un espacio donde había tumbas antropomórficas con cabecera oval. Los judíos vivían en los alrededores del castillo ya que su misión era la protección de la fortaleza a cambio de libertad de movimientos y exención de impuestos. 

Villarejo de Salvanés

Villarejo de Salvanés es una de las villas históricas de Madrid. Se encuentra en el kilómetro 50 de la carretera de Valencia y tiene un espectacular castillo del que únicamente se conserva la torre del Homenaje. Se cree que fue construido en el s.XIII, formando parte del sistema defensivo que protegía el paso del antiguo Camino de Toledo y sirvió de refugio a El Empecinado, héroe de la guerra de la Independencia. También destacan en Villarejo de Salvanés la Casa de la Tercia (construcción del s.XVI de la Encomienda Mayor de Castilla), la iglesia del San Pedro Apóstol (original del s.XIV pero restaurada) y el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria, ordenado construir por Luis de Requesens para conmemorar el triunfo en la Batalla de Lepanto de 1571. 

En el restaurante La Tercia nos decidimos por un menú de alcachofas al ajillo con jamón (compartir), chuletitas de lechal y cochinillo confitado (principales) y tiramisú y tarta de cerveza negra (postres), con botella de roble Castillo de Salvanés. Con agua y pan salió a 45 euros por persona. Una grata experiencia. No nos vinimos de Villarejo de Salvanés sin comprar una botella de aceite de oliva virgen extra sin filtrar Pósito.

Aguallueve

Las lágrimas de agua resbalan por la roca y el musgo en el Aguallueve, paraje natural situado en Anento (Zaragoza) y cuando las temperaturas son bajas, se convierten en auténticos carámbanos que producen un efecto espectacular. Cuando lo visitamos en Noviembre, todavía no habían llegado los días fríos, por lo que simplemente vimos gotas procedentes de la piedra caliza que genera oquedades y produce humedad. Este manantial cae sobre un hermoso valle, con lago incluido, y con abundancia de pinos y chopos en los alrededores. Las aguas subterráneas de la zona han originado un espectacular relieve kárstico.

Nueve corzos se paseaban tan ricamente por la cima del llamado Campo de Romanos. Hay un sendero circular de aproximadamente dos kilómetros y medio, que transcurre entre huertas, una balsa y un merendero. Helechos y juncos crecen libres por los huecos de la tierra. 

Retablo de San Blas

En la iglesia de San Blas de Anento (Zaragoza) nos maravilló este retablo del s.XV obra de Blasco de Grañén. Mide aproximadamente 7 metros de alto y 6,80 de ancho y tiene 37 tablas además de las decoraciones del llamado guardapolvo. Las tablas de mayor dimensión corresponden a los santos a los que está dedicada la iglesia: en el centro San Blas (el titular del templo), a la izquierda la Virgen y a la derecha Santo Tomás Becket (aunque se creía que era San Zenón, ya que el arzobispo de Canterbury no era un personaje demasiado conocido en ese siglo en estas tierras). En el banco del retablo, escenas de la Pasión de Cristo. También hay restos de pinturas murales que, posiblemente, sean del s.XIV.

Además en la iglesia hay otros dos retablos, uno dedicado a San Juan Bautista y otro a San Roque, además de un púlpito en yeso decorado con motivos mudéjares. Rosa, la persona encargada de la Oficina de Turismo de Anento, nos explicó la historia de de esta iglesia con un discurso ameno y con cierto sentdo del  humor. 

Anento

Anento (Zaragoza) es un pequeño pueblo de la Comarca del Campo de Daroca, ya casi en Teruel, en el valle del Jiloca, bajo la protección de su castillo del s.XIV en lo alto de una cumbre de tierra rojiza y al lado del Aguallueve, un manantial con paredes de piedra y musgo por el que gotea la lluvia hacia un hermoso lago de agua cristalina. El pueblo, que tendrá unos 100 habitantes, luce hermosa su iglesia de San Blas (románica, s.XII) y un torreón de origen celtíbero situado sobre un monte. Entre los años 60 y 80 del siglo XX este pueblo quedó prácticamente abandonado y, poco a poco, con el empeño y la voluntad de los nuevos habitantes, ha sido maravillosamente restaurado. 

Después de nuestro paseo por caminos entre álamos, encinas y fresnos y de divisar a lo lejos nueve corzos que caminaban por el borde de un precipicio, recalamos en El Horno de Anento, que tenía un menú de 17 euros (ensalada de queso de cabra con frutos secos y vinagreta de frutos rojos, canelón de queso y setas y natillas, con botella de cariñena Marqués de Somera). En Anento tiene un café la pintora Charo Mur, que te vende sus cuadros en un local perfecto para tomar algo y descansar. 

Museo de la Pastelería

La pastelería Manuel Segura de Daroca ya va por la sexta generación. Fue en el año 1874 cuando Manuel Segura Esteban abrió su tienda en la calle Mayor, 63 para ofrecer dulces (y velas para aprovechar la cera de la miel) y, además, llevar sus productos en un burro a los pueblos de alrededor. En 1982 Manuel Segura Sorribes hereda el negocio y abre nuevas tiendas en otras ciudades. Todos sus utensilios guardados con pasión y acumulados en un almacén permitieron en el 2002 convertir su sueño en realidad: abrir un museo de tres plantas (cerca de su local) donde explicar los secretos y las curiosidades de una profesión que logra transmitir la felicidad a sus clientes. Es su mujer, Consuelo Catalán, la que te explica con conocimiento y devoción las peculiaridades y anécdotas de este trabajo. El hijo de ambos, José Manuel es el actual propietario del negocio que ha basado sus estrategia en dos novedades decisivas: un obrador con los últimos avances tecnológicos en el Polígono y una tienda on line para vender de manera cómoda todos sus productos. Hoy tienen dos tiendas en Zaragoza y otra en Cariñena.

Sus especialidades son los mudéjares y los moscatelicos. Pero también pastas de almendra, turrones (en temporada), rosquillas de Daroca y guindas al marrasquino. Y las almojábanas (masa en forma de flor rellena de crema pastelera). 

Iglesia de San Miguel Arcángel

La iglesia de San Miguel Arcángel en Daroca es un puro ejemplo de arte románico. Tiene su origen en el s.XII y en su interior destaca un espectacular retablo de pintura mural (foto, detalle) del s.XIV. De dos siglos después es el coro y del XVII la Capilla de los Heredia. Es un templo de tres naves y ábside (seccionado en el exterior por haces de triples columnas). En el tímpano de la portada se adivina un Pantocrátor. El mural pintado al temple representa la Coronación de la Virgen, además de ángeles y apóstoles y decoraciones en zig zag. Estaba oculto, tapado por el retablo colocado en la época barroca, lo que permitió su conservación y posterior restauración.

En El Perragorda tenían un menú de 13 euros (por ejemplo judías blancas con gambas y almejas, carrillada al vino tinto y bizcocho relleno de crema) con botella de cariñena Viña Arazu. Es una taberna pequeña pero que se come muy bien. 

Iglesia de los Corporales

En el año 1239 se estaba celebrando una misa en los alrededores de Luchente (Valencia) cuando se produjo un ataque de las tropas musulmanas que interrumpieron la ceremonia, por lo que el cura escondió las sagradas formas en los corporales (tela sobre la que se posa el cáliz) y, al recuperarlas, se dio cuenta que habían dejado unas manchas ensangrentadas. Ese paño milagroso todos lo querían conservar y, al no ponerse de acuerdo, tuvo que ser una mula la que decidiera el destino de la reliquia. La dejaron caminar y, tres provincias después, cayó rendida delante de un convento de Daroca (Zaragoza), por lo que se decidió construir un templo para venerar el milagro. La actual fachada de la Iglesia de los Corporales es del s.XVI, de estilo manierista (construida sobre un antiguo templo románico). En el oeste hay una portada gótica conocida como la Puerta del Perdón. Tienes que tocar un clavo para que sean perdonados tus pecados.

La Capilla de los Corporales (foto) es de estilo franco-flamenco y decorada con policromías. Una monja te explica la historia, te da una estampita y hace pasar la bandeja. La tela se conserva en una custodia del s.XVI obra del orfebre Pedro Moragues. El altar mayor (enmarcado en cuatro columnas salomónicas de mármol negro) está presidido por un grupo escultórico que representa a la Asunción, tallado en madera de sicomoro en el s.XVII.

Daroca

Localidad clave para la historia de Aragón, Daroca (Zaragoza) tiene un impresionante circulo de murallas de tres kilómetros y medio, con varias puertas (las más importante la Puerta Baja, la de la foto, que siguiendo la calle Mayor enlaza con la Puerta Alta). De su rico patrimonio visitamos la iglesia de los Corporales (con una famosa reliquia que protagonizó un milagro), la iglesia de San Miguel (con un mural franco-gótico) y los elementos mudéjares de Santo Domingo (torre) y San Juan de la Cuesta (ábside). En Daroca hay un barrio judío y otro moro. Junto a la puerta Alta encontramos la Fuente de los Veinte Caños y el Ruejo, la piedra de molino que salvó a la ciudad del desastre de una riada.

Pedro IV llamó a Daroca "la puerta férrea de Aragón" por la invulnerabilidad de sus murallas (de origen árabe). Fue fundada en el s.VIII y conquistada por Alfonso I en 1120. Daroca significa en lengua musulmana "vía, paso, tránsito". En la Posada del Almudí disfrutamos de un menú de 18 euros que, según elección, consistió en ensalada de conejo escabechado, presa ibérica y flan, acompañado todo de botella de cariñena Montegoza.  

Iglesia de la Virgen

La iglesia de la Virgen de Tobed es un modelo de la tipología mudéjar basado en el templo-fortaleza estructurado en una única nave de tres tramos, con cabecera recta organizada en tres capillas que se comunican entre sí y que se abren a la nave mediante tres grandes arcos apuntados. Un bello alfarje de madera tallada y policromada soporta el coro a los pies de la nave. Ya exista en el s.XI una iglesia dedicada a Santa María, pero la necesidad de afirmar el poder que tenía la Orden del Santo Sepulcro en los alrededores de Calatayud, hizo que en 1356 se comenzara a construir un nuevo templo. Los muros están decorados con pinturas de motivos geométricos y vegetales y sobre las capillas del presbiterio discurre una tribuna que rodea la nave que, mediante hermosos ventanales decorados, llega  la luz del exterior. 

En el Museo Parroquial de Tobed se guardan piezas religiosas tanto de esta iglesia como de la parroquial de San Pedro. Los tres altares frontales dedicados a San Juan, la Virgen y María Magdalena tuvieron hasta principios del s.XX tres retablos realizados por el taller de Jaume Serra. Vendidos y repartidos por distintos museos y colecciones, ahora se han podido recuperar algunas tablas y se encuentran en el Museo del Prado. 

Tobed

La iglesia de la Virgen de Tobed (Zaragoza) es, desde 2001, Patrimonio de la Humanidad añadido a la Arquitectura Mudéjar de Aragón. Se trata de un templo fortaleza que se comenzó a edificar en 1356 promovido por la Orden del Santo Sepulcro y bajo el amparo del rey Pedro IV, que llenó de joyas mudéjares (musulmanes que se quedaron bajo las normas del cristianismo) a lo largo del s.XIV. El maestro de obras del edificio fue Mahora Calahorri, que da nombre al espléndido Museo que tiene este pueblo de menos de 300 habitantes (en el llamado Palacio del Prior) y donde Victoria (directora de Territorio Mudéjar, asociación de ayuntamientos que gestiona este patrimonio cultural) te explica cuidadosamente las características de estas manifestaciones artísticas. Luego, ya en el templo, admiramos su artesonado y sus ventanales bellamente decorados por donde entra la luz desde el paseo de ronda de la iglesia. Un museo de arte religioso (con una reliquia de San Valentín) completa la visita.

En Tobed también entranos a la iglesia de San Pedro (estaban restaurando un Cristo) y a la tienda donde compramos una torta de nueces y unos mantecados de almendra del horno El Dulce Mudéjar. Por Tobed pasa el río Grío y en sus huertas hay frutales y olivos. Las sierras ibéricas Vicor y Algairen envuelven y, de alguna forma, aislan la población. 

Confitería Cubero

En la calle Pasión de Valladolid se encuentra la fascinante Confitería Cubero. Proyecto personal de Enrique Cubero Román (1924-1997), se trata de un establecimiento de mil metros cuadrados abierto en 1980 y que cuenta con salón de té, obrador y un Museo del Dulce (donde se muestran los edificios más representativos de la ciudad realizados en azúcar con la técnica del pastillaje). Su trayectoria profesional se inicia cuando se hace propietario de la pastelería donde aprendió el oficio. Una profesión que había heredado de sus abuelos, pasteleros Proveedores de la Casa Real y que completó con estudios de dibujo, modelado y talla en la Escuela de Artes y Oficios. Aquí se venden las tradicionales almendras garrapiñadas de Villafrechós (el pueblo donde nació Enrique), amarguillos, empiñonados, tartas, pastas de té, pasteles y bollería (probamos con el café con leche un suculento lazo). En sus paredes, una excepcional colección de cucharillas de café. 

En la imagen, la reproducción de la iglesia de la Antigua, el Ayuntamiento y palomares castellanos. El pastillaje es una técnica pastelera que consiste en mezclar azúcar tamizado, clara de huevo, gelatina y glucosa. 

Patio Herreriano

El Museo Patio Herreriano de Valladolid es un espléndido escaparate de arte contemporáneo que se encuentra localizado alrededor de uno de las claustros renacentistas del monasterio de San Benito en Valladolid. El claustro del s.XVI fue construido por Juan de Ribero Rada (dos siglos después de que se construyera el monasterio) y muy bien restaurado permitió inauguar en 2002 un museo de arte actual. Tiene un programa de exposiciones variadas y complementarias que ocupan sus enormes 9 salas. 

El artista Alberto Peral coloca un muro con un agujero en la capilla de los Condes de Fuensaldaña, el escultor Ángel Ferrant (1890-1961) muestra su particular universo (incluyendo un cuadro de Maruja Mallo), fotografías que retratan la España de los años 50 a 80 del siglo pasado, arquitectos ofrecen su imaginación para las construcciones de bodegas y una serie de objetos cotidianos o imaginados de la colección Sandretto Re Rebaudengo se colocan en suelos y paredes. Todo un viaje hacia las sensibilidades artísticas desde 1918 (año en que el museo inicia la colección) hasta hoy.

El castillo

En el año 1929 el arqueólogo Blas Taracena señaló las posiciones de una serie de castros en la serranía soriana que debieron existir entre los siglos VI y IV a.C. y que los vinculó a las tribus celtibéricas de los pelendones. Eran terrenos en lugares elevados (más de 1000 metros de altura), en posiciones estratégicas y con elementos defensivos. En la zona de El Valle marcó los siguientes "castillos o castillejos": Hinojosa de la Sierra, Langosto, El Royo y Valdeavellano de Tera. 

El Castillo de Hinojosa de la Sierra (foto) fue un poblado fortificado localizado sobre un alto rocoso en la sierra de Carcaña. El castro, de planta oval, tiene una superficie de 5800 metros cuadrados, rodeado de una muralla que, en ciertas zonas, tiene la típica disposición de piedras hincadas para contribuir a los elementos de barrera de protección. La cultura castreña soriana, situada en las zonas altas donde nace el Duero, permitió el nacimiento en siglos posteriores de ciudades más importantes y más influyentes, como la mítica Numancia. 

Confituras Goya

En el año 1886 Manuel Goya abre su tienda de dulces y velas en la calle Mateo Moraza de Vitoria. Su hijo Saturnino hereda el negocio y lo traslada a la zona del "Ensanche de la estación", la calle Eduardo Dato 6 (foto). Es con José, la tercera generación, en 1929, cuando se crean ya los productos que harán de este negocio el éxito singular que lo caracteriza, los famosos bombones de praliné llamados "vasquitos y nesquitas" (toda una seña de identidad de Vitoria). Además, su matrimonio con Teresa hará que se fusionen dos pastelerías históricas de la ciudad (casi enfrente de ésta). Con la siguiente generacíón, se abren nuevas tiendas y se moderniza la producción y con la quinta generación, que es la actual, se expanden a otras ciudades.

De Vitoria nos trajimos bombones y de Laguardia vino. Dólmenes, iglesias románicas, barras con pintxos, poblados celtíberos, murallas medievales, salinas, pórticos de esculturas góticas, bosques de hayedos y robledales, alfarería antigua, mosaicos romanos y retablos renacentistas. Fascinante Álava.

Samaniego

                                                                                                                                                                      En la Rioja alavesa, entre Labastida y Laguardia, se encuentra la localidad de Samaniego, que fue plaza militar con misión de vigilancia transfronteriza, de cuyas fortificaciones ya solo queda el torreón circular al lado del cual se construyó después el templo actual. Es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del s.XVI, con planta de cruz latina, de portada barroca flanqueada por dos columnas corintias. El pueblo tendrá alrededor de 300 habitantes y en su recorrido te encuentras con el Palacio de Samaniego, hoy convertido en hotel de lujo, edificio del s.XVII con fachada de sillería de piedra y escudo de armas. 

También en un edificio singular se encuentran las Bodegas Remírez de Ganuza (una manzana de edificios compuesta de antiguos caserones del centro del pueblo, fundada en 1989). La historia de Samaniego está ligada a sus viñedos, a gentes que aman la tierra y lo demuestran ofreciendo vinos hechos con esfuerzo y dedicación.

Bodegas Mayor de Migueloa

Nuestra visita a una bodega de la Rioja Alavesa fue en Laguardia. Conocimos Mayor de Migueloa, que se encuentra en la calle Mayor, en el antiguo Palacio de Viana, que tiene su origen en 1619. Hacen vinos 100% tempranillo y en nuestra cata probamos uno joven (maceración carbónica en depósitos de acero inoxidable, fresco y frutal) y un reserva (18 meses en barrica de roble americano, toque a vainilla y ahumados). Además, también tienen un crianza. Las explicaciones de los vinos fueron acompañados por una deliciosa bandeja de queso y salchichón. En el año 1988 la familia Gutiérrez González se hace cargo del edificio, lo restaura y los antiguos calados retoman su uso original. En el año 2020 se recupera el trujal y los depósitos de la casa para fabricar vino, con lo que la vendimia vuelve al casco viejo de la Villa (actividad que no se veía en años). De ese año eran unas enormes tinajas donde estaba escrito con tiza "El Fohen" (tipo de viento que produce lluvia por condensación).

A diez metros de profundidad experimentamos una sensación de paz y relajación, rodeados de un ambiente de temperatura, luz y emoción que, seguramente, nos propició el delicioso trago que nos empujó a este peculiar descenso a la felicidad. 

Peñacerrada

En la comarca de la montaña alavesa se encuentra la localidad de Peñacerrada, que tiene una espectacular puerta de entrada y varios tramos de muralla medieval. Nada más llegar nos encontramos a Jesús que, muy amable, se ofreció a abrirnos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (origen s.XIII), de planta rectangular, con una nave de tres tramos y capillas añadidas. Tiene dos entradas, una de ellas con pórtico con dos grandes arcos. La otra puerta, también con pequeño pórtico está al lado de la torre. En el interior hay un hermoso retablo renacentista y en la sacristía un retrato de Fray Jacinto Martínez (hijo del pueblo, capuchino, teólogo y héroe de los derechos humanos en Cuba). Después Jesús nos enseñó unos retratos costumbristas en la zona de la muralla y su propia casa, donde tiene un pequeño gran museo de objetos cotidianos y dos silos para almacenar grano.

En Peñacerrada hay una panadería que tiene su origen en un molino de 1778. La llevan los hermanos Alonso, que hacen unos productos con harina integral de gran calidad (compramos magdalenas y galletas). Y un museo al aire libre de aperos y maquinaria agrícola. En el bar San Prudencio pedimos una caña y un bocadillo de tortilla con jamón. 

Basílica de Armentia

A finales del s.XII, sobre los restos de un antigua iglesia del s.VIII, se construye este templo a las afueras de Vitoria, en el barrio de Armentia. Esta zona tuvo su importancia histórica al ser lugar de paso del Camino de Santiago, sede de Obispado y donde nació San Prudencio, santo de época visigótica (discípulo de San Saturio en Soria y, luego, obispo de Tarazona). El edificio fue, en su  momento, colegiata con convento de clérigos al lado. En el s.XVIII se produce una profunda transformación y se construye el pórtico, con una galería de cinco arcos de medio punto. Afortunadamente, el espectacular  ábside y los curiosos canecillos nos permiten adivinar el templo románico que fue.

Dos tímpanos, procedentes de sendas portadas desaparecidas, se colocan en el muro principal (donde también está la puerta de entrada): el más grande representa la Ascensión de Cristo y, el más pequeño, la representación del Crismón (símbolo con letras) y el Cordero. En el otro ángulo (fondo de la foto), dos relieves enmarcados en arcos que descansan sobre columnas con forma de estatua humana, con los temas del Entierro de Cristo y el Descenso de Cristo al Infierno. 

Argandoña

Volviendo de Estíbaliz, enseguida encontramos Argandoña, que es el municipio al que pertenece. Allí está la bella de iglesia de Santa Columba. Es del románico tardío (s.XIII), de una sola nave y su espectacular cabecera tiene un ábside con una ventana que tiene seis columnitas con capitel de estos temas: sacerdote, castillo, rostro humano masculino, estrellas de David o sellos de Salamón, cabeza de mujer con tocado y un águila atrapando un conejo. Un vano rodea las tres arquivoltas, el más externo decorado con semicírculos. En el muro meridional está la puerta de acceso al templo (arcos apuntados), que recuerda a la speciosa del monasterio cercano, con capiteles de decoración vegetal y de un animal atrapando a una serpiente. Las columnas de esta puerta tienen decoración de zig-zag y entrelazados.

Por aquí discurre la ruta del Camino de Santiago del Interior del País Vasco. Argandoña tendrá unos 40 habitantes. En los alrededores de la iglesia había huertos con unos estupendos calabacines, entre otras verduras.

Nuestra Señora de Estíbaliz

El santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz se encuentra muy cerca de Vitoria, a 10 kilómetros, en la localidad de Argandoña, sobre la cima de un pequeño montículo. La iglesia actual es del s.XII  (la comunidad religiosa ya vivía allí en el s.XI) y muestra todo un abanico de detalles románicos propios de la época. Tiene una nave con tres ábsides, columnas con capiteles muy bien decorados y una bella pila bautismal. Desde 1923 vuelve a estar ocupado por monjes, benedictinos, concretamente. La puerta meridional (foto) es donde está la llamada "puerta speciosa", que da a la altura del crucero, y tiene tres arquivoltas apoyadas en capiteles con temas vegetales. Empotrada, hay una curiosa escultura de un atlante que sostiene sobre su espalda un capitel. Dentro, en el ábside central, una talla policromada de la Virgen de Estíbaliz (patrona de Álava). Los arcos interiores tienen unos capiteles verdaderamente admirables.

Al lado hay un edificio donde está el Centro de Interpretación del Románico de Álava donde, mediante paneles y fotografías, uno se adentra en el paisaje geográfico y artístico de este trozo de historia monumental. Rodeando los edificios hay un hermoso parque y zona de bosques. 

Iruña-Veleia

Los mejores restos romanos de todo el País Vasco están en la ciudad de Iruña-Veleia, a unos 10 kilómetros de Vitoria. Fue un enclave estratégica en la vía que unía Burdeos con Astorga. Aquí hay historia desde el primer milenio a.C. hasta el s.V d.C. En el paseo por la ciudad se observan domus (viviendas urbanas con patios de mosaicos), que dan a entender que en el s.I (época de  Flavia) fue su esplendor. En el III o principios del IV se amuralló, lo que permite observar los cimientos de16 torres que rodeaban 11 hectáreas (un perímetro de unos 1200 metros). Una estela con un jinete dibujado de los s.II a I a.C. puede contemplarse en el museo Bibat de Vitoria. 

En 2006 saltó la noticia de unos hallazgos epigráficos que iban a permitir dar un giro a la historia de la arqueología de la zona (palabras en euskera y la representación del calvario más antiguo del mundo). Estas piezas fueron cuestionadas e investigadas y se demostró que eran falsas. El arqueólogo responsable fue condenado en 2020 a dos años de cárcel (falsedad documental y estafa) y, su colaborador, a un año. 

Quejana

En el valle de Ayala, en medio de suaves laderas con prados y pastizales, se encuentra el llamado Conjunto Monumental de Quejana, que consta de un palacio, un convento, una iglesia y un torreón. Fue construido en el s.XIV por Fernán Pérez de Ayala, noble castellano, padre de Pedro López de Ayala, canciller mayor de Castilla (personaje influyente en la corte de Juan I) y autor del libro Rimado de Palacio (que trata de asuntos morales, religiosos y sociales). El torreón alberga la capilla de la Virgen del Cabello, donde están los sepulcros del padre y del hijo. 

Cerca de allí, en Respaldiza, entramos en la Taberna Antojo, donde tenían un menú de 14 euros del que elegimos: ensalada de queso de cabra, churrasco de ternera a la plancha y arroz con leche, acompañado de vino tinto de la casa. Cerca estaba el Palacio Atxa, del s.XVII y reconstruido en el XIX, finca con edificaciones y tapia, donde destaca una torre en esquina de planta baja y tres alturas. 

Salinillas de Buradón

Ésta es otra de las villas amuralladas de Álava. Salinillas de Buradón está cerca de Labastida (de la que depende) y fue fundada en 1264 por Alfonso X el Sabio. Aquí hubo un manantial salino que facilitó riquezas a sus pobladores (prueba de ello son las espléndidas casas señoriales que encontramos).  Dos puertas permiten el acceso a la población (una al norte, otra al sur) y dos calles unen estas entradas. Vimos la iglesia de la Inmaculada Concepción, el Palacio de los Condes de Oñate (del que se conserva solo la fachada y que tiene en su interior una torre defensiva llamada de los Sarmientos) y el Hospital de Santa Ana (del s.XV).

Salinillas es camino de paso entre la llanada alavesa y las tierras riojanas. A un tiro de piedra del Ebro, tocando ya Burgos y La Rioja. Nos llamó la atención de su arquitectura los soportales sostenidos con columnas de madera, que le daban al lugar un indudable toque medieval. Varias fuentes abastecen de agua a sus habitantes. A las afueras en El Rincón de Buradón (restaurante con una agradable terraza), nos tomamos un café antes de proseguir el camino. 

Museo de Alfarería Vasca

En el barrio de Ollerias, en el municipio de Elosu (Álava), en una zona de parques naturales, se encuentra el Museo de Alfarería Vasca. El edificio, que tiene su origen en el año 1711 es una ollería (taller de alfarería) donde vivieron y trabajaron varias generaciones de la familia Ortiz de Zárate. A mediados del s.XX, como consecuencia de la construcción del embalse de Urrúnaga, que está al lado, la arcilla desapareció bajo sus aguas y se paró esta actividad. Desde 1993, gracias al empeño personal de Blanka Gómez de Segura, discípula del último eslavón de la familia que vivió en la casa (José Ortiz de Zárate, fallecido en 2008), es un hermoso altavoz de la cerámica tradicional vasca, con su enorme horno antiguo adyacente a la vivienda. 

Después de que nos explicaran la historia y la evolución de la alfarería de la zona (con una colección que pertenece al Gobierno Vasco), la propia Blanka se encarga de crear una pieza en el torno delante de nosotros. Su huella profesional ha quedado registrada en su marca comercial. La cerámica Blanka está cubierta de esmalte blanco (con pequeñas líneas azules decorativas) que le da un toque mágico a las piezas. 

Salinas de Añana

Los cursos subterráneos del valle situado en Salinas de Añana atraviesan sedimentos de sal antes de salir a la superficie. Ese agua almacenada, con la ayuda del sol y del viento, produce sal para uso doméstico. Se cree que estos parajes salinos ya eran conocidos desde el Neolítico, pero a mediados del s.XX fueron abandonados, Desde 2015 en que recibieron el Premio Europa Nostra gracias a su recuperación, es una Fundación la que administra los recursos naturales y turísticos que este paisaje produce. La visita guiada a la que nos apuntamos fue toda una experiencia.  El pueblo fue fundado por Alfonso I en 1126 y concedido fuero en 1140, por lo que es la villa más antigua de Álava. Eso es lo que uno siente al recorrer sus calles repletas de casas señoriales.

En el Palacio de Añana (del s.XVII, también conocido como Palacio de los Ozpinas, hoy hotel y restaurante) tomamos un menú de 15 euros que, por elección, fue: gambones con sal de Añana (lógicamente), churrasco de ternera a la brasa y tarta de queso, más copa de vino. En una plazoleta había una escultura de una mujer salinera. 

Nevera y muralla

La calle Fray Zacarías Martínez es una de las que forman el auténtico origen de Vitoria, cuando entonces era una aldea que se llamaba Gasteiz. Desde aquí se observa algo de muralla histórica, tanto la descubierta como la recreada (en celosía de madera), en un conjunto urbano que no desentona con la zona de plazoletas y parques que la rodean. Como el llamado Espacio Martin Ttipia, que recuerda la figura del gobernador que en 1199 y durante nueve meses resistió el asedio del rey castellano Alfonso VIII, ya que los vitorianos eran fieles al rey navarro Sancho VII que, finalmente, les permitió rendirse ante la imposibilidad de prestarles ayuda. En la foto se ve la nevera construida hacia 1860 por el comerciante Clemente Olava para abastecer de hielo a la ciudad (con capacidad para 45.000 litros nieve). Desde estas alturas (la parte de atrás del Palacio Villa Suso) se tiene una buena vista de la iglesia de la iglesia de San Miguel (s.XIV), con su torre edificada dos siglos después a la que, a su vez, se le colocó en el XVIII un chapitel con linterna hexagonal.

Vitoria contó con tres murallas a lo largo de su historia. La más antigua es del s.XI y hubo una restauración en los años sesenta del s,XX al lado del Palacio Esquivel con un arco. Además de San Miguel, las otras dos iglesias a visitar son las de San Vicente y San Pedro. Estas tres torres y la de la Catedral de Santa María, forman el auténtico skyline de Vitoria.

Museo BiBat

Esta escultura de mármol blanco representa a una dama vestida con una ropa interior de lino y otra exterior de lana. Se encontró en 1845, sin cabeza ni manos, en una finca de lo que ahora es la ciudad romana de Iruña-Veleia. En el año 1983, en las obras de acondicionamiento de unos terrenos de la fábrica Michelín, a las afueras de Vitoria, apareció la mano izquierda. No se sabe con certeza qué diosa es. Está datada en el s.II d.C. Espátulas del neolítico, cerámicas en forma de caja de la Edad de Hierro, broches de cinturón de finales del Imperio Romano o monedas de cobre y plata del s.XIII, completan el paseo.

Es una de las sorpresas que ofrece el Museo de Arqueología de Álava, la mitad del Museo BiBat (en euskera DosUno), en la calle Cuchillería de Vitoria, en un edificio moderno de tres plantas abierto en 2009. La otra mitad corresponde al Museo Fournier de Naipes, que ocupa el antiguo Palacio Bendaña, edificio renacentista del s.XVI. En el año 1870 llega desde Burgos Heraclio Fournier para abrir su empresa de fabricación de naipes. Su nieto Félix Alfaro Fournier, heredero de la empresa y coleccionista de cartas y barajas, reunió a lo largo de su vida todo un patrimonio que es el que se expone aquí. 

Catedral de Santa María

La catedral de Santa María de Vitoria es pequeña y fea por fuera (porque tiene una serie de añadidos que la han dejado sin personalidad y, además, a principios del s.XX se construyó otra catedral más espectacular en la zona del Ensanche). Sin embargo, este viejo edificio con una antigua historia escondida, está siendo sometido a un proyecto de restauración que ha sido muy bien valorado por instituciones sociales y culturales. Mientras tanto, se puede visitar (y te llevan por el subsuelo y por las galerías altas de las naves). Comenzó a construirse allá por el 1200 y desde entonces tiene una serie de edificaciones en distintos estilos. Su pórtico del s.XIV tiene una fachada tripartita y está cerrado y protegido. La torre se levantó entre los s.XVI y XVIII y tiene cornisa sobre la que va el cuerpo octogonal donde está el campanario, a su vez cubierto de un chapitel de teja plana. La nave central tiene bóvedas ojivales y está iluminada por ventanales. 

Un buen sitio para comer en Vitoria es La Regadera, donde probamos unas pochas con bacalao y almejas que estaban para chuparse los dedos. En el postre, gelatina de Gin-tonic con sorbete de limón.

Vitoria

La capital de Álava y del País Vasco es una agradable ciudad para pasear llena de rincones y plazoletas donde observar el pulso de la vida social y comercial. Fundada en 1181 por Sancho VI de Navarra sobre la base de lo que era una aldea denominada Gasteiz que tenía tres calles. A lo largo de la Edad Media se le añaden calles a los lados (conformando una especia de almendra) y se le construye murallas. Actualmente, el nombre oficial de la ciudad es Vitoria-Gasteiz y su rincón más popular es la Plaza de la Virgen Blanca (foto), que tiene en el centro un monumento dedicado a la Batalla de Vitoria, un episodio de la guerra de la Independencia que ocurrió en 1813. Al fondo se ve la iglesia de San Miguel, del s.XIV, en cuyo pórtico hay una imagen de la la Virgen Blanca, que es la patrona de la ciudad. 

Es el punto que separa el casco viejo de la zona denominada Ensanche, donde Vitoria creció en el s.XIX, con unas calles elegantes con residencias para la clase media alta y muchos comercios (por ejemplo, en Eduardo Dato está la famosa confitería Goya fundada en 1886). Lo mejor de Vitoria son sus bares de pintxos: Toloño (tosta de anchoa y boquerón), Al Tulipán de Oro (chorizo al infierno), Sagartoki (crujiente de huevo con patata y bacon), PerretxiCo (tartar de vaca con salsa española servida en vacuna), Saburdi (txangurro gratinado con pimentón de la Vera), Idoia (pimiento relleno de hongos)...

Poblado de la Hoya

Al lado de Laguardia, se encuentra el Poblado de la Hoya, el yacimiento celtíbero más importante del País Vasco, con una historia que abarca desde la Edad de Bronce (hace 2300 años)  hasta el 250 a.C., que fue cuando se abandonó y sus habitantes se trasladaron hasta el cerro donde se sitúa hoy Laguardia, por las pistas que ha dejado el Estanque descubierto en 1998. Fue descubierto en 1935 a raíz de las labores propias de remover la tierra y encontrar trozos de cerámica. Fue ocupado por la tribu de los berones y parece ser que en el s.IV a.C. sufrió una invasión y un incendio, pero fue restaurado y tuvo vida cien años más. Hoy hay aquí un Centro de Interpretación con audiovisuales, planos y reconstrucciones.

En el Museo Arqueológico de Álava, en Vitoria, se puede contemplar una funda de puñal bellamente decorada, encontrada en la zona de cementerio, donde era habitual enterrar junto a los cuerpos objetos relacionados con su vida. También se encontraron piezas de cerámica talladas en forma de cajas con cuatro patas.

Viana

Paseando por Labraza mantuvimos una conversación con un hombre que vivía allí y que nos recomendó que nos acercáramos a Viana (Navarra), una ciudad con mucha historia, distante apenas 9 kilómetros y donde murió César Borgia, "hombre del Renacimiento culto y perverso", nos dijo. Viana conserva parte de sus murallas y muchas casas blasonadas. La iglesia de la Asunción tiene su origen en el s.XIII . Es una iglesia gótica de tres tramos con dibujos al temple de José Bravo en los techos del altar mayor, sobre un retablo del s.XVII. En la capilla de San Juan del Ramo, hay pinturas de Luis Paret en su bóveda (del XVIII, como las de la capilla mayor) Su portada meridional (foto) es toda una explosión de decoración manierista. También visitamos las ruinas consolidadas de la iglesia de San Pedro y la Plaza del Coso, preparada ya para acontecimientos taurinos. 

En la Cafetería El Portillo (en los bajos del Palacio de Pujadas) tenían un menú de 14,50 del que elegimos alcachofas con jamón, merluza al horno y cuajada con miel, acompañado de una jarra de vino rosado delicioso. A las puertas de la Asunción, en mitad de la calle, para que la pise la gente, estaba la tumba de César Borgia.

Labraza

Labraza es una de las villas amuralladas de Álava. Parece ser que las murallas y los torreones son del s.XV, salvo un acceso, porticado, construido en el XVIII (que es una atalaya de una altura de 600 metros desde la que se divisa el valle del Ebro). La mayoría de las casas son del s.XVI, casi todas restauradas elegantemente. Una señora que venía de comprar el pan nos dijo que en Labraza parecía que había más vecinos de los que eran porque todas las casas tenían dos puertas. Como está levantada en un cerro, da la sensación de villa-fortaleza (de hecho históricamente fue zona defensiva militar). La iglesia de San Miguel se edificó en estilo gótico tardío (XVI) y fue modificada en los siglos siguientes. Tiene un pórtico con arcos de medio punto. 

Labraza se fundó en 1196 por Sancho VII de Navarra y le dio fuero. Era un punto estratégico, frontera con el reino de Castilla. Pasear por sus calles y plazoletas es sumergirse en la Edad Media. 

La Chabola de la Hechicera

En las cercanias de Laguardia hay una ruta señalizada en la que se visita un conjunto de dólmenes situados en medio de unos paisajes espectaculares. De los nueve que recomiendan, nosotros visitamos seis (El Sotillo, Alto de la Huesera, El Encinal, Los Llanos, San Martín y el de la foto). La Chabola de la Hechicera fue descubierto en 1935 por Álvaro de Gortázar y Carlos Sáenz de Tejada y está formado por una cámara de nueve losas que marcan una forma poligonal y un corredor de cinco losas más la de cierre. Se restauró en 1974 y en 2014. Se encuentra cerca de la localidad de Elvillar.

Un dolmen es un construcción del paleolítico formado por losas que tenía como función la de sepulcro colectivo. Son piedras verticales y, encima, una horizontal. Existe la leyenda de que aquí vivían unas brujas que fueron juzgadas por la Inquisición y que por eso se oían desde Elvillar voces y cánticos. Se han encontrado restos humanos y también cerámica.

Elciego

Si hay una población dedicada al vino en Álava, ésta es Elciego.  Aquí está la fascinante Bodega Marqués de Riscal, sugerente obra arquitectónica de Frank Gehry. Y la iglesia de San Andrés, que se encuentra al borde de un desnivel próximo al río Mayor, con influencias góticas, donde destacan sus dos irregulares torres a ambos lados del pórtico. También es interesante la ermita de la Virgen de la Plaza (del s.XVIII, octogonal y con una imagen de la Virgen del s.XIV). El ayuntamiento también es del XVIII, con balcón corrido y arquería. El callejerío de Elciego te permite encontrar casas señoriales y palacetes en muchos de sus rincones.

En El Mesón de Elciego tenían un menú (a elegir) de: menestra de verduras, huevos con patatas y embuchado de cordero y arroz con leche. Lo quisimos acompañar con una botella de blanco Aladro y nos costó la fiesta 17,50 euros por persona. 

Estanque celtibérico

Además de las numerosas bodegas, el subsuelo de Laguardia contenía una maravillosa sorpresa: un estanque celtibérico que se encontró cuando estaban excavando para construir un parking allá por 1998. Tiene una antigüedad de 2100 años y una capacidad de 300 mil litros de agua para recoger las aguas de un manantial cercano. Se sabe su datación y su uso porque aquí se encontró un ara romana dedicada a la diosa celta Matres (que se encuentra en el Museo de Amigos de Laguardia). Es un pozo de 270 metros cuadrados y, con ello, se desmonta la teoría de que solo los romanos tenían conocimientos de ingeniería hidráulica. Además es, también, una explicación histórico de hacía dónde fueron los habitantes del Poblado de la Hoya (a unos pocos kilómetros) después de abandonarlo. También hay otro pozo y un aljibe medievales y un museo con audiovisuales. 

Nuestra ruta de pintxos en Laguardia fue la siguiente: solomillo de foie en Ansan Irish Tavern, cesta de patata con hongos y torrezno en Hiruko, flan de brócoli en Biazteri, tortilla de patatas (picante) en Tinín y calabacín relleno de jamón york y queso en Velar. Aquí está el palacio donde nació el célebre fabulista Samaniego.

Santa María de los Reyes

El pórtico de la iglesia de Santa María de los Reyes de Laguardia es una de las joyas del gótico español. Está construido en arenisca a finales del s.XIV. En el s.XVI se cierra para protegerlo y su policromía corresponde al XVII. Su arco tiene cinco arquivoltas, bellamente decoradas. Las figuras humanas se alternan con las decoraciones vegetales, componiendo un conjunto muy agradable de mirar. El tímpano está dividido en tres franjas horizontales adornadas con detalles de la vida de Jesús y de la Virgen (Anunciación, Visitación, Adoración de los Magos). En la franja superior, la Coronación de María. En el parteluz, la Virgen de los Reyes sosteniendo al Niño.

Laguardia, en la Rioja Alavesa, tiene debajo de sus casas unas 230 bodegas. Está amurallada desde el s.XIII y conserva hermosas puertas de entrada. Hay numerosas casas señoriales con escudos, como la Posada Mayor de Migueloa, antiguo palacio reconvertido en hotel, con origen en 1619 y hoy una de las bodegas que hacen catas y ofrecen, por ejemplo, piparras en tempura, bacalao a la riojana y tarta de queso Idiazabal (sale a unos 34,50 euros por persona incluyendo, claro, copa de crianza tempranillo).

Labastida

Nuestro viaje por Álava comenzó en Labastida, puerto de entrada a la Rioja Alavesa, tierra de vinos y de palacios. Recorrimos la calle Frontín, con sus animadas tabernas (Vanerik, Bastida´s -donde pedimos un exquisito Solagüen blanco que un señor nos recomendó en la calle-) hasta alcanzar la Plaza de la Paz donde se encuentra la iglesia de Ntra.Sra. de la Asunción (s.XVI-XVIII) con un espectacular retablo barroco. Desde allí, por la calle Mayor, repleta de casas señoriales con unos portales abiertos maravillosos, llegamos al Arco de Larrazuría y, subiendo una cuesta,alcanzamos el Arco de Toloño y la Ermita del Cristo (románica y gótica). Desde estas alturas, se ve una impresionante vista de la villa y se observa el trazado de sus murallas. El Lagar de la Mota es una reliquia de las actividades antiguas vinícolas. 

En Asador Alai probamos chorizo, morcilla, chuletillas de cordero al sarmiento y goxua (postre vitoriano de nata, crema y bizcocho). Con copa de crianza, sale a unos 24 euros por persona. Labastida quiere decir fortaleza de piedra y, efectivamente, fue plaza codiciada por Navarra y Castilla. En el s.XVI ya pasa a Álava y es cuando vive su momento de esplendor. 

El cangrejo

Al lado del Soto Playa, en el Duero, se encuentra desde el pasado mes de mayo esta curiosa escultura de un cangrejo de río. Producto íntimamente ligado a las tradiciones sorianas. Su autor es César Antón y está hecha en fibra de vidrio. Se realizó dentro del III Simposio de Esculturas del Ayuntamiento de Soria (septiembre 2021) y sus medidas son: 6 metros de larga, 5 de ancha y 4 de alta. Para su colocación, en una plataforma flotante, fue necesaria la colaboración de los bomberos y de una grúa. 

La pesca del cangrejo de río es una de las actividades más populares de la vida de los sorianos. Muchos ríos de la provincia (en su parte alta) y de más lugares de Castilla y León son el espacio donde habitan estos crustáceos. El cangrejo autóctono (ibérico), en los últimos años, debido a sobrepesca, enfermedades y contaminación está desapareciendo (por lo que no se puede pescar). Es el llamado cangrejo rojo (americano) el que se pesca (especie invasora), con licencia, mediante la técnica del cebo en retel. Se permite pescar desde una hora antes de la salida del sol hasta una hora después de su puesta. 

Fatigas del Querer

Fatigas del Querer es una taberna situada en la calle de la Cruz, 17 y está decorada con el aire y el ambiente de Andalucía, incluidas maravillosas reproducciones en azulejos de cuadros de Julio Romero de Torres. Debe su nombre al estribillo de la bulería "Dame un poquito de agua" que inmortalizó Camarón de la Isla acompañado de la guitarra de Paco de Lucía. A lo largo del siglo pasado tuvo distintos dueños y periodos en que estuvo cerrada, pero fue en 2006 cuando se le dio el impulso para convertirla en un pedazo del Sur en Madrid. Su fachada con dibujos de las diosas clásicas llamadas Vinos y Viandas, pintadas sobre fondo amarillo es una invitación a pasar a un rincón tranquilo donde disfrutar de la música flamenca que siempre suena en el ambiente. A no ser que vayas a una hora punta y esté llena de turistas, claro.

Tienen salmorejo cordobés, ensaladilla rusa, croquetas de jamón, chipirones a la plancha, rabo de toro estofado y gambones a la plancha o al ajillo. Me senté en una mesa, un camarero muy amable me trajo mi caña (con unos trocitos de chorizo de cortesía) y me pedí una ración de tortillas de camarones (cuesta 6,50 euros). La barra es de madera labrada y en sus paredes hay pinturas al fresco y un par de esculturas talladas imitando los mascarones de proa de los barcos.

Almohadillado florentino

El Palacio de los Duques de Medinaceli en Cogolludo (Guadalajara) es de estilo renacentista y fue construido a finales del s.XV. para Luis de la Cerda, I Duque de Medinaceli. Es una obra diseñada por Lorenzo Vázquez Segovia, de inspiración italiana. Su fachada tiene la decoración almohadillada florentina y ventanas (seis) divididas por una columna. La portada está adintelada y tiene frontón. Encima está el escudo de la casa de Medinaceli abrazado por dos figuras con cuerpo de mazorca de maíz (planta que vino de América). Una restauración finalizada en 2012 ha consolidado dos patios (principal, con una hermosa galería de arcos y balconcillo con decoración plateresca, y de servicio), los jardínes y la tapia. Se ha descubierto una fuente y en una de las estancias hay una chimenea con adornos gótico-mudéjares.

En la visita guiada te explican la teoría de que Cristóbal Colón pudo nacer en Espinosa de Henares (Guadalajara), hijo de doña Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona, y presentado a los Reyes Católicos por mediación del I Duque (sobrino del poderoso Cardenal Mendoza). No nos vinimos de Cogolludo sin comprar unos mantecados de naranja de La Panadería de Palacio.

Torre en lo alto

La iglesia de Santa María, en Cogolludo (Guadalajara), es una construcción de la primera mitad del s.XVI con tres naves (la central más ancha) separadas por pilares cilíndricos. Las bóvedas de crucería de los techos tienen espectaculares nervaturas de trazas del gótico tardío. La portada principal del templo es renacentista, con remate de frontón triangular, y está precedida de un atrio con escalinata y rejas. Adosada a un lateral de la nave se sitúa la torre, formada por cuatro cuerpos. En lo más alto hay un chapitel forrado de plomo y pizarra con una bola y una cruz arriba.

En su interior hay un cuadro de José de Ribera, Preparativos para la crucifixión (hacia 1630), ya que el Virrey de Nápoles (donde trabajaba el pintor) era el duque de Alcalá y le hizo muchos encargos. En 1986 unos desconocidos entran en la iglesia y roban el cuadro. Ocho meses más tarde la policía intercepta una furgoneta cerca de Bilbao y recupera la obra. Aunque en la época se dijo que el robo tenía que ver con operaciones terroristas, parece ser que el plan había sido preparado por el famoso ladrón de obras de arte Erik el Belga. La iglesia de Santa María se alza en la parte más alta de Cogolludo, al lado de lo que queda de su castillo. Muy cerca, según la creencia popular, la iglesia de San Pedro es refugio de cualquier delincuente que quiera encontrarse a salvo de la autoridad.

Galve de Sorbe

En la Sierra Norte de Guadalajara se encuentra Galve de Sorbe, pueblo de tradición nobiliaria. Su Plaza Mayor tiene en el centro un rollo del s.XVI (picota gótica, lugar de ajusticiamiento de los reos). Su ayuntamiento es aportalado y a lo largo del pueblo se ven casonas del s.XVIII. En su día el pueblo fue propiedad del Infante Don Juan Manuel y de los condes de Galve. La iglesia de la Asunción tiene origen en el XVI, pero tiene muchas reformas posteriores. Su puerta tiene tejadillo sostenido por dos columnas. 

En lo alto de un monte destaca su espectacular castillo, con su gran torre del homenaje, con pequeñas torres vigías en las esquinas. Llama la atención el dominio que se tiene desde ahí del valle del Sorbe y de la Sierra de Pela. Su interior tiene 5 plantas. En el s.XV su dueño era Diego López de Zúñiga y en el XVI, Baltasar Gastón de Mendoza, el primer conde de Galve. Hay una tradición ancestral de danzantes con colorido vestuario. 

Día de las ofrendas

Hasta el 10 de junio puede visitarse en la Galería Éboli de Madrid (Plaza de Ramales s/n) la muestra Arte Naïf Europeo 2022, que reúne a lo más importantes pintores de este estilo. Como complemento, siempre hay un país no europeo invitado, que ocupa una parte de la exhibición para tener una muestra más universal de la forma y la temática de este tipo de cuadros. En esta ocasión es Brasil, con pintores de Sao Paulo y Salvador de Bahía. 

Zeki França, nacido en Salvador en 1979, comenzó a pintar de jovencito influido por su abuelo, su padre y su hermano. Apasionado de la cultura popular de su tierra, intenta con sus pinturas plasmar la belleza y transmitirla para preservarla. Como estas bahianas que se reúnen en una plaza para una ceremonia de cánticos y danzas en las que ofrecen a los dioses sus flores en señal de gratitud. 

Ambientes amables

Después de dos años de parón, de nuevo tenemos en la Galería Éboli de Madrid (Plaza de Ramales s/n), una ventana abierta al mundo de la inocencia, la bondad, la alegría de vivir y el disfrute de las gentes en ambientes amables. Es la muestra Arte Naïf Europeo 2022, que congrega a 39 pintores europeos (dos cuadros cada uno) y, como es habitual, el complemento de 8 artistas procedentes de Sao Paulo y Salvador de Bahía (Brasil) como país invitado en esta ocasión. La directora de la exhibición, y también pintora, Amalia Fernández de Córdoba se apunta un año más un tanto positivo al permitir mostrar en la capital de España todo un festival de luz y color de las distintas tendencias y posibilidades de este tipo de pintura nacida en las vanguardias capitaneadas en París por Rousseau a principios del siglo XX. Los cuadros pueden verse hasta el 10 de junio.

En la foto, dos obras de Ada Breedveld, de Holanda. que nos hablan del amor de las madres por los niños. Jardines, bosques, plazoletas, mercadillos o festejos populares suelen ser las temáticas de este tipo de cuadros. 

Cantalojas

Situado en la Sierra Norte de Guadalajara, Cantalojas es un pueblo que llama la atención por las losas de pizarra con las que están construidas sus casas (combinándolas con piedra caliza). Está incluido en la llamada ruta de los Pueblos de Arquitectura Negra (por el color de la pizarra). A su vez, es una de las puertas de entrada al Hayedo de Tejera Negra, uno de los más meridionales de Europa, integrado en un parque natural de indiscutible valor ecológico. Aquí estuvimos en el restaurante El Hayedo, donde probamos unos calamares a la romana, unas chuletas de cordero lechal y una tarta de queso, acompañado con copa de ribera, con un coste de unos 29 euros por persona (precio de la carta).

En 1999 se rodó aquí la película Flores de otro mundo, de Icíar Bollaín, sobre una caravana de mujeres en busca de pareja para empezar una nueva vida. La iglesia tiene pórtico protegido por atrio, ábside de cabecera plana y torre campanario. 

Villacadima

La iglesia de San Pedro de Villacadima es un ejemplo del románico rural que encontramos en el norte de Guadalajara, en la zona de la Sierra de Pela. Con origen en el s.XII (su espléndida portada), fue totalmente renovada a partir del s.XV. Tiene tres naves separadas por arcos apuntados (lo que debió motivar el traslado de la puerta a su actual ubicación) y cuenta con sacristía y torre. Una vez traspasado el muro del atrio del s.XVI, observamos el acceso al templo con arco de medio punto dispuesto en cuatro arquivoltas: la primera (la más interior) es polibulada con una flor en un círculo, la segunda dibujos en zigzag, la tercera está decorada con perfil achaflanado y la cuarta tiene esculpidos unos bellos tallados en ondulaciones. Las columnas que sostienen las arquivoltas tienen capiteles con unas líneas estriadas muy originales. Un canecillo con unas llaves cruzadas hace alusión al titular de la parroquia. 

Villacadima, aldea deshabitada, muestra en su estratégico entorno la restauración y adecentamiento de algunas de sus viviendas. 

Campisábalos

La iglesia de San Bartolomé de Campisábalos es una de las joyas del románico de Guadalajara. Se encuentra situada en las inmediaciones de la Sierra de Pela y es una digna representante del románico rural que, en esta zona, tiene unas influencias decorativas del mudéjar. Construida en el s.XII tiene en la cabecera un ábside con dos columnas rematadas con capiteles que forman tres cuerpos con ventana en cada uno. Son muy curiosos los canecillos con escenas de animales y seres grotescos. En el muro meridional hay un pórtico con gruesas columnas que protegen la entrada, una puerta con cinco arquivoltas decoradas, con la interior polibulada (moldura con muescas) y con una flor en cada dovela. Torre y sacristía del s.XVI modificaron el plano original románico.

Adosada a la iglesia se encuentra la Capilla de San Galindo, también del s.XII (cabecera) y nave siglo posterior, cubierta con bóveda de medio cañón y puerta similar a la de la iglesia. En el ábside hay un óculo circular (que da al pórtico de la iglesia) tallado con filigranas mudéjares  Un caballero con poder (fundador de un hospital) mandó construir su capilla para que se le recordara. Es en el muro sur donde se encuentra uno de los motivos más interesantes: un mensario o calendario agrícola donde están esculpidas las labores de los doce meses del año, además de un combate entre dos caballeros y una escena de caza. 

Viento preso en el aire

La parte más antigua del monasterio de San Polo, de la que queda poco, es del siglo XII. Era el claustro y solo se puede apreciar la puerta. En el siglo siguiente se construye un edificio ya en estilo gótico y es entre los años 1586-1590 cuando se habilita un pequeño túnel para facilitar el paso hasta la ermita de San Saturio, con arcos apuntados abiertos en dirección norte y sur y decorados con perlas entre dos molduras. 

"...el viento preso en el aire

llega por los soportales 

del Collado

da la vuelta

por la plaza de Herradores

se me pierde hacia la nave

de San Juan de Rabanera

pila bautismal de mi agua primera

de mi primera sed

penetra bajo los árboles de la Dehesa

baja al Duero

por los arcos templarios

por San Polo

por la sierra de Santa Ana

San Saturio

bajo su capa de hielo

huele a cera

de las velas encendidas en la ermita

el matorral de la presa

y el molino

en los huecos

de los álamos desnudos

los jilgueros..."

(Del libro Una noche de invierno, Concha de Marco, 1974)