domingo, 16 de febrero de 2020

Escuchar los pensamientos


"A la hora en la que el sol se encontraba en el cenit del cielo, por sus venas corrían ríos de fuego. Sus cabezas eran copias exactas de aquel espejo dorado. No se miraban los unos a los otros, pues tenían miedo de ver reflejados en los demás sus propios tormentos.
Hasta que, al final, la cabeza de Harry Robarts se volvió opaca por el intenso calor del sol. Había adoptado la forma y la materia de un enorme y resplandeciente gong de bronce.
-No quiero quejarme -farfulló con voz entrecortada-, pero esto no se acaba nunca.
Entonces, notó un intenso dolor.
-¡Oh. Dios mío! -gritó, y un estruendo broncíneo resonó a través de los múltiples círculos de silencio.
-¡Escuchen! -dijo Voss- ¿No han oído un ruido en la distancia?
Sus labios apenas podían articular las palabras.
-Son mis pensamientos. Llevo escuchándolos un buen rato -dijo Le Mesurier sin alzar la vista del paisaje desolado al que sus ojos ya se habían acostumbrado. Con aquello le bastaba.
-Son los demonios -aulló Harry Robarts, rodando sobre un corcel de fuego macizo."

(Voss, Patrick White, 1957)

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