jueves, 24 de marzo de 2011

Arte Naïf Europeo



Los escenarios habitados por personajes despreocupados y felices son, a menudo, la temática de los cuadros naïf. Mercados, escaparates, plazoletas, huertos, cruces de caminos, ferias, praderas, playas o jardines. La ingenuidad de las estampas donde lo real tiene un pulso inquietante con lo imaginado es toda una fuerza sensual que nos anima a asomarnos a esos cuadros generalmente repletos de color.

Por octavo año consecutivo, la galería Éboli de Madrid ofrece en sus misteriosas y mágicas salas del palacete de la Plaza de Ramales (las antiguas caballerizas) una muestra con 68 artistas de 19 países europeos (a dos obras por autor), donde podemos contemplar el panorama actual de este tipo de pintura. También, como contrapunto, un país no europeo invitado: este año Guatemala (8 pintores).

Bruno Epple, Jean-Pierre Lorand, Inge Selmer, Charlotte Lachapelle, Manuel dos Santos Castro, Lena Koski o Dragan Mihailovic nos cuentan sus sueños y los transforman en imágenes: una mujer pelirroja asomándose entre una pradera de flores, la calma de un paseo en bicicleta a las orillas de un río, vendedoras de frutas y verduras, un París nocturno de color violeta, un abuelo contando cuentos, unas vacas pastando bajo un cielo rojo o un encuento al atardecer de vecinos amables en un paisaje nevado.

En la foto, el cuadro Charlot en Canalejas de Tito Lucaveche: el costumbrismo de una tienda real con sus bombones y sus caramelos perfectamente ordenados en los aparadores se mezcla con la fantasía de ver a Charlie Chaplin en una de las escenas más populares de La quimera del oro. Pero ¿dónde empieza y dónde acaba lo vivido y lo soñado?.

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