domingo, 1 de marzo de 2020

Cierta conducta


"Y así retomaba su vida feliz y ordenada. Se decía a sí misma que era muy afortunada en todo, y especialmente por encontrarse en Sídney, lo que le había dado la oportunidad de volver a disfrutar de la compañía de su prima, que los domingos siempre venía a almorzar dando un paseo y que algunas tardes se permitía el lujo de alquilar un coche para tomar el té y disfrutar de una velada musical.
Aunque sus vidas tan dispares habían incrementado aún más las diferencias de personalidad entre ambas mujeres, las primas seguían queriéndose mucho. Belle era conocida por su generosidad y amabilidad desbordantes. Era capaz de acatar las sugerencias más desagradables si pensaba que con ello no hacía ningún mal y que así gozaría del favor de los otros. No dedicaba ni un segundo de su tiempo a pensar qué opinarían los demás de ella, porque la idea de que alguien pudiera no tenerla en alta estima ni siquiera cruzaba su mente. Laura, por otra parte, era adusta. En realidad, prefería no gustarles a los demás. Es por la vida que lleva en el colegio, decía la señora Radclyffe a modo de excusa ante sus amigas; una directora debe adoptar cierta conducta. Y es que, al morir las señoritas Linsley, Laura Trevelyan había heredado la Academia para Jovencitas que lindaba con Surrey Hills."

(Voss, Patrick White, 1957)

1 comentario:

  1. Que bien escribe. Está en las antípodas de Russel Gibson:
    http://unoylosdemas.blogspot.com/2012/05/paisaje-para-una-novela-22.html

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